Asia

China afila sus misiles frente a Taiwán mientras purga a su cúpula militar

El despliegue de los misiles Dongfeng‑17 demuestra la consolidación del poder ofensivo chino en el teatro del Pacífico occidental

Chinese President Xi Jinping raises his glass to toasts after speaking at the National Day Reception at the Great Hall of the People on the eve of the 76th anniversary of the founding of the People's Republic of China in Beijing, Tuesday, Sept. 30, 2025. (AP Photo/Ng Han Guan)
El presidente chino, Xi JinpingASSOCIATED PRESSAgencia AP

China acelera su ritmo de preparación bélica en el estrecho de Taiwán. Nuevas imágenes satelitales confirman que el régimen de Xi Jinping ha ampliado de forma sustancial sus bases de misiles en la costa de Fujian, frente a la isla autogobernada. La poderosa Brigada 611 ha duplicado su tamaño y cuenta ya con múltiples lanzaderas operativas, mientras la Brigada 616 se equipa con los misiles hipersónicos Dongfeng‑17, capaces de portar cargas convencionales o nucleares y de alcanzar velocidades superiores a Mach 5.

El refuerzo del poder de fuego coincide con un momento de inestabilidad interna en las fuerzas armadas chinas. En los últimos meses, Xi Jinping ha ejecutado una purga sin precedentes dentro del mando del Ejército Popular de Liberación (EPL), con la destitución de altos mandos vinculados al sector de misiles estratégicos y al complejo aeroespacial. Entre los cesados figuran responsables de la Fuerza de Cohetes del EPL, una rama clave para la disuasión nuclear de Pekín, salpicada por sospechas de corrupción y filtraciones de información sensible.

Según analistas militares, las purgas revelan una doble agenda: reforzar el control político absoluto de Xi sobre las fuerzas armadas y depurar a aquellos cuadros considerados poco fiables de cara a un eventual conflicto de alta intensidad. En paralelo, la ampliación de las bases de misiles habría sido supervisada directamente por el nuevo comando designado tras la limpieza interna.

El despliegue de los Dongfeng‑17 —misiles de alta maniobrabilidad y difícil intercepción— demuestra la consolidación del poder ofensivo chino en el teatro del Pacífico occidental. Pekín busca así garantizar una capacidad de ataque rápido y preciso sobre infraestructuras críticas taiwanesas y, al mismo tiempo, disuadir una intervención de Estados Unidos o Japón.

Con una estructura militar cada vez más centralizada y purgada de posibles disidentes, Xi Jinping parece acelerar los preparativos para una eventual operación sobre Taiwán, en lo que sería el mayor desafío al orden estratégico del Indo-Pacífico en décadas. La región vive entre el silencio diplomático y la tensión latente, mientras China apunta sus misiles y sus miradas hacia el estrecho.