EE UU
El complejo proceso para relevar a Biden como candidato a la Casa Blanca
El presidente cuenta con el 99% de los delegados de la convención y los demócratas no disponen ahora de otro líder fuerte para reemplazarlo
A medida que más legisladores demócratas dan un paso atrás en su apoyo a la reelección del presidente Joe Biden, los expertos hacen hincapié en el complejo proceso que atravesaría el Partido Demócrata en caso de tener que sustituir a su candidato a la Casa Blanca. Sobre todo, porque la figura de Biden pierde fuerza a medida que avanzan las horas. «No conozco a nadie que crea que puede ganar», confiesa a LA RAZÓN Alana Moceri, profesora de Relaciones Internacionales en el Instituto de Empresa (IE). «No conozco a ninguna persona».
Como dijo esta semana la expresidenta de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi, solo Biden puede decidir su futuro político. Tras unas elecciones primarias, el mandatario cuenta actualmente con el apoyo del 99% de los delegados. Ningún otro candidato demócrata tiene los votos necesarios para ser elegible, ya que cada solicitud de nominación debe estar respaldad por entre 300 y 600 firmas de delegados. Hay 3.937 delegados comprometidos, 3.896 son de Biden y se necesitan 1.976 para ganar la nominación, es decir, si finalmente el presidente se mantiene en la carrera y llega a votarse por él, será una mera formalidad. Se necesitaría un alto número de desertores para que Biden no ganara. También habría que ver que ocurre en la segunda ronda de votación, cuando participan los llamados «superdelegados», 719 funcionarios demócratas, incluidos gobernadores, miembros del Congreso y del Comité Nacional Demócrata.
Ante los rechazos del presidente de hacerse a un lado, los demócratas, cada vez más preocupados, planean una votación virtual para elegir un candidato en las semanas previas a la Convención Demócrata en Chicago (19-22 de agosto), previsiblemente ocurrirá entre el 21 de julio y el 6 de agosto, según revela el diario «The New York Times».
En caso de que Biden se retirara por iniciativa propia antes del encuentro en Chicago, la reunión virtual se puede cancelar y el mandatario podría respaldar a un candidato de su elección, pero los delegados tendrían que votar igualmente para decidir un nuevo líder, una elección nada fácil porque no olvidemos que Biden se postuló a su reelección sin prácticamente oposición, ya que dentro del partido, y este es uno de los principales problemas que enfrentan los demócratas, no existe ninguna figura fuerte para sustituirlo.
Hay legisladores que plantean unas mini primarias, pero no están del todo claros los detalles sobre cómo se celebrarían. Por lo general, el partido suele ponerse de acuerdo en el candidato que van a elegir antes de la votación, pero hay un precedente fallido en 1952. Fue cuando el gobernador de Illinois, Adlai Stevenson, se sumó a la carrera poco antes de la Convención y acabó provocando confusión y polarización.
El escenario más complicado llegaría si Biden decide retirarse pasada la Convención de agosto. Esto dejaría en manos del Comité Nacional Demócrata la elección de un nuevo candidato. Es el más improbable de los escenarios, y también el más complejo porque seguramente el proceso se vería ralentizado por varias demandas. Un pequeño grupo de conservadores dentro del partido ya ha dicho que de darse esta situación lo denunciarán ante el Comité porque no creen que se deba sustituir al candidato estando tan cerca de las elecciones (5 de noviembre).
Pelosi para la transición
En cualquier caso, por el bien del partido debe ser un proceso de fácil transición, y por eso Alana Moceri, propone a la misma Nancy Pelosi para garantizar un proceso de transición que «esté bien organizado y engrasado, contando solo con la gente que dirige el partido», explica en una entrevista con LA RAZÓN, «porque ya vimos que lo hizo cuando ella renunció y todo su equipo renunció», enseguida lo reorganizaron todo, ella «no deja nada al azar».
Otra de las cuestiones que están en el aire es quién ocuparía el papel de vicepresidente, pero ahora mismo la situación es ya tan compleja que ni siquiera se ha pensado opciones. Moceri se pregunta si dada la situación deberían elegir los delegados al vicepresidente, «o hacer lo que tradicionalmente hacemos dejar que el presidente elija a su propio» compañero de fórmula, explica a este diario.
También complicaría la situación que hubiera dos opciones de candidatura con similar apoyo dentro del partido. En caso de que ninguno obtuviera la mayoría de los delegados, se celebraría una «convención negociada». Es decir, los delegados actuarían como agentes libres que negocian directamente con la dirección del Partido Demócrata para elegir un candidato. Seguramente tendrían lugar varias rondas de votación hasta que un candidato obtuviera la mayoría, como de hecho ocurrió en 1952.
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