Armamento

China advierte a EE.UU. que la “cúpula dorada” de Trump podría convertir el espacio en una “zona de guerra”

Aunque el mandatario quiere terminarlo antes de que concluya su actual mandato, su construcción podría prolongarse considerablemente más

Cuando el presidente Donald Trump aseguró que llevaría a EE. UU. a una nueva “era dorada”, muchos no pensaron que el significado de la frase sería cada vez más literal. En las últimas horas, el mandatario ha anunciado un ambicioso plan de defensa para proteger al país de ataques con misiles mediante la construcción de lo que describió, precisamente, como una “Cúpula Dorada” (“Golden Dome”).“Una vez completamente construida, la Cúpula Dorada será capaz de interceptar misiles incluso si son lanzados desde el otro lado del mundo, e incluso si son lanzados desde el espacio”, dijo Trump desde la Oficina Oval.

El presupuesto y el cronograma del proyecto son igualmente ambiciosos. El republicano aseguró que espera completarlo “antes de que termine mi mandato”. El sistema costaría alrededor de 175 mil millones de dólares, y se destinarían 25mil millones en el próximo presupuesto para comenzar su construcción. Una parte clave del plan de Trump consiste en colocar satélites tanto para detectar misiles como para destruirlos en órbita terrestre.

Esta constelación probablemente involucraría miles de pequeños satélites capaces de atacar un misil en los momentos inmediatamente posteriores a su lanzamiento desde unsubmarino o silo, todo un “monstruo defensivo” en momentos de alta tensión bélica. Una red tan vasta de satélites hubiera sido impensable hace unos años, pero ahora parece, al menos teóricamente, alcanzable. La empresa de Elon Musk, SpaceX, ha estado usando cohetes de bajo costo para lanzar una constelación de satélites transmisores de internet conocida como Starlink. SpaceX afirma que el sistema Starlink tiene actualmente unos 7,000 satélites en órbita, una escala comparable a muchas estimaciones sobre lo que requeriría una capacidad limitada de defensa antimisiles basada en el espacio.

Aunque muchos expertos coinciden en que interceptar misiles desde el espacio es un problema extremadamente complejo, advierten que es necesario estar preparados porque las próximas grandes guerras podrían librarse parcialmente más allá de la atmósfera terrestre. La defensa antimisiles basada en el espacio ha sido un sueño de los políticos durante décadas. En 1983, Ronald Reagan anunció planes para un sistema que interceptara misiles de la entonces Unión Soviética. “Sé que es una tarea formidable, una que puede no lograrse antes de que termine este siglo”, dijo Reagan en su momento. “Tomará años, probablemente décadas de esfuerzo en muchos frentes”.

Al final, la Unión Soviética colapsó antes de que pudiera concretarse algo cercano a la visión de Reagan, pero la defensa antimisiles ha avanzado. Los misiles Patriot de EE. UU. llevan décadas interceptando misiles de corto alcance, y el país ahora cuenta con varios sistemas capaces de interceptar misiles balísticos de alcance medio e intermedio. También tiene un número reducido de interceptores capaces de alcanzar misiles balísticos intercontinentales (ICBM) en la mitad de su trayectoria, una capacidad dirigida principalmente contra Corea del Norte.

La Administración Trump defiende que las amenazas que enfrenta EE. UU. son hoy más diversas que nunca. Un informe reciente de la Agencia de Inteligencia de Defensa mostró que la Cúpula Dorada también tendría que enfrentar amenazas emergentes como misiles de crucero, misiles hipersónicos que bordean el espacio y sistemas conocidos como Bombardeo Orbital Fraccional, que pueden lanzar, orbitar parcialmente la Tierra y atacar desde cualquier dirección.

En reacción a este anuncio, Rusia -el archienemigo nuclear de EE.UU.- indicó que los planes de Trump podrían forzar, en un futuro cercano, la reanudación de contactos entre Moscú y Washington sobre el control de armas nucleares. El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, aseguró que aunque se trata de un asunto soberano de Estados Unidos y que no se conocen detalles del proyecto, pero que el anuncio es una puerta de entrada a que “en un futuro cercano, el propio curso de los acontecimientos exige la reanudación de contactos sobre cuestiones de estabilidad estratégica”.

Por su parte China, la potencia comercial que hoy hace frente al dominio estadounidense, fue más beligerante en su respuesta y acusó a Trump de socavar el "equilibrio y la estabilidad estratégica global" al seguir adelante con su programa de defensa antimisiles “Cúpula Dorada”, además de exhortar al país a abandonar el proyecto. La portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Mao Ning, declaró que el escudo propuesto “aumentará el riesgo de convertir el espacio en una zona de guerra, generará una carrera armamentista espacial y desestabilizará el sistema internacional de seguridad y control de armas”, según un comunicado publicado en el sitio web del ministerio.

Todavía el proyecto no es más que un anuncio. Aunque el presidente estima que podría completarse por 175 mil millones en tres años, una estimación reciente de la Oficina Presupuestaria del Congreso sitúa el costo entre 161 mil y 542 mil millones de dólares en dos décadas, lo que abriría un difícil camino hasta su consecución.