Guerra en Siria
Comandante rebelde: «No tenemos ningún problema con Al Qaeda»
Los rebeldes sirios niegan tener armamento químico y rechazan una solución política al conflicto
Beirut- Abu Abdel Rahman es un comandante de la brigada Liwa al Tauhid, una escisión del Frente Islámico Sirio, que se formó en mayo pasado. Es una de las brigadas más grandes de Alepo con cerca de 10.000 combatientes, bajo las órdenes del comandante en jefe Abdel Qader Majjar. El cuartel militar está en Qarm al Yabal, a sólo 100 metros de la línea enemiga. Los continuos bombardeos diarios han reducido el barrio a escombros. «Hemos recibido algunas armas nuevas, pero muy poco», lamenta el comandante rebelde, antes de detallar que tienen unos cuantos proyectiles «korkurs» (o misiles antitanque), pero «en tres días se acabarán».
La intención de Estados Unidos y sus aliados occidentales «es conseguir el balance entre el Ejército sirio y los rebeldes, pero no quieren que ninguno de los dos bandos gane en la batalla», dice Abdel Rahman, en referencia a la indecisión de EE UU de armar a los rebeldes sirios. «En Alepo estamos en guerra. Necesitamos más armas, muchas armas, como misiles antiaéreos y artillería pesada de tanque», implora el jefe de Liwa al Tauhid, que no confía demasiado en que vayan a recibir nada. «Sólo palabras y palabras. Pero a la hora de la verdad los Amigos de Siria no cumplen con sus promesas», insiste.
El comandante Abdel Rahman también es crítico con la Coalición Nacional Siria (CNS): «Moaz al Khatib –ex presidente de la coalición– dimitió porque sabe que no tiene respaldo en Siria. Ha perdido la confianza de todas las brigadas de Alepo. Nadie cree en el CNS». Abu Ahmed insiste en que las ayudas que ha entregado la comunidad internacional «son sólo para los campos de refugiados en otros países, pero qué ocurre con los millones de sirios que viven dentro del país», denuncia el jefe rebelde. Para Abu Abdel Rahman no hay posibilidad de una solución política: «Hay más de 100.000 muertos en Siria. ¿Qué acuerdo puede haber con un régimen que está masacrando su país?». «Somos conscientes de que vamos a seguir perdiendo a muchos civiles pero esta revolución nació porque el pueblo está harto de Bachar al Asad. No hay solución posible, sólo seguir luchando», insiste el mando militar de Liwa al Tauhid.
Ante la pregunta de que si los rebeldes sirios tienen o han podido fabricar armas químicas, Abdel Rahman se echa las manos a la cabeza: «¡Cómo vamos a poder fabricar nosotros mismos proyectiles con sustancias químicas si apenas tenemos municiones para poder seguir combatiendo al régimen!», exclama el comandante rebelde de Liwa al Tauhid. Abdel Rahman está a favor de los grupos yihadistas extranjeros porque «han venido para apoyar la revolución y ayudar al pueblo sirio».
«No tenemos ningún problema con el Frente Al Nusra ni otros grupos de Al Qaeda. Al final del día todos somos musulmanes», insiste el comandante opositor. Abdel Rahem asegura que entre las filas rebeldes «hay afganos, iraquíes, chechenos que han venido a hacer la yihad –guerra santa– por la liberación de Siria, pero una vez que caiga el régimen se volverán a su país».
La fe que tiene el comandante rebelde con los grupos yihadistas no la comparte la cúpula del Ejército Libre de Siria (ELS). En los últimos meses combatientes del Estado Islámico de Irak y de Levante (ISIL), afiliado a Al Qaeda, se están enfrentando con el Ejército Libre de Siria (ELS). En julio fue asesinado el comandante Kamal Hamami, del Consejo Militar Supremo del ELS, en la región costera de Latakia.
Los rebeldes causan escepticismo en el Congreso de EE UU
Desde el inicio de la guerra civil siria, los funcionarios de la Administración Obama han insistido en que quieren saber quiénes son exactamente los rebeldes. ¿Tenían lazos con Al Qaeda? ¿Eran extremistas? Ahora, cuando estos mismos funcionarios presionan por orden del presidente a los legisladores para que apoyen su plan, los políticos del Capitolio plantean sus mismas preguntas de entonces. Saber quién forma la fracturada oposición siria es una de las grandes preocupaciones del Congreso. Mientras, entre los legisladores republicanos, lo que más preocupa es que se pueda repetir en Siria la experiencia de Libia. Parece imposible que Obama les pueda asegurar que la ayuda que proporcione Washington no vaya a caer en manos enemigas de EE UU.
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