Política

Argelia

Buteflika cede a las protestas y renuncia a la reelección

Tras más de dos semanas de manifestaciones multitudinarias, el presidente de Argelia nombra a un nuevo Gobierno y promete una conferencia nacional para redactar otra Constitución.

Carteles del presidente argelino, Abdelaziz Buteflika, este lunes en Argel (Argelia) / Foto: Efe
Carteles del presidente argelino, Abdelaziz Buteflika, este lunes en Argel (Argelia) / Foto: Efelarazon

Tras más de dos semanas de manifestaciones multitudinarias, el presidente de Argelia nombra a un nuevo Gobierno y promete una conferencia nacional para redactar otra Constitución.

Cediendo finalmente a una parte de las demandas populares, el presidente de Argelia, Abdelaziz Buteflika, anunció ayer que no optará a un quinto mandato presidencial y que las elecciones inicialmente previstas para el 18 de abril quedan anuladas. La decisión del «rais» se produjo después de que su país haya vivido a lo largo de las últimas tres semanas movilizaciones multitudinarias en contra de su voluntad de mantenerse en el cargo y del régimen que encarna. Un día después de que el jefe del Ejército, Ahmed Gaïd Salah, afirmara que los militares y el pueblo argelinos comparten «una visión única del futuro de Argelia», lo que supuso su guiño más que evidente a los manifestantes.

«No habrá un quinto mandato y nunca estuvo en discusión para mí», señaló el presidente en su primer discurso. «Ante mi estado de salud y mi edad, mi deber último con el pueblo argelino será contribuir a la fundación de los cimientos de una nueva República, como parte del nuevo sistema argelino que todos deseamos ver», explicó el mandatario.

Buteflika, que a principios de marzo cumplió 82 años, ha presidido Argelia desde 1999, pero desde que sufrió un derrame cerebral en 2013 sus apariciones en público han sido muy esporádicas y siempre en un estado de salud visiblemente deteriorado.

Además de su decisión de no concurrir a las próximas elecciones, Buteflika prometió llevar a cabo una profunda reestructuración del Gobierno, tras lo que el polémico primer ministro del país, Ahmed Ouyahia, presentó su dimisión. En su lugar, el «rais» encargó al ex ministro del Interior Noureddine Bedoui, que no forma parte de su círculo más cercano, la formación de un nuevo Ejecutivo, que contará con el diplomático Ramtane Lamamra como viceprimer ministro, un cargo nuevo que fue creado ayer a golpe de decreto presidencial.

«Con la perspectiva de [generar] una mayor movilización de las autoridades públicas y de mejorar la eficacia de la acción del Estado en todos los ámbitos, decidí introducir cambios importantes en el gobierno», justificó el octogenario presidente. Paralelamente, Buteflika anunció que unas nuevas elecciones presidenciales tendrán lugar después de celebrarse una conferencia nacional inclusiva e independiente. Asimismo, prometió introducir más reformas políticas y económicas, y señaló que se redactaría una nueva Constitución que deberá ser votada por el pueblo en un referéndum.

La batería de medidas anunciada por Buteflika llegó tan solo un día después de que el presidente aterrizara al país procedente de Suiza, donde había estado ingresado las dos semanas anteriores para realizar un chequeo médico que no se especificó.

En la calle, el anuncio de Buteflika fue recibido con tímidas celebraciones en distintas ciudades del país, pero muchos argelinos se mostraron recelosos desde el principio. En este sentido, la confianza en Buteflika y el régimen parece rota; muchas de las promesas lanzadas ayer carecen de una hoja de ruta precisa, y el «rais» no justificó de ninguna manera en base a qué se mantendrá en el cargo una vez expire su mandato a finales de abril.

«No sé cómo sentirme ahora mismo», expresaba desde la capital del país a LA RAZÓN Lotfi, un joven que ha participado en las protestas desde el principio. «Tengo la impresión de que las protestas han sido exitosas, y que ahora [el régimen] no va a sentirse inmune», agregó, «pero no creo al Gobierno y pienso que lo que buscan es ganar tiempo para pensar cómo pueden mantenerse en el poder de otra forma».

«No es una verdadera victoria», coincidía en declaraciones a este periódico Raouf Farrah, uno de los fundadores del colectivo juvenil Jóvenes Comprometidos por Argelia, que detalló que «es una trampa, ya que no ha anunciado un aplazamiento de las elecciones como pedía la calle sino su anulación, de modo que con este escenario [Buteflika] podría seguir siendo presidente hasta [que se celebre] la conferencia nacional».

Tras la masiva manifestación que vivió Argelia el pasado 1 de marzo, muchas de las organizaciones que tradicionalmente habían apoyado al presidente Buteflika y le habían ayudado a articular parte de la sociedad empezaron a fracturarse o directamente a distanciarse del régimen, lo que erosionó su legitimidad gradualmente.

Jueces y militares en contra

Aumentando aún más esta presión, ayer un grupo de más de mil jueces anunció que rechazarían supervisar las elecciones convocadas en abril si Buteflika mantenía su candidatura e informaron de que se encontraban en proceso de formar una asociación para «restaurar el don de la justicia» en Argelia. El movimiento de los magistrados, que por primera vez desde que estallaron las protestas en el país se sumaron también a algunas manifestaciones junto a grupos de abogados, suponía un duro revés para Buteflika, puesto que aunó en su contra a la columna vertebral del sistema judicial argelino, que hasta ahora se había mantenido parcialmente al margen.

Las Fuerzas Armadas, por su parte, han permanecido durante todo el transcurso de las protestas en las barracas. El pasado viernes, sin embargo, su revista «El Djeich» difundió un editorial en el que sugería su apoyo a los manifestantes, al destacar la unidad entre los militares y el pueblo argelinos, en la misma línea que Gaïd Salah hizo el pasado domingo.