Taiwán

China, bajo escrutinio por su presunta injerencia en las elecciones taiwanesas

Las autoridades de la isla denuncian campañas de desinformación, presiones económicas o tácticas encaminadas a influir en los resultados

William Lai, Taiwan Democratic Progressive Party (DPP) presidential candidate is greeted by supporters during an election canvass of a neighbourhood in Taoyuan, Taiwan, on Thursday, Jan. 11, 2024, ahead of the presidential election on Saturday. (AP Photo/Louise Delmotte)
El actual vicepresidente y candidato del PDP, William Lai Ching-te, saluda a sus seguidores durante la campañaASSOCIATED PRESSAgencia AP

El Gobierno chino ha advertido a los electores taiwaneses de que tomen la decisión correcta en las elecciones de este fin de semana, calificando al candidato presidencial favorito de «grave peligro» que amenaza la paz al seguir el «malvado camino» hacia la independencia. En vísperas de unas votaciones cruciales, la isla democrática se encuentra bajo la intensa vigilancia de Pekín y Washington, pues el futuro dirigente condicionará las relaciones de la isla con una China cada vez más asertiva, en una región marcada por una creciente inestabilidad.

La presunta injerencia china en los comicios ha desatado la preocupación a nivel global, pues se han reportado intentos de manipulación mediante campañas de desinformación, presiones económicas o tácticas encaminadas a influir en los resultados. Ante esta situación, las autoridades taiwanesas están tomando medidas enérgicas para salvaguardar la integridad del proceso y proteger su soberanía.

Pekín considera a la isla democrática de 24 millones de habitantes como una «provincia renegada» que debe fusionarse con el continente, incluso por la fuerza si fuera necesario. Además, en vísperas de las elecciones presidenciales y legislativas, el régimen comunista ha transmitido un mensaje implacable: los isleños deben elegir entre «la guerra y la paz, la prosperidad y el declive», todo ello reforzado con amenazas militares, intimidación retórica, o medidas económicas coercitivas.

Según las estimaciones de los servicios de inteligencia estadounidenses, el presidente chino Xi Jinping ha ordenado a su Ejército de Liberación Popular (ELP) que esté preparado para anexionarse a Taiwán en 2027, año en que se cumple el centenario de la creación del Ejército Rojo comunista del presidente Mao Zedong. «La escala de tiempo para cualquier acción militar será en última instancia un cálculo político de un hombre, Xi Jinping, que se ha fijado la tarea de lograr la reunificación en su vida», aseguró Euan Graham, experto en seguridad asiática del Instituto Australiano de Política Estratégica.

El ministro de Asuntos Exteriores taiwanés, Joseph Wu, ha anunciado que su gobierno está documentando los intentos de injerencia de China en los comicios y que los hará públicos con posterioridad. Las autoridades han destacado con preocupación las repetidas acciones de China para intensificar la intimidación dirigidas hacia la isla. En particular, se han registrado casos de infiltración y espionaje en el Ejército taiwanés, lo cual genera una seria inquietud en materia de seguridad nacional. Además, el Ministerio de Defensa ha identificado una elevada presencia de globos chinos en el estrecho de Taiwán y sobre la isla principal, que se interpreta como un intento de guerra cognitiva destinado a minar la moral y la estabilidad de la población. Este martes, una alerta aérea sorprendió a los taiwaneses a través de sus teléfonos móviles, advirtiendo sobre el lanzamiento de un cohete chino con una «trayectoria anormal». Aunque posteriormente se informó que se trataba del emplazamiento de un satélite en el espacio, estas acciones han intensificado las tensiones en la región. El territorio se mantiene en estado de alerta debido a las crecientes amenazas de su vecino continental.

En Pekín parece existir la firme voluntad de que la votación impida un tercer mandato al Partido Democrático Progresista (PDP), que aboga por la soberanía taiwanesa y por estrechar las relaciones con Estados Unidos, Europa, Japón y otras potencias democráticas. El resultado de la contienda es objeto de una estrecha vigilancia internacional ante el temor de que se desaten tensiones militares entre Washington y Pekín en el Mar de China Meridional, cuyo epicentro es esta isla que produce más del 90% de los microchips más avanzados del mundo.

Al parecer, existe una campaña como parte de la ofensiva china para difundir desinformación a través de la propaganda y el espionaje. Las tácticas de Pekín incluyen la manipulación en medios tradicionales y sociales –en el caso de estos últimos, especialmente TikTok–, unas estrategias de desinformación que explotan las tensiones existentes, cuestionan la competencia de los candidatos y socavan la legitimidad y eficacia de los políticos locales. Todos estos esfuerzos están dirigidos a profundizar la polarización política y debilitar a la sociedad taiwanesa. Además, según una advertencia de Google emitida a principios de diciembre, los actores afines a China han intensificado los ciberataques contra el sector de la defensa, así como contra empresas privadas o el Gobierno.

A pesar de todas las presiones de Pekín, según los últimos sondeos, el favorito es su enemigo William Lai Ching-te, vicepresidente y firme defensor de la soberanía de la isla. Se trata del candidato del gobernante PDP para suceder a Tsai Ing-wen, que debe dejar el cargo tras dos mandatos. Su victoria enfurecería a Pekín, que lo ha denunciado como «separatista» y «alborotador». De hecho, China cortó las comunicaciones gubernamentales con Taipéi tras el primer triunfo de Tsai en 2016, y se espera que reaccione a otra victoria de esta formación con nuevas maniobras militares y sanciones.

Desde las filas prochinas se ha difundido el mensaje de que William Lai, «es un advenedizo dictador que iniciará una guerra con su temeraria búsqueda de la independencia de Taiwán». En diciembre, una cuenta de YouTube publicó un vídeo en el que se acusaba a Lai de tener tres amantes, según el Ministerio de Justicia de Taiwán. Después, el Gobierno pidió a YouTube que retirara dichos contenidos, y el rumor no llegó a convertirse en un tópico político.

Estas maniobras propagandísticas no se limitan al mundo digital, sino que también incluyen el espionaje tradicional o el soborno de figuras clave, y se afirma que China está trabajando con los dos partidos de la oposición para desbancar al PDP. Como ejemplo, el exlegislador del KMT Chang Hsien-yao fue detenido por presunta contravención de la Ley Antiinfiltración, y quedó en libertad bajo fianza de 1 millón de dólares taiwaneses (29.000 euros). Asimismo, a principios de enero, la fiscalía taiwanesa detuvo a un candidato parlamentario sospechoso de haber recibido de agentes chinos un millón de dólares taiwaneses.

Con anterioridad, Ma Chih-wei, detenida bajo las mismas sospechas, había estado vinculada al TPP. Esta última insistió en su inocencia, a pesar de que viajó supuestamente a China en varias ocasiones hasta abril del año pasado, poco antes de incorporarse al TPP como portavoz de su sucursal en la ciudad de Taoyuan, según los fiscales. Al intentar conseguir un nombramiento en la lista del partido, su candidatura fue vetada por las sospechas sobre sus conexiones con el continente. Posteriormente se presentó como candidata no afiliada. Para distanciarse de este escándalo, el candidato presidencial del TPP, Ko Wen-je, la calificó de «personaje menor», a pesar de haber apoyado previamente su candidatura.

Tanto el Gobierno como la sociedad civil taiwanesa están al tanto de estos esfuerzos y han adoptado medidas para contrarrestar dichas injerencias. Los servicios de inteligencia y las fuerzas del orden de la isla se mantienen en alerta máxima y el Ministerio de Justicia promete recompensas monetarias por las pistas relacionadas con la interferencia en estas cuestiones. El Ministerio de Defensa informa sistemáticamente sobre las acciones del Ejército Popular de Liberación y las respuestas de los militares taiwaneses, con el objetivo de infundir confianza en la ciudadanía. Además, otras instituciones estatales, incluidas las educativas, participan en el refuerzo de la capacidad de reacción de la población, desarrollando y comunicando medidas de defensa civil.

Actores de la sociedad civil, incluidos colectivos voluntarios de verificación de datos y expertos en tecnología, combaten la propaganda y noticias fraudulentas y aumentan la alfabetización mediática, mientras que organizaciones comunitarias trabajan para reforzar la capacidad de resistencia de los ciudadanos frente a la manipulación externa.