Coltán

Casi 6 millones huyen de sus hogares en el Congo y los rebeldes bombardean los campos de desplazados

Los rebeldes del M23 tomaron la semana pasada la zona minera de Rubaya y amenazan con abrir una vía de comercio con Ruanda

People gather at the side of an explosion in a refugee camp on the outskirts of Goma, Democratic Republic of the Congo, Friday, May, 3, 2024. The Congolese army says a bomb at a refugee camp in eastern Congo has killed at least 5 people, including children. An army spokesman blamed the attack at the Mugunga refugee camp in North Kivu on a rebel group, known as M23, with alleged links to Rwanda, in a statement provided to The Associated Press. (AP Photo/Moses Sawasawa)
Campo de desplazados en República Democrática del Congo.ASSOCIATED PRESSAgencia AP

Prosigue la guerra ignorada en el este de República Democrática del Congo. Sigue muriendo gente inocente: niños, mujeres y hombres adultos, fuertes, jóvenes y desarmados. Continúa el conflicto de baja intensidad que enfrenta al ejército congoleño contra el grupo rebelde M23. El M23, que numerosos informes de Naciones Unidas señalan que está siendo financiado por el gobierno de Ruanda y que recientemente definía en X su ideología como “basada en la movilización popular, la lucha contra el régimen opresivo vigente, el uso de la negociación y el mismo tiempo estar dispuesto a defender las aspiraciones democráticas del pueblo congoleño”.

La crisis de desplazados, convertida en costumbre, ha llevado a que 5.7 millones de personas hayan tenido que abandonar sus hogares en las provincias de Kivu Norte, Kivu Sur e Ituri; muchas de estas personas han buscado refugio en la ciudad de Goma, próxima a la frontera ruandesa, que actualmente puede considerarse una mezcla entre una localidad corriente y un gigantesco campo de desplazados donde los edificios se barajan con las lonas blancas y la ignominia. Según la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios, dos millones de personas viven en Goma… y 500.000 son desplazados. Entre el mes de marzo y abril, la OIM (Organización Internacional para las Migraciones) contabilizó casi 75.000 nuevos desplazados que se reubicaron al norte de la ciudad.

No hay escapatoria posible. El pasado jueves, el campo de desplazados de Mugunga fue bombardeado por el M23, resultando en la muerte de 16 personas. Otro bombardeo en un segundo campo dejó tras de sí dos fallecidos. Tanto el M23 como el ejército congoleño se acusaron mutuamente de este acto salvaje, aunque los disparos contra el campo de Mugunga fueron efectuados desde una zona controlada por el grupo rebelde y caben pocas dudas acerca de quien es responsable del ataque.

Las últimas acciones del M23 en torno a la zona minera de Rubaya exponen sus verdaderos intereses. El dinero. El coltán que precede al dinero. La búsqueda de un paso seguro que garantice el transporte de materias primas desde Rubaya hasta la vecina Ruanda. El grupo rebelde anunció hace una semana haberse hecho con el control de esta importante localidad, conocida por sus extensas reservas de coltán (material imprescindible para la fabricación de smartphones, tablets y ordenadores), aunque el portavoz del M23, Willy Ngoma, aseguró en una entrevista a la BBC que la captura de Rubaya “se debe, no a sus riquezas, sino a [nuestra intención de] expulsar al enemigo”. Lo que no quita que ya se tengan registros del M23 explotando las minas para su beneficio, igual que se han difundido a lo largo de este miércoles los primeros vídeos donde aparecen jóvenes de la zona siendo reclutados por el grupo rebelde para combatir de manera forzosa.

El periodista congoleño Daniel Michombero publicó este lunes las declaraciones de un comerciante local donde afirmaba que “todos los minerales son monitoreados [por el M23] desde la mina hasta el mostrador, nadie tiene derecho a vender sus minerales fuera de este mostrador. Durante tres días, todos los minerales que estaban en los depósitos y otros que se extrajeron han sido transportados a Mushaki [y luego] a Ruanda […]. Un kilo de manganeso pasó de 85 dólares a 50 dólares”. Michombero afirmaba además que fuentes militares aseguraron que el próximo objetivo de los rebeldes consiste en tomar la localidad de Minova (Kivu Sur) con la intención de acceder al lago Kivu (que separa RDC de Ruanda) y evacuar las materias primas al país vecino. Ya han caído las primera bombas en Minova, mientras el M23 ha aprovechado los últimos días para tomar las localidades circundantes a Rubaya.

El avance del M23 se desarrolla al mismo tiempo que la misión de Naciones Unidas en el país (MONUSCO) prosigue su retirada de la provincia de Kivu Sur, después de que el gobierno congoleño acusara a la ONU de haber permanecido desde hace más de 20 años en la zona y sin obtener resultados satisfactorios a la hora de combatir contra la violencia que se extiende. La marcha de Naciones Unidas y el fracaso reiterado de las misiones de iniciativa regional (Comunidad de África Oriental y Comunidad de Desarrollo de África Austral) ponen en duda el interés de la comunidad internacional por exterminar la crisis de forma definitiva. El rechazo de la población local contra los cascos azules, pero también contra los ejércitos africanos desplegados en los últimos años (Kenia, Uganda, Sudáfrica, Tanzania, etc.) sirve como prueba. Únicamente los militares de Burundi integrados en la misión de la CAO que tuvo lugar entre diciembre de 2022 y diciembre de 2023 han participado de forma activa en la lucha contra el M23.

La guerra prosigue en el este de República Democrática del Congo. A diario. Con muertos a diario. Asesinados. Violaciones a mujeres que no encuentran cobijo en la oscuridad. Prosigue en silencio, sin imágenes en el televisor, pero ocurre de verdad. De tanto en cuando que continúa el transporte de coltán para alimentar las baterías de nuestro teléfono.