Escándalo
Cientos de niñas envenenadas en colegios de Irán: ¿quién está detrás de los ataques?
Decenas de alumnas han tenido que ser trasladadas de emergencia a hospitales por envenenamiento por vía respiratoria
En el instituto de secundaria femenino Khayyam, en la ciudad de Pardis, en Irán, decenas de alumnas buscaban aire fresco en el exterior del recinto educativo. “Se dice que un objeto fue arrojado al patio, y su explosión liberó gas que envenenó a las estudiantes. Se trata de terror biológico contra las chicas y sus familias”, denunció en Twitter la activista iraní Masih Alinejad.
En un país sumido en la crisis interna tras la muerte en septiembre de Mahsa Amini, las autoridades iraníes reconocieron este lunes que están investigando envenenamientos en múltiples escuelas femeninas. Los indicios apuntan a una venganza por el rol de las mujeres en las protestas, que exigen terminar con la obligatoriedad de vestir el hiyab. Miles de jóvenes estudiantes se unieron a las movilizaciones, en que se cortaron mechones de pelo y quemaron sus velos al grito de “mujer, vida y libertad”.
Younes Panahi, viceministro de Educación, comentó a la prensa local que “tras certificarse el envenenamiento de varias estudiantes en la ciudad de Qom, se comprobó que hay cierta gente que quiere cerrar las escuelas de mujeres”. Y precisó: “Los componentes usados para los ataques no son elementos químicos de guerra. Las alumnas afectadas no requieren de tratamientos agresivos”.
Desde hace tres meses, alumnas en todo el territorio llevan denunciando la presencia de humos tóxicos en las aulas, que provocó en algunos casos la hospitalización de las afectadas. Inicialmente, el régimen iraní denegó la existencia de dichos incidentes, pero ante las evidencias acabó reconociendo que al menos 30 escuelas fueron infectadas.
Pese a la imposición del rigorismo religioso desde el triunfo de la Revolución Islámica en 1979, la educación de las niñas jamás estuvo amenazada en el país. De hecho, el régimen de los ayatolás pidió a los talibanes de Afganistán que permitieran el retorno de las alumnas a las clases tras prohibirles su escolarización.
Los primeros casos registrados ocurrieron en noviembre en Qom, epicentro religioso para teólogos y peregrinos. Estudiantes del conservatorio Noor Yazdanshar empezaron a sentirse mal, y los síntomas volvieron a repetirse al mes siguiente. Se empezaron a denunciar casos similares, con chicas quejándose de dolores de cabeza, ritmo cardíaco acelerado o dificultades para moverse.
Ante las bajas temperaturas del invierno iraní, muchos centros educativos suelen calentar sus instalaciones con gas natural, por lo que las autoridades consideraron inicialmente que podría tratarse de efectos secundarios por inhalación de monóxido de carbono. Pero algo no cuadraba: las afectadas sólo eran niñas. Denuncias similares llegaron desde Teherán o Boroujerd, por lo que el régimen empezó a tomarse en serio las denuncias.
Tras confirmarse los indicios, el parlamentario Ali Reza Monadi, al frente del comité de educación del Parlamento, reconoció que se trataba de ataques intencionados. “La existencia de voluntades diabólicas que pretenden prohibir la educación de las niñas suponen un serio riesgo, y es una muy mala noticia. Estamos intentando encontrar las causas”, afirmó a la agencia IRNA.
Un doctor explicó bajo anonimato al "The Guardian" que “con la información disponible, lo más probable es que se trata de un agente organofosforado débil, que puede provocar sudores, salivación excesiva, vómitos o diarrea. Tratan de vengarse de las alumnas, que fueron pioneras en las protestas”.
Las agresiones están teniendo efectos intimidatorios. Un profesor de Qom explicó que de las 250 alumnas de su centro, tan solo 50 están asistiendo a clase en los últimos días. La semana pasada, decenas de padres protestaron ante las oficinas del gobernador local, y varias escuelas se cerraron hasta que se aclare la investigación.
“Dado que el estado islamista iraní odia a las niñas y las mujeres, hago un llamamiento a mujeres de todo el mundo a que sean las voces de las estudiantes iraníes, y exijan a los líderes de países democráticos a condenar los envenenamientos y aislar al régimen de Jamenei”, imploró la activista Masih Alinejad.
En 2014, Irán sufrió una oleada de ataques con ácido contra mujeres en la zona de Isfahán, protagonizados por ultraconservadores que atacaban a quienes consideraban que se vestían inapropiadamente. Si bien es difícil estimar cuántas alumnas se han visto afectadas, el diario iraní Ettelaat apuntó que unas 400 chicas sufrieron envenenamientos. El ex parlamentario reformista Jamileh Kadivar alertó que una “oposición subversiva” podría estar detrás de los ataques, con la voluntad de “reemplazar la República Islámica por un califato o un emirato similar al de los talibanes”.
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