Tensión en Asia
China saca pecho ante la visita de la presidenta de Taiwán a EE UU
El portavoz del Congreso confirma que hoy se reunirá con Tsai en Los Ángeles, a pesar de las amenazas
El encuentro de hoy entre la presidenta de Taiwán, Tsai Ing Wen, y el presidente de la Cámara de Representantes de EE UU, Kevin McCarthy, podría desencadenar un nuevo frente de intimidación militar a la isla democrática por parte de las fuerzas chinas. Así lo han advertido altos cargos de la administración del líder chino, Xi Jinping, que apuntaron a «represalias contundentes» si las dos figuras se atrevieran a reunirse.
Pekín, que considera a Tsai una insurgente que pretende controlar injustamente una provincia china separatista, ve sus compromisos con la Casa Blanca como una afrenta a su soberanía. Reflejando la ira del Partido Comunista por estos viajes, un portavoz de la oficina china para asuntos de Taiwán le advirtió que «se comportara» y prometió que cualquier reunión de McCarthy llevaría a Pekín a «tomar medidas para contraatacar resueltamente».
Aun así, está previsto que la audiencia tenga lugar hoy en la Biblioteca Presidencial Ronald Reagan de Los Ángeles, durante el tránsito de Tsai por la ciudad y de camino a casa tras visitar a dos socios diplomáticos centroamericanos (Guatemala y Belice). Solo trece países mantienen relaciones diplomáticas formales con Taiwán, después de que Honduras rompiera sus lazos con la isla en marzo. Durante su visita a Belice el lunes, Tsai agradeció al país centroamericano su continuo apoyo, afirmando que «ha ayudado a dar voz a sus 23 millones de habitantes».
También condenó lo que calificó de «amenazas expansionistas de regímenes autoritarios», en aparente referencia a Pekín. Cabe destacar que la última vez que la mandataria se reunió con la presidenta de la Cámara de Representantes de EE UU, hace ocho meses, el Ejército de Xi disparó misiles sobre la isla y sus alrededores y la rodeó con buques de guerra y aviones de la fuerza aérea. La óptica de aquel viaje fue especialmente insultante para Xi: Nancy Pelosi, aliada demócrata del presidente Joe Biden, en Taipéi. De hecho, coincidiendo con la cuenta atrás para la inminente reunión, la Armada china envió este lunes tres buques de guerra a realizar ejercicios con fuego real en el mar de China Oriental. Asimismo, el Ministerio de Asuntos Exteriores chino insistió el lunes en que «Pekín tomará medidas firmes para salvaguardar su soberanía e integridad territorial», como respuesta a la cuestión de cómo reaccionaría si el presidente de la Cámara de Representantes estadounidense se reuniera con Tsai, tildada por el rotativo «Global Times» como «líder de las autoridades separatistas de la isla».
La portavoz del Ministerio de Exteriores chino, Mao Ning, declaró en rueda de prensa que han subrayado en repetidas ocasiones su firme oposición a cualquier forma de contacto oficial entre Washington y las autoridades de Taiwán. «Los legisladores estadounidenses relevantes deben atenerse al principio de una sola China y a las disposiciones de los tres comunicados conjuntos de China y EE UU. Además de abstenerse de enviar señales equivocadas a las fuerzas secesionistas de Taiwán, para no dañar las relaciones entre ambos países y la paz y la estabilidad a través del estrecho de Taiwán», destacó Ning. Aunque la Casa Blanca parece estar tratando de abordar su viaje con un perfil bajo, los expertos chinos afirmaron que cualquier forma de contacto oficial entre ambos traerá problemas e incertidumbre a las relaciones entre ambas partes.
Analistas chinos justificaron a su vez la actuación del Ejército Popular de Liberación en torno a Taiwán «en respuesta a las provocaciones de las autoridades taiwanesas» y a cualquier estímulo estadounidense a las fuerzas secesionistas como «absolutamente correcta y legítima». Consideran que estas acciones demuestran al mundo que «China es capaz de acabar con cualquier amenaza a la cuestión de Taiwán por la fuerza si es necesario». Según estos expertos, tanto el viaje de Pelosi del año pasado como los posibles movimientos de McCarthy en adelante, demuestran que las distintas fuerzas de Washington están jugando al «poli bueno, poli malo, ya que, si respetan sinceramente los intereses fundamentales de China, deberían prohibir cualquier forma de contacto oficial con las autoridades taiwanesas, no solo en forma de intercambios entre políticos, sino también en la venta de armas y otros vínculos militares».
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