Donald Trump

El retrato más lacerante de Trump

James Comey durante la entrevista con ABC Television
James Comey durante la entrevista con ABC Televisionlarazon

El ex director del FBI James Comey alerta de que Trump no está «moralmente capacitado» para presidir EEUU.

James Comey, ex director del FBI, tiene libro y promete guerra. Sus memorias, «A higher loyalty», retratan a un presidente Trump enfermizo. Convencido de que la Casa Blanca era un patio de Monipodio. Obsesionado con la lealtad de quienes considera subordinados. Incapaz de gobernar con un mínimo de claridad moral. Comey adelantó el contenido del libro en una entrevista apoteósica con el presentador de ABC George Stephanopoulos.

El encuentro no defraudó y lega titulares suficientes para provocar una cadena de explosiones. Dado el ritmo sísmico que vivimos lo más probable es que nadie recuerde nada al terminar la semana. Pero resulta innegable el vértigo de escuchar al cerebral Comey –afiliado durante años al Partido Republicano y bien considerado por Clinton, Bush y, por supuesto Obama, que lo nombró director del FBI– despotricar así contra Trump.

Sostiene que su única obsesión es servir a EE UU. Niega que Trump posea valores éticos de ninguna clase. Al menos no los que requeriría un líder. Retrata a un mandatario desprovisto de integridad. Un narciso que desprecia a las mujeres y trata como un «pedazo de carne». Un adolescente mental. Alguien que amenaza a diario los pilares del país con su desprecio a la verdad. Para Comey no existe nada más dañino que esta epidemia de relativismo y posverdad abanderada por el presidente. Preguntado por el título del libro, explicó que tiene que ver con una conversación bizarra que mantuvo con Trump en enero de 2017, y en la que éste le pidió su lealtad personal. Olvidando que el director del FBI debe ser leal a «la gente y la institución». Cuando Stephanopoulos inquirió por el origen de las investigaciones del Rusigate, Comey responde que es previo al célebre informe Steele, elaborado por un ex espía británico. Todo arranca con las revelaciones acerca de un colaborador de la campaña de Trump, George Papadopoulos. Confiesa su estupefacción al comprobar que el presidente no sólo se abstiene de criticar a Putin en público, sino también en privado. ¿Por qué? ¿Qué tiene o sabe el presidente ruso que compromete hasta tal punto a Trump? Aquí, una frase para los libros de historia: «No sé si el... si el actual presidente de Estados Unidos estuvo con prostitutas que le orinaban encima en Moscú en 2013. Es posible, pero no sé».

Enfadado como pocas veces, Trump respondió en Twitter, dónde sino, que «el resbaladizo Comey, un hombre que siempre termina mal y fuera de control (¡no es inteligente!). Pasará a la historia como el peor director del FBI!». Pero es que, encima, Comey habló sobre su estatura: el presidente le pareció más bajo de lo que había imaginado: pocas cosas podrían indignar más al mandatario. Describió su primer encuentro con Trump y su equipo y donde, tras informarles de que los servicios de inteligencia estaban convencidos de que Rusia había tratado de influir en las elecciones, nadie le preguntó a Comey qué podían esperar.

Por ello, Comey, veterano de la lucha contra la mafia, confiesa que Trump le recuerda a sus días investigando a la Cosa Nostra.