
Tensión
Cazas Su-30 venezolanos armados con misiles rusos supersónicos: ¿una advertencia a Washington?
Los misiles antibuque Kh-31 venezolanos, disparados por aviones Su-30 Flanker rusos, suponen una amenaza para los buques de guerra estadounidenses desplegados en el Caribe

Venezuela mira con inquietud el despliegue aeronaval de EEUU frente a sus costas. Por eso, en Caracas se preparan para un posible enfrentamiento con el temido vecino del norte. Para ello, el Ministerio de Defensa está poniendo a punto sus arsenales, engrosado entre 2006 y 2011, en plena bonanza petrolera, cuando compró a Rusia equipos por más de 11.000 millones de dólares, según AFP. En esas compras se incluían 23 aviones Sukhoi 30MKV, ocho helicópteros Mi17, 12 plataformas de radares y misiles antiaéreos rusos S-300VM y 44 S 125 Pechora. Más recientemente Caracas adquirió ocho drones Mohajer, con tecnología iraní.
Por eso, los buques de guerra estadounidenses que operan frente a las costas de Venezuela enfrentan una amenaza militar real. Entre los sistemas que mantienen al Pentágono en alerta se encuentra el misil ruso Kh-31, conocido por la OTAN como AS-17 Krypton. Esta arma, capaz de volar a más de Mach 3, puede ser usada tanto contra radares como contra barcos, y su sola presencia cambia la ecuación militar en el Caribe.
El Kh-31 es un desarrollo soviético de finales de los años setenta, concebido inicialmente para destruir radares enemigos. Más tarde surgió su versión antibuque, el Kh-31A, equipada con un buscador de radar activo y una cabeza de guerra de penetración. Su sistema de propulsión es uno de los más sofisticados de su época: un cohete de arranque acelera el misil hasta que su estatorreactor entra en funcionamiento, manteniendo una velocidad estable cercana a Mach 3, incluso volando a baja altura sobre el mar.
En Venezuela, el Kh-31A se integra en los cazas rusos Su-30MK2V Flanker, adquiridos entre 2006 y 2008. De los 24 aviones entregados, alrededor de 21 siguen operativos en la Aviación Militar Bolivariana. Estos cazas, capaces de portar dos misiles Kh-31 simultáneamente, se han mostrado en recientes ejercicios militares difundidos por medios oficiales. En ellos, los pilotos simulan ataques sobre objetivos marítimos, reforzando el mensaje de que el país cuenta con una capacidad de respuesta creíble ante cualquier incursión extranjera.
Con un alcance estimado de entre 50 y 100 kilómetros, el Kh-31A puede impactar un objetivo naval en menos de un minuto desde su lanzamiento. Su alta velocidad reduce al mínimo el tiempo de reacción de los sistemas defensivos enemigos. Incluso la Armada estadounidense ha adquirido versiones del misil —-ebautizadas como MA-31- para poner a prueba sus propios sistemas antimisiles.
Aunque Estados Unidos asegura que sus operaciones en el Caribe tienen como fin combatir el narcotráfico, en Caracas se interpreta la presencia de destructores y cruceros frente a sus aguas como un acto de presión política. En este contexto, el Kh-31 se ha convertido en un símbolo de disuasión estratégica para Venezuela: una advertencia supersónica que busca equilibrar la balanza ante una potencia naval muy superior.
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