Siria

Cayetano Martínez de Irujo: «Asad es el único responsable de los muertos y el éxodo sirio»

Cayetano Martínez de Irujo / Duque de Arjona y conde de Salvatierra. Un año después de acoger a una familia de refugiados sirios, hace balance de su situación

Cayetano Martínez de Irujo
Cayetano Martínez de Irujolarazon

Un año después de acoger a una familia de refugiados sirios, hace balance de su situación

Hace justo un año que LA RAZÓN publicó un reportaje sobre familias sirias refugiadas en España. El titular, «Prefiero vivir bajo las bombas que morir aquí debajo de un puente», y la historia de Saleh, un importante médico en su país, impactaron profundamente a Cayetano Martínez de Irujo. El duque de Arjona y conde de Salvatierra quiso ayudarlos y les ofreció casa y abrigo en su finca de Carmona (Sevilla). Hoy, sigue respaldando a Saleh, su mujer y sus dos hijos pequeños con todo lo que puede. Se le dibuja una sonrisa cuando describe que el mayor «está empezando a ser persona, a ser un niño» y se valentona cuando menciona al dirigente sirio, Bachar al Asad, para él el causante de todo el conflicto. Martínez de Irujo es ahora un defensor de la causa siria y de los cientos de miles de refugiados que abandonan un país hecho añicos.

-Un año después de haberse conmovido e indignado al leer aquel titular en LA RAZÓN, ¿cómo valora el haber conocido tan de cerca la situación de los refugiados sirios en España?

-Por un lado, me satisface y me llena de alegría el poder contribuir tan activamente en una causa que si no llega a ser por este hecho, pues por supuesto que no me hubiera implicado para nada como lo estoy haciendo. Pero por una única razón: por ignorancia. Porque la ignorancia que existe sobre esta causa concreta, concretamente de Siria en España y en Occidente es espeluznante.

-¿Cómo ha sido la adaptación de Saleh y su familia a su nuevo hogar en Carmona?

-Al principio llegaron allí y les daban miedo los animales, estar aislados, aunque sea un complejo. Tenían ese sentimiento de huir, creo que era el pánico que habían vivido. El terror, la huida, son sentimientos que todavía tenían demasiado incandescentes, pues hasta que empezaron a aterrizar y a sentir seguridad, paz, tranquilidad, un poco de armonía, pues ya empezaron a calmarse. También es verdad que la gente de la finca les ayudó bastante, les arropó mucho, les atendió en todos sus miedos y necesidades. Es lógica su postura, aunque, ¿serán mejor los animales que las bombas, será mejor los animales que la guardia gubernamental que viene y te sepulta o te encarcela? Venían con tal grado de terror, de huida, que hasta que no empezaron a ver un poco de normalidad, tranquilidad y cariño alrededor pues empezaron a adaptarse, a tener un poco de tranquilidad. A día de hoy están muy contentos y muy tranquilos.

–A pesar de estar respaldado por usted y ser una eminencia en urología en Siria, a Saleh no le convalidan la carrera y no puede ejercer en España...

–Lo sé, tiene mucha ilusión. Hasta el punto de que le organicé recientemente la posibilidad en Paraguay de ejercer como médico. Que se fuera y, una vez que estuviera asentado, que se llevara al resto de la familia. Aunque entiendo que después de todo lo que han pasado, y ahora están tan tranquilos en un sitio estable, en un pueblo como Carmona, que es una localidad muy completa y agradable... Pues comprendo que irse al otro lado del mundo no sea una opción. Pero es que en España no hay salida. No la hay. En las próximas semanas iré a hablarlo con ellos. Creo que tienen pensado montar una tienda. Algo saldrá, lo más importante es que están seguros y contentos. Es que el hijo mayor empieza a ser persona. Ya está integrado, ya tiene vida. Le ha cambiado la expresión de la cara, le ha desaparecido el pánico. Ha sido muy importante su escolarización.

–Saleh también tuvo que sacarse otra vez el carné de conducir, que lo ha hecho gracias a usted. ¿Qué le parece el sistema que pone tantas trabas y obstáculos a los refugiados sirios?

–Es una vergüenza. Hay que decirlo. En este país que tanto se presume de refugiados, además de que no hemos acogido ni a la décima parte de lo que nos corresponde y de lo que nos comprometimos, lo que me parece algo vergonzoso, es que no tienen posibilidad de integrarse con sus propias profesiones y preparación. Estamos hablando de gente muy educada, con unas titulaciones y una amplia experiencia profesional y ni eso: ni posibilidad de trabajo ni nada. Con esta situación, entiendo que no queramos acoger refugiados porque es un gran problema. Dicen los políticos españoles que somos el cuarto país de Europa en aceptación y recogida de refugiados, no me lo creo. Es mentira.

–Con su acto tan solidario, ha removido conciencias... ¿Qué siente cuando ve a los refugiados bloqueados en las fronteras o trasladados a centros de detención? ¿Y cuándo se conoce que otra barcaza se ha hundido y ha aumentado el número de muertos en el mar Mediterráneo? Son más de 2.800 y no se hace nada...

–Es horrible. Siento una frustración... A veces me enciendo y no puedo dormir. Mis problemas se vuelven muy pequeños. Los míos y los de la mayoría de la población. Los problemas que tenemos en España, al lado de los que tienen los refugiados, no son comparables. A los sirios los están matando, torturando, sepultando bajo los escombros, asesinando y masacrando. Hace unos días hubo otro bombardeo en Idlib en el que atacaron un mercado y fue una auténtica masacre. Y en Alepo han bombardeado todos los hospitales que quedaban en pie, algunos con bebés en incubadoras... Eso no tiene calificativo. Sinceramente, a mí me entra una mezcla de repulsa, de impotencia, de cabreo con la Humanidad. No tienen ya otra opción, no quedan casas en pie, por eso se lanzan al mar aunque puedan morir. Y que luego nos permitamos dudar de que el país está mal, que si los puestos de trabajo... No es ya una cuestión de eso, sino de humanidad.

–Pues parece que la comunidad internacional carece de humanidad porque van más de cinco años de cruenta guerra en Siria.

–A mí me hierve la sangre y, desde luego, quiero decir también que lo de Rusia me parece intolerable. Vladimir Putin me parece un personaje repugnante. No es que no tenga corazón, es que no tiene alma. Y Asad es un asesino, un genocida, un tirano, pero absolutamente igual que el Estado Islámico. Las torturas, las fotografías que he visto de martirio a su pueblo, de genocidio, de matanzas... Son exactamente iguales que el Estado Islámico. Y Asad ha conseguido borrar que el levantamiento sirio es igual que el libio, el egipcio, el tunecino... Ha dado la vuelta a la tortilla, pero que no se nos olvide que él es el origen y la causa de todo este problema, de los más de 400.000 muertos, de los 11 millones de desplazados, del éxodo de refugiados. Todo es culpa de Asad.

-Mi compañero y amigo Ángel Sastre, que ha estado secuestrado diez meses a manos del Frente al Nusra, me dijo que iba a aprovechar todas sus entrevistas para contar que el foco debía estar en la población civil siria, ¿usted está haciendo algo parecido, aprovechar su tirón para que Siria esté en los medios?

-Sí. Yo que no suelo dar entrevistas, las últimas que he hecho han sido por Siria. Es cierto que alguna vez he atendido a medios en algún acto de los productos de Casa de Alba, pero lo que es entrevistas largas han sido por Siria. También he intentado promocionar a Leila Nachawati y a Susana Hijazi que son las dos activistas más conocedoras, son medio sirias. Una ayuda a los refugiados directamente a través de la Asociación del Ayuda al Refugiado Sirio. Leila a veces se desborda con el sentimiento tan fuerte que te lleva a defender un país y un pueblo entero que lo están masacrando. Las dos lo pasan fatal y yo las ayudo. Estoy implicado activamente en todo lo que puedo. Sí es verdad que hemos contribuido a darle eco y a que a ellas se les escuche más y hablen de la verdad.

Luego también se mezcló el tema del Estado Islámico. El yihadismo es un tema mundial. La lucha contra el terrorismo es un cáncer que tenemos todos, Francia, Bélgica, España... A pesar de tener un lío de religiones en Siria y apenas tradición democrática y liderados por tiranos no significa que no tengan derecho a luchar por su libertad. Irán avanzando poco a poco hacia su estabilidad y la unidad. Pero si los cuatro nuestros no se ponen de acuerdo...

–Hace un año, cuando estuvimos aquí y usted les trasladó la buena noticia a los refugiados, les dijo que no estaba en su mejor momento ni personal ni económico, pero que aun así estaba dispuesto a ayudarlos. ¿Lo volvería a hacer? ¿Le ha venido hasta bien embarcarse en algo tan bonito?

–Sí. Sin ninguna duda. Porque mi situación está cada día mejor, me he dado cuenta de que soy una persona más preparada, incluso más de lo que me imaginaba. Porque he salido de estar prácticamente a cero con posibilidades, sí, que las estoy gestionando muy bien. Pero, sobre todo, porque me ha enseñado que mis problemas y los problemas de mi país en general, al lado de los problemas de los suyos, no son nada. Son mínimos. Eso ha sido una enseñanza para mí que me ha dado otra dimensión de la vida. Eso y lo que he vivido. El ver la muerte tan de cerca y verme tan mal... Pensaba que estaba bien y, de repente, me vinieron un montón de complicaciones. En los últimos ocho meses me han operado cuatro veces. Cuando te pasa algo así y vives con los sirios y te metes en su piel es que tienes una apreciación de la vida diferente. Si a mí ahora no me recibe alguien, antes me enfadaba, ahora digo: ¡que pena me da! ¿Quién es un alto cargo? ¿Quién es qué? Yo siempre quería ser normal, a pesar de haber nacido en un palacio, y siempre me he sentido normal y he luchado por ser yo y ser normal y desde luego que lo he conseguido. Ahora lo he reafirmado con creces. Lo demás es secundario. Pasa a otra escala de valores.

-Al haber estado tan enfermo, pero al menos tener un “médico en la familia”. ¿Le ha ayudado?

-Fue muy bonito, porque yo me sentía tan mal en Sevilla y espero que no le pase a nadie, porque yo tuve capacidad de maniobra y de reacción y mucha fortaleza, algo me iluminó desde arriba y me dijo, salte de aquí porque te estás muriendo, y me estaba muriendo. Me salí de dos hospitales, no de uno, de dos. Me iban a dejar ahí el fin de semana tranquilamente. Si yo me quedo ahí me muero. Me vine el sábado en el último Ave, y eso me salvo la vida. Ese hecho, porque salirse de un hospital, pero de dos, es que no han conocido a nadie. Llegas el jueves, y el sábado me dicen que no me van a hacer nada, que me dicen que me han hecho pruebas, que estoy bien...Que no me lo creo, me voy de aquí. Y me fui. Estaba Saleh conmigo, tan entregado. Como no aceptaban que me fuera de un segundo hospital porque decían que todo estaba bien después de la primera operación, hasta el lunes nada. Desde la una hasta las siete de la tarde me daban largas con las ambulancias para venir a Madrid. Yo tenía en la cabeza no perder el último ave. A las 19:30 me fui. Me quité las vías y me fui. No firmé ni el acta. Estaba moribundo, me estaba literalmente muriendo. Claro, ese viaje en Ave, no se me olvidará nunca. Los tres días después de la operación yo me sentía como un sirio que le han herido de guerra y le están bombardeando el hospital. Te juro que me sentía tan mal, tenía tal infección dentro, tenía peritonitis y tres bacterias las peores que hay. Sentía que me estaba muriendo y es que en 12 horas más hubiera tenido septicemia y paralización de órganos. Entonces, Saleh estuvo conmigo todo el rato. Fue un gran apoyo. Que me voy de aquí, que no hay ambulancia, me voy en ave, que no me quita las vías, me las quito yo. Salí andando, me cambié, me fui al ave y este hombre conmigo. Y este hombre conmigo en aquel viaje, que salimos a las 21 de la noche y llegamos a las 12 y media, yo estaba moribundo, vomitando y yo le veía la cara a Saleh y me preguntaba si estaba bien. Mis hijos no sabían que decir y la chica que se vino conmigo. Pues será un recuerdo que tendré toda la vida. Yo le he ayudado a él y Saleh está aquí conmigo. Estuvo las 11 horas de operación del domingo con Enrique Moreno. Moreno le dejó entrar y además dijo que era una persona muy cualificada. Estuvo en mi operación y fue algo muy bonito. Obviamente, el pobre no podía hacer nada, pero sólo el hecho de estar conmigo y ayudarme hasta cuando vomitaba... Si hubiera llegado a Madrid 12 horas después hubiera sido irrecuperable o me hubiera quedado con unas secuelas horribles. Y sin embargo, fue un milagro: el sirio y el español. Ahí se ve la humanidad. Es algo por encima de lo que nosotros podamos entender.