Conflicto bélico

Camboya despliega este sistema de armas soviético y su origen se encuentra en la Segunda Guerra Mundial

La tensión se desborda en el sudeste asiático: Tailandia y Camboya protagonizan la mayor escalada bélica en más de una década

Lanzacohetes múltiple ruso BM-21 Grad de 122 mm en Donetsk
Lanzacohetes múltiple ruso BM-21 Grad de 122 mm en DonetskRUSSIAN DEFENCE MINISTRY PRESS SAgencia EFE

Los enfrentamientos armados entre Tailandia y Camboya alcanzaron una intensidad no vista en más de una década, con un continuo intercambio de fuego de artillería pesada y cohetes a lo largo de su disputada frontera. Las hostilidades, recrudecidas desde el pasado jueves y que frenaron en su escalada tras el acuerdo para no desplegar más tropas en la frontera, han provocado ya más de una treintena de víctimas mortales, incluyendo civiles.

Esta escalada de violencia ha tenido un impacto humanitario considerable, forzando a más de 300.000 residentes de las zonas colindantes a abandonar sus hogares en busca de refugio. El masivo desplazamiento subraya la gravedad de la crisis que se desarrolla en el sudeste asiático.

Lo que comenzó como escaramuzas localizadas ha derivado en una confrontación que ha ido en aumento, empleándose desde armamento ligero hasta sofisticados sistemas de cohetes y aviones de combate. Este aumento en el tipo de armamento desplegado indica una preocupante espiral en un conflicto bilateral que tiene raíces históricas.

El recrudecimiento de las hostilidades

Las autoridades tailandesas han reportado combates en doce puntos distintos a lo largo del límite fronterizo, reanudándose a primera hora del viernes 25 de julio tras los incidentes del día anterior según Interesting Engineering. El ejército de Tailandia denunció el bombardeo sostenido con artillería de campaña y sistemas de cohetes BM-21 por parte camboyana, a lo que Tailandia respondió con fuego de apoyo. El primer ministro en funciones tailandés, Phumtham Wechayachai, advirtió que la agresión "podría derivar en una fase de guerra".

La escalada se produce tras semanas de tensiones latentes por la disputa territorial, agravadas cuando cinco soldados tailandeses resultaron heridos por una mina el pasado miércoles, el segundo incidente en una semana. Tailandia acusó a Camboya de su colocación, imputación negada por Phnom Penh, lo que llevó a la retirada de embajadores y al anuncio de la expulsión del enviado camboyano.

Militarmente, las fuerzas aéreas tailandesas movilizaron aviones F-16 para ejecutar ataques aéreos sobre objetivos en Camboya. Paralelamente, los cohetes camboyanos alcanzaron zonas civiles en la frontera tailandesa. Tailandia ha confirmado quince fallecidos, catorce de ellos civiles y un niño de ocho años, y 138.000 residentes evacuados debido a la violencia.

En Camboya, se han evacuado 20.000 personas en la provincia de Preah Vihear, y en Oddar Meanchey se ha reportado un civil muerto, cinco heridos y 1.500 familias desplazadas. El ministro de Sanidad tailandés denunció que un hospital en Surin fue alcanzado, calificándolo de "crimen de guerra". El Ministerio de Cultura camboyano, a su vez, señaló "daños sustanciales" al templo de Preah Vihear, un lugar declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Las raíces políticas y la respuesta internacional

La frontera, que se extiende a lo largo de 817 kilómetros, ha sido motivo de disputa constante debido a reclamaciones que se solapan y que tienen su origen en mapas de la era colonial, generando violencia periódica. El actual conflicto se ve complejizado por el sentimiento nacionalista y la persistente influencia de antiguos líderes políticos en ambas naciones.

En Camboya, Hun Sen, quien gobernó el país durante casi cuarenta años, mantiene una figura política dominante, a pesar de haber cedido el poder a su hijo Hun Manet en 2023. De manera similar, en Tailandia, Thaksin Shinawatra, antiguo primer ministro, aún ejerce una notable influencia, especialmente después de que su hija Paetongtarn asumiera el cargo de primera ministra en 2024.

Thaksin afirmó en redes sociales haber recibido ofertas de mediación internacional, pero prefirió posponerlas, indicando la necesidad de "dejar que el ejército tailandés haga su trabajo y dé una lección a Hun Sen". Hun Sen respondió en Facebook acusando a Thaksin de promover la guerra, achacando la "agresión militar de Tailandia" a su "tono belicista", con la consecuencia de sufrimiento para la población.

La intensificación del conflicto ha generado una preocupación palpable en las principales potencias globales, incluyendo Estados Unidos y China, que poseen intereses estratégicos en la región. El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas ha programado una reunión de emergencia para abordar la grave situación. Tommy Pigott, portavoz adjunto del Departamento de Estado de EE. UU., expresó "grave preocupación" e instó a un "cese inmediato de hostilidades". China manifestó "profunda preocupación" y su compromiso para "promover la paz y el diálogo".