Unión Europea
Canadá o la OMC
El foco de la segunda etapa de las negociaciones será, evidentemente, el comercio y David Davis, el negociador de Reino Unido, quiere que el acuerdo sea mejor que el logrado recientemente con Canadá. Debería ser posible, ya que tanto Reino Unido como la UE están comenzando desde una posición del mismo conjunto de regulaciones. Dado que el acuerdo final debe ser ratificado por los Veintisiete, así como por el Parlamento Europeo, hay un amplio margen para que uno o más países busquen ventajas. Ya ha sucedido con Irlanda, que exigía que el Ulster permanezca en la UE al salir Reino Unido. Afortunadamente, Bruselas se apoyó en ello y se logró un acuerdo en el último minuto.
Cuando se firme el tratado, tendrá que ser entre Reino Unido y la UE. May se vio muy debilitada por la pérdida de su mayoría parlamentaria, pero, paradójicamente, esto le ha fortalecido, ya que si Michel Barnier y la UE la presionan demasiado, podrían derribar a su Gobierno y colapsar la negociación. Podría dar un golpe de la líne dura «tory» produciendo una situación en la que Reino Unido se vaya sin pagar la factura de divorcio. Si esto sucediera, la relación comercial volvería a las reglas de la OMC, que no crearían grandes barreras al comercio.
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