Asia

China eleva la tensión militar con Filipinas por un arrecife

Manila retira una barrera flotante levantada por Pekín en el atolón de Scarborough

La Guardia Costera filipina corta la barrera flotante de 300 metros instalada por China en los alrededores del atolón de Scarborough Shoal
La Guardia Costera filipina corta la barrera flotante de 300 metros instalada por China en los alrededores del atolón de Scarborough ShoalAfp

El contencioso alrededor del atolón Scarborough Shoal, una vieja herida sin cicatrizar, mantiene enervadas las relaciones entre Filipinas y China. A pesar de las advertencias chinas, esta misma semana la Guardia Costera filipina ha instado a los pescadores locales a continuar sus operaciones en la zona, denominada por Manila como Bajo de Masinloc, un área en el Mar de Filipinas Occidental en la que no cesa el litigio. El llamamiento se produce incluso con la presencia de buques chinos y después de un reciente incidente con una barrera flotante de 300 metros instalada por los guardacostas chinos. Dicha defensa fue retirada posteriormente por la guardia costera filipina, por orden del presidente Ferdinand Marcos, una drástica acción que desencadenó una inmediata amonestación del Ministerio de Asuntos Exteriores chino.

Pekín ha amonestado a Manila avisando de que no "alborote la situación" después de que los guardacostas filipinos retiraran dicha barrera flotante en el arrecife disputado, que China había desplegado para impedir el acceso de los filipinos al caladero tradicional, dentro de la propia zona económica exclusiva (ZEE) de su país. "China defiende firmemente la soberanía y los derechos e intereses marítimos de la isla Huangyan", declaró el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Wang Wenbin, refiriéndose al banco de coral por su nombre chino. "Advertimos a los filipinos de que no provoquen ni susciten problemas", sentenció.

Las autoridades filipinas ya habían anunciado anteriormente que tomarían "todas las medidas apropiadas" para la eliminación de los obstáculos, que según ellas ponen en peligro a sus pescadores que faenan en el "Scarborough Shoal".

La reivindicación de China de casi el 90% de la superficie del mar está provocando disputas territoriales con los Estados ribereños del sudeste asiático y aviva las tensiones con Estados Unidos, su rival en la región. En la última década, el gigante asiático ha rellenado numerosas islas artificiales en la zona y las ha convertido en bases militares.

Del mismo modo que la ansiedad por la cercana Taiwán ha centrado la atención en el deterioro de las relaciones entre Washington y Pekín, el mar de la China Meridional ofrece otro escenario para una posible contienda, ya que ninguna de las partes parece estar dispuesta a ceder. La actitud cada vez más represiva de Pekín frente a los buques y aeronaves de otros Estados en las zonas en disputa aumenta el riesgo de accidentes, y al parecer podría desembocar rápidamente en un enfrentamiento militar.

La denominación de Scarborough Shoal fue utilizada por primera vez por los británicos después de que su buque mercante, del mismo nombre, naufragara en esta zona el 12 de septiembre de 1748 cuando se dirigía a China. Al reivindicar sus derechos históricos como uno de los primeros pueblos en explorar la zona, Pekín reclamó este accidente marítimo como parte de su territorio y decidió denominarlo isla Huangyan (Roca Amarilla).

Según la definición de la Comisión de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, Scarborough Shoal está dentro de la ZEE de Manila porque se encuentra a 120 millas náuticas (222 km) de la isla filipina de Luzón. Por contra, el banco de arena se encuentra a unas 594 millas náuticas (1.100 km) de la isla china de Hainan.

En la década de 1990, China emprendió la construcción de estructuras sobre arrecifes de coral e islotes dentro de la zona económica exclusiva (ZEE) de Filipinas en el mar de Filipinas Occidental. Esta medida suscitó la protesta más enérgica del gobierno filipino: un arbitraje sobre el conflicto de Scarborough Shoal en 2012. Pero, a cambio, China "flexionó más su músculo militar" y las intrusiones continuaron con impunidad.

El Gobierno filipino ganó el caso presentado ante la Corte Permanente de Arbitraje en 2016, que dictaminó que Manila tiene derechos soberanos exclusivos sobre el Mar de Filipinas Occidental y que la afirmación de China sobre la línea de nueve rayas era, en el mejor de los casos, ficticia y carecía de base legal. A pesar de ello, continuaron las acciones defensivas chinas. El ex gobernante filipino Rodrigo Duterte, presionado para hacer cumplir el laudo arbitral, lo describió como un simple trozo de papel que puede tirar a la papelera, haciéndose eco de los comentarios del gobierno chino. Durante su presidencia, Duterte se negó en repetidas ocasiones a afirmar activamente la soberanía filipina sobre las franjas WPS, afirmando que su país no puede ganar una guerra contra China, una declaración de renuncia que fue rotundamente condenada y cuestionada por los críticos de su política orientada a China.

La Iniciativa para la Transparencia Marítima en Asia (AMTI, por sus siglas en inglés), que sigue de cerca la evolución de la situación en la región, afirmó que el despliegue chino de radares, plataformas de misiles antibuque y antiaéreos y aviones de combate en sus puestos avanzados en dicho espacio, ha ampliado enormemente su capacidad de proyectar poder en aguas alejadas de su propia costa.

Cabe destacar que el único puerto de China para su flota de submarinos lanzamisiles balísticos -la base naval de Yulin- se encuentra en el lado sur de la isla de Hainan, lo que convierte al mar de China Meridional en un bastión vital para la disuasión nuclear estratégica de China.

Es difícil imaginar una masa de agua más importante, estratégica y conflictiva que el Mar de China Meridional. Aproximadamente un tercio de las exportaciones mundiales de petróleo crudo se transportan por mar a través de él, y las rutas marítimas más importantes para el transporte de mercancías y materias primas de Europa y África a Asia pasan por allí. Además, posee ricos recursos pesqueros y se sospecha que existen grandes yacimientos de petróleo y gas. Sus arrecifes y atolones son reclamados no sólo por China, sino también por los Estados vecinos de Vietnam, Malasia, Brunéi, Filipinas y Taiwán, y sus respectivas zonas económicas exclusivas se solapan total o parcialmente.