Geopolítica

Las claves del acuerdo estratégico entre Irán y Rusia que desafía el orden internacional de EEUU

El tratado pretende estrechar lazos durante los próximos 20 años en materia de comercio, transporte, logística y asuntos de la agenda regional e internacional. "El acuerdo es integral, no es militar", aclara Irán

El íder supremo iraní, Alí Jamenei, junto a una batería de misiles / EFE
El íder supremo iraní, Alí Jamenei, junto a una batería de misileslarazonAgencia EFE

En un movimiento que reconfigura el panorama geopolítico, Irán y Rusia firmarán hoy un "Acuerdo de Asociación Estratégica Integral" con una duración de 20 años. El presidente iraní, Masud Pezeshkian, llegó a Moscú esta mañana para reunirse con su homólogo ruso, Vladímir Putin, en una ceremonia que marca un hito en las relaciones bilaterales.

Este acuerdo, que lleva gestándose años y ha implicado entre 20 y 30 rondas de negociaciones, abarca una amplia gama de áreas, desde la cooperación tecnológica y de seguridad cibernética hasta la colaboración en energía nuclear pacífica, la lucha contra el terrorismo y el crimen organizado. El documento está muy centrado en la cooperación en materia de defensa y seguridad . "Confirmará el deseo de las partes de una cooperación más estrecha en el ámbito de la defensa y la interacción en beneficio de la paz y la seguridad a nivel regional y mundial", ha dicho el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov. No obstante, el acuerdo no incluye una cláusula de defensa mutua similar a los pactos que Moscú ha firmado con Pyongyang y Minsk. El embajador iraní en Moscú, Kazem Jalali, aclaró que la independencia y la seguridad de Irán son primordiales y que el país no tiene interés en unirse a ningún bloque.

Rusia desea desarrollar un proyecto de corredor ferroviario y marítimo entre Moscú, Bakú y Teherán, que le permita eludir las sanciones occidentales y redirigir sus exportaciones a Asia. La ruta comercial, de la que los puertos iraníes son una pieza central, es más corta en kilómetros (7.200 frente a 16.000 a través del Mediterráneo y el Canal de Suez), pero adolece de numerosas insuficiencias logísticas. A cambio, Teherán desea un centro de gas dentro de su territorio que también se supone será inmune a la presión occidental. "Los iraníes están particularmente interesados ​​en las inversiones rusas en el sector del gas y recientemente se han hecho muchos anuncios sin que nada se haya materializado por el momento”, explica Igor Delanoë, director adjunto del Observatorio franco-ruso e investigador asociado en el Instituto de Relaciones Internacionales y Estratégicas (IRIS) en declaraciones al medio francés "Le Temps".

El memorando firmado el año pasado por Gazprom y la Compañía Nacional de Gas de Irán prevé el suministro anual de 110.000 millones de metros cúbicos de gas ruso a Teherán, informa "Le Figaro", un plan que está en consonancia con los objetivos de Putin de unir el “Sur global”. Para ello, apuesta por los Brics, el grupo de países considerados en el pasado como emergentes y al que Irán se unió el año pasado.

El acercamiento entre Teherán y Moscú se ha intensificado en los últimos años, particularmente en el contexto de la guerra en Ucrania y las crecientes tensiones con Occidente. Ambos países, sometidos a fuertes sanciones occidentales, buscan fortalecer su cooperación en áreas clave para contrarrestar la presión internacional.

El acuerdo se firma apenas tres días antes del regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, lo que añade un elemento de incertidumbre al panorama político global. La administración Trump, conocida por su postura hostil hacia Irán, podría intensificar las tensiones y dificultar los esfuerzos de Teherán para reanudar las negociaciones sobre el acuerdo nuclear de 2015.

Drones iraníes

La cooperación militar entre Rusia e Irán ha sido objeto de escrutinio internacional, especialmente tras la revelación del uso de drones iraníes por parte de Rusia en la guerra de Ucrania. Estos drones, denominados Shahed, se han convertido en un elemento crucial en la estrategia militar rusa, atacando infraestructuras energéticas y civiles en territorio ucraniano.

Se estima que Rusia desplegó más de 11.000 drones Shahed en Ucrania durante el año 2024, un aumento significativo con respecto al año anterior. La producción de estos drones se ha trasladado a territorio ruso, lo que reduce la dependencia de Moscú de Teherán en este aspecto.

Desconfianza y tensiones a pesar de la cooperación

A pesar del fortalecimiento de los lazos, las relaciones entre Rusia e Irán están marcadas por la desconfianza y las tensiones derivadas de un pasado complejo. Un ejemplo de esto son las recientes críticas de un comandante iraní a la actuación de Rusia en Siria, alegando falta de apoyo militar y una estrategia ineficaz en los bombardeos. Un funcionario iraní reconoció la existencia de "quejas mutuas" entre ambos países, pero aseguró que estas diferencias no impedirán una mayor cooperación.

El acercamiento ruso-iraní también revela otros condicionantes. Moscú aún no ha entregado los sistemas de defensa antimisiles rusos S-400, solicitados desde hace tiempo por Irán, quizá debido a la falta de componentes en medio del contexto de la guerra en Ucrania.

La firma del acuerdo estratégico envía un mensaje claro a la comunidad internacional: Rusia e Irán están dispuestos a desafiar el orden internacional liderado por Estados Unidos. Algunos expertos consideran que el pacto busca disuadir a la administración Trump de tomar medidas agresivas contra ambos países. Además, desde EEUU se cree que amenaza los intereses estratégicos de Estados Unidos en la región, como el control de los recursos energéticos y la estabilidad de sus aliados en el Golfo Pérsico.

El acuerdo también podría tener repercusiones en las negociaciones entre Irán y Europa para resolver la disputa nuclear. Un exdiplomático iraní expresó su preocupación por el posible impacto negativo del acuerdo en estas conversaciones, argumentando que algunos países vecinos de Irán no verían con buenos ojos un acercamiento entre Teherán y Occidente.

La alianza entre Rusia e Irán plantea una serie de interrogantes sobre el futuro de la región y del equilibrio geopolítico global. La capacidad de Irán para producir un arma nuclear, la intensificación del conflicto en Ucrania y el regreso de Trump a la presidencia de Estados Unidos son factores que podrían generar una mayor inestabilidad y aumentar las tensiones entre los distintos actores internacionales.