Ampliación
La UE comienza las negociaciones de adhesión con Ucrania sin plazos a la vista
Los Veintisiete desbloquean 1.400 millones de euros de los activos congelados rusos para auxiliar al país
Este martes los Veintisiete dan un paso histórico al comenzar las negociaciones para la adhesión de Ucrania y Moldavia. Es la primera vez que este proceso transcurre mientras un país está librando una guerra de consecuencias impredecibles y supone una apuesta geopolítica del club comunitario sin precedentes.
Independientemente de la guerra, la UE se enfrenta a un proceso largo y complejo. Aunque Kyiv ha manifestado que su horizonte reside en entrar en el club comunitario en el año 2030 como miembro de pleno derecho, la Comisión Europea prefiere no da fechas.
El camino se presenta empinado. La presidencia belga tenía como objetivo que el comienzo de las negociaciones tuviera lugar durante su mandato, ante el temor de que Hungría, que coge el testigo el próximo 1 de julio, decida poner palos en las ruedas.
Aunque para adoptar el mandato negociador ha sido necesaria la aquiescencia de Budapest, Hungría ya ha asegurado que, durante los seis meses venideros, no impulsará las negociaciones con el país invadido por Vladimir Putin, aunque sí con el resto de los países candidatos de los Balcanes Occidentales. El primer ministro del país, Viktor Orban sigue jugando con dos barajas y, de hecho, ha conseguido que la OTAN le exima de participar en el apoyo a Ucrania, a cambio de no tener poder de veto para retrasar e impedir decisiones. En la misma línea, los ministros de Asuntos Exteriores de los Veintisiete, reunidos este martes en Luxemburgo, han recurrido a un enjuague legal para sortear el veto húngaro en el desembolso de los rendimientos de los activos congelados rusos. De esta forma, se espera que los primeros 1.400 millones de euros lleguen la semana que viene. Este dinero servirá para la defensa aérea, la munición y el impulso a la industria. “Ucrania necesita más ayuda y la necesita ahora, antes del verano”, ha defendido Borrell.
Según la interpretación legal del Consejo, como Budapest no participó en la decisión sobre los rendimientos, esto le exime de participar en la aplicación y, por lo tanto, le arrebata su poder de veto. Hungría, sin embargo, sigue bloqueando 6.600 millones de euros en la financiación de ayuda militar a Kyiv.
Las cancillerías europeas están acostumbradas a estos dobles juegos. El pasado mes de diciembre de 2023, en la última cumbre del año pasado, el primer ministro húngaro levantó su veto a la adhesión de Ucrania, a pesar de que a su entrada a la reunión había asegurado que el país invadido por Vladimir Putin no cumplía con las condiciones necesarias. Posteriormente se supo que Orban recurrió a una pirueta diplomática legal pero controvertida, ya que decidido ausentarse de la sala cuando el resto de los líderes europeos iban a apoyar por consenso las conclusiones de la cumbre. De esta forma, el primer ministro consiguió salvar los muebles de cara a su postura inicial. La maniobra fue sugerida por el canciller alemán Olaf Scholz. Pero este enjuague legal no puede repetirse una y otra vez, ya que en otros pasos se necesita la unanimidad de las capitales, sin que nadie puede salir de la reunión.
Ucrania solicitó su pertenencia al club comunitario, tan sólo cinco días después del comienzo de la guerra y recibió el estatus de país candidato en un tiempo récord. Pero esto no puede hacer olvidar los retos a los que se enfrenta un país que puede convertirse en el mayor del club comunitario y convertir a todos los demás en contribuyentes netos del presupuesto comunitario ( aportar más de lo que reciben) y ocasionar todo una revolución en la Política Agrícola Común, ya que aglutinaría la mayoría de las ayudas.
El pasado 7 de junio el Ejecutivo comunitario publicó su primer informe positivo sobre el país, pero le pidió más medidas para luchar contra la corrupción y poner coto a los oligarcas. Para entrar en el club comunitario, es necesario tanto contar con una economía de mercado desarrollada como respetar lo estándares democráticos y el Estado de derecho. Ahora Kyiv deberá comenzar a trasponer en su ordenamiento jurídico más de 80.000 páginas del denominado acervo comunitario.
Durante la conferencia de paz de Suiza, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, pidió a los países europeos la luz verde para las negociaciones de adhesión. Un fracaso hubiese supuesto un serio traspiés ya que la entrada de Ucrania en el club comunitario ha sido uno de los grandes ejes de su primer mandato y previsiblemente continuará siendo una de las grandes prioridades del segundo si finalmente es elegida para continuar al frente del Ejecutivo comunitario.
Actualmente hay nueve países esperando a entrar en el club comunitario y a los que se ha otorgado el estatus de candidato. Además de Moldavia y Ucrania, también están en la misma lista Serbia, Albania, Bosnia y Herzegovina, Georgia, Montenegro y Macedonia del Norte y Turquía. Este último país inició las conversaciones hace casi 20 años, en 2005, pero el proceso se encuentra totalmente muerto y con pocos visos de resurrección.
Después de que Ucrania consiguiera el estatus de candidato en un proceso express, los países de los Balcanes Occidentales que llevaban décadas esperando se quejaron de estar siendo discriminados. Estas circunstancias y la necesidad de frenar la influencia de China y Rusia en la región han impulsado en los últimos años el proceso de adhesión. Esto ha planteado un nuevo debate sobre la reforma del club comunitario para acoger a un número creciente de miembros que pueden llegar a más de treinta.
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