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Competencia en la propia OTAN: por qué Dinamarca ha optado por una alternativa a los populares misiles Patriot 'made in USA'
Dinamarca sorprende a los aliados de la OTAN optando por un sistema de misiles antiaéreos europeo en lugar de por los Patriot de EE UU

Morir de éxito. Esa es la paradoja que vive el sistema de defensa antiaérea Patriot de EE UU. Su buen rendimiento en los cielos de Ucrania ha provocado un aluvión de pedidos a nivel mundial. Gobiernos de todo el planeta quieren tenerlo, pero su fama se ha convertido en su principal lastre. El sistema es tan codiciado que sus fabricantes son incapaces de satisfacer la demanda. Su capacidad ha sido probada en escenarios reales de alta intensidad, como cuando Estados Unidos lanzó la mayor salva de misiles Patriot para defender una de sus bases militares, demostrando su fiabilidad.
La cadena de producción no da abasto. Los plazos de entrega se han disparado hasta convertirse en un problema estratégico para los potenciales compradores. Fabricar un único radar para el sistema requiere un año completo de trabajo, mientras que conseguir algunos de sus componentes más críticos puede demorarse hasta veinticuatro meses, creando un auténtico cuello de botella logístico que pone en jaque la planificación defensiva de cualquier ejército.
En este escenario de esperas interminables y costes al alza, algunos países han empezado a mover ficha. La situación ha llevado a que incluso aliados de la OTAN, como es el caso de Dinamarca, hayan tenido que buscar alternativas para no quedarse desprotegidos, según informa Business Insider. Copenhague no estaba dispuesta a asumir una demora tan prolongada para blindar su espacio aéreo en un contexto de creciente tensión en Europa.
La alternativa europea ante los cuellos de botella
Así pues, la solución danesa ha llegado desde el propio continente. El Gobierno ha descartado la opción estadounidense y se ha decantado por el sistema franco-italiano SAMP/T. Esta elección no solo resuelve el problema de los dilatados plazos de entrega, sino que también ha resultado ser una opción más económica, inclinando definitivamente la balanza a favor de la industria de defensa europea. Esta decisión se alinea con una tendencia creciente en el continente, donde Alemania también están ampliando la producción de vehículos de combate para fortalecer la base industrial europea.
Esta adquisición no es una compra aislada, sino la pieza central de un plan de inversión mucho mayor. Dinamarca tiene previsto destinar un total de 9.000 millones de dólares a renovar por completo su defensa antiaérea, una decisión motivada directamente por la guerra en Ucrania y la imperiosa necesidad de reforzar sus capacidades militares en un entorno de seguridad continental cada vez más inestable. La necesidad de modernizar los sistemas defensivos es una preocupación compartida, y de hecho, la artillería antiaérea española también necesita una mayor inversión para hacer frente a las nuevas amenazas.
Asimismo, gracias a esta apuesta por una solución europea, el Gobierno danés espera tener operativo su primer sistema de defensa a lo largo de 2025, un calendario mucho más ajustado a sus necesidades estratégicas. Copenhague, eso sí, se ha visto obligada a aclarar que no han decidido 'en contra' de los Patriot de EE UU. Simplemente, la alternativa francoitaliana era más económica y más ágil.
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