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Mar de Japón

China instala dos baterías de misiles en las islas en disputa

Pekín extiende su poder militar en el Pacífico ante la inquietud de EE UU, que no renuncia a patrullar la zona

Dos imágenes de la isla Woody tomadas en fechas diferentes demuestran la instalación de los misiles
Dos imágenes de la isla Woody tomadas en fechas diferentes demuestran la instalación de los misileslarazon

Pekín extiende su poder militar en el Pacífico ante la inquietud de EE UU, que no renuncia a patrullar la zona

En un nuevo capítulo que no hace más que aumentar las tensiones en el disputado mar de China Meridional, las autoridades de Taiwán y Estados Unidos acusaron ayer a Pekín de haber instalado un avanzado sistema de misiles tierra-aire en uno de los archipiélagos de la región que el gigante asiático se disputa con otros países. El portavoz del Ministerio de Defensa taiwanés, el general David Lo, confirmó la instalación de este armamento en la isla Woody, situada en el archipiélago de las Paracel. Un hecho también confirmado por unas autoridades americanas que no se posicionan sobre la soberanía de la zona, pero que se han dedicado en los últimos meses a patrullar la región con buques de guerra y aviones militares, alegando su derecho a la libertad de navegación.

«Las partes interesadas deberían trabajar juntas para mantener la paz y la estabilidad en la región del mar de China Meridional y abstenerse de adoptar medidas unilaterales que podrían incrementar las tensiones», apuntó Lo. Tanto Taiwán como Vietnam reclaman la soberanía del archipiélago, que ha estado controlado por China durante 40 años. Por su parte, el Ministerio de Defensa chino no confirmó ni desmintió el despliegue de dichos misiles, pero aclaró que «durante muchos años» ha mantenido a sus Fuerzas de Seguridad en las islas. «Las construcciones limitadas y necesarias de autodefensa que China ha levantado en esas aguas van en línea con el derecho de protección que contempla el Derecho Internacional», aseguró Wang Yi, ministro de Exteriores chino, quien añadió que, a pesar de ello, «no debería haber ninguna cuestión o problema» con esas instalaciones.

En la misma línea, las autoridades del país acusaron a «algunos medios de comunicación occidentales» de jugar al tópico de la «amenaza china» y les instó a centrarse más en la construcción de los faros que Pekín lleva a cabo para mejorar la seguridad de la navegación en la región. Las declaraciones del régimen chino hacían referencia a la cadena americana Fox News, que había mostrado con anterioridad unas imágenes obtenidas por la empresa ImageSat International (ISA) en las que se podían apreciar dos baterías de ocho lanzaderas de misil, cada una junto a un sistema de radar, en la isla Woody, conocida como Yongxing en mandarín. Las fotografías, que fueron tomadas el día 14 de febrero, indicaban que los misiles fueron instalados la semana pasada, ya que tomas del satélite del 3 de febrero mostraban vacía la misma playa. Según la cadena, que citaba a un funcionario estadounidense que verificó la autenticidad de las imágenes, éstas parecen mostrar un sistema de defensa aéreo chino HQ-9, formado por dos baterías de misiles con un alcance de 200 kilómetros y que es capaz de destruir aviones civiles y militares.

Rivalidad histórica

En tono más conciliador, la presidenta electa de Taiwán, Tsai Ing-wen, pidió «autocontrol» a todas las partes implicadas en las disputas territoriales, cuando aún intenta preservar la buena sintonía con Pekín, que recela de que su formación, el Partido Demócrata Progresista (PDP), escale en sus ansias independentistas.

Para muchos, la maniobra de Pekín es una respuesta a las operaciones que Estados Unidos ha llevado a cabo en los últimos meses y que Pekín considera una «provocación». El mes pasado, un destructor estadounidense navegó alrededor de la isla Tritón, también en las Paracel, una acción que provocó protestas en la capital del país y que, según advirtió el ministro de Defensa chino, tendría consecuencias.

En los últimos años la rivalidad por el control de la zona ha aumentado considerablemente. La cantidad de recursos naturales estimados, así como la importancia como ruta de navegación han sido clave para que los países que se disputan los archipiélagos no dejen de reclamar su soberanía. Pese a la promesa china de no militarizar la región, este último movimiento vuelve a «elevar la preocupación» en una región en la que Pekín también reclama las islas Spratly, cuya soberanía se disputa con Filipinas, Taiwán, Malasia, Brunéi y Vietnam. Precisamente, la noticia se hizo pública tras la reunión que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha mantenido estos días en California con los líderes de la Asociación de Naciones del Sureste Asiático (ASEAN). En la clausura del encuentro, Obama pidió detener con «la reclamación, las nuevas construcciones y la militarización» de los océanos de Asia, en alusión a las construcciones de pistas de aterrizaje y puertos que China ha realizado y que podrían conllevar fines militares.

En este sentido, el almirante americano Harry Harris confirmó, por su parte, a Reuters la decisión de seguir patrullando en la región. «Vamos a continuar con operaciones más complejas de navegación conforme pase el tiempo en el mar de China Meridional. No tenemos intención alguna de parar». Por su parte, el secretario de Estado de EE UU, John Kerry, sostuvo que hay evidencias de un aumento de la «militarización» china en la región y reiteró la «severa preocupación» de Washington al respecto.