La izquierda se hunde
Victoria rotunda de la derecha de en Grecia: Mitsotakis roza la mayoría absoluta
Los conservadores de Nueva Democracia doblan en votos a los izquierdistas de Syriza
Grecia se encamina hacia la repetición electoral tras los comicios celebrados este domingo en los que ningún candidato obtuvo la mayoría necesaria para formar gobierno. Con el 91% de los votos escrutados, el primer ministro saliente, Kyriakos Mitsotakis, se perfila como ganador de las elecciones con más del 40% de los votos y 146 escaños en el Parlamento para su formación, la conservadora Nueva Democracia, frente al 20% que obtuvo su rival, Alexis Tsipras, líder de la progresista Syriza, que se quedaría con alrededor de 70 escaños, 15 menos de los que obtuvo en los comicios de 2019.
En tercera posición y con bastante distancia se encuentran los socialistas del PASOK, que habrían obtenido alrededor del 12% de las papeletas y 42 escaños, casi el doble de las pasadas elecciones. El partido liderado por Nikos Androulakis, que gobernó durante décadas, no ha conseguido levantar cabeza desde que en 2012 Syriza irrumpió como un terremoto en la política griega, pero sus votos podrían ser claves para evitar volver a las urnas.
Las elecciones se celebraron con una nueva ley electoral, un sistema proporcional que Alexis Tsipras aprobó durante su mandato como jefe del Gobierno entre 2015 y 2019, que elimina la bonificación de 50 escaños para el ganador, lo que aumenta la incertidumbre política, ya que el partido que aspire a gobernar en solitario debe conseguir al menos el 45% de los votos y obtener la mitad más uno de los 300 escaños del Parlamento.
La ley prevé que la presidenta del país, Katerina Sakellaropoulou, conceda a los líderes de los tres partidos más votados un mandato de tres días para tratar de formar un Gobierno, pero si las negociaciones no obtienen resultados, se convocarían nuevas elecciones a finales de junio, en las que se introduce de nuevo el premio para la formación más votada, a la que bastaría conseguir el 37% de las papeleta para tener la mayoría absoluta en el Parlamento. “Los datos de las urnas son catalizadores. Los ciudadanos quieren un gobierno autosuficiente con un horizonte de cuatro años”, celebró Kyriakos Mitsotakis desde la sede de su partido en El Pireo.
Una repetición electoral abriría casi automáticamente las puertas a un nuevo mandato de Mitsotakis, pero también podría empujar a los partidos de izquierdas a unirse para evitar que la derecha se mantenga al frente del Gobierno. Esa es la esperanza de Tsipras, que aspiraba a volver al poder cuatro años después de perder contra Mitsotakis. Sin embargo, durante la campaña electoral, el PASOK rechazó la posibilidad de apoyar un Gobierno que tuviera a los líderes de Nueva Democracia o de Syriza al frente del Ejecutivo, y condicionó su apoyo a la adopción de parte de su programa político.
Una de las incógnitas de la noche electoral era conocer a dónde iría a parar el voto huérfano de la ultraderecha tras el veto de la Justicia al partido Griegos por la Patria, herederos de Amanecer Dorado, que finalmente capitalizó Solución Griega, que será la única formación de extrema derecha con representación parlamentaria gracias al 4,6% de los votos. Por su parte, los comunistas del KKE obtuvieron el 7% de las papeletas, mientras que MeRA25, el partido del exministro de Finanzas, Yanis Varoufakis, se quedaría fuera del Parlamento.
Casi 10 millones de personas estaban convocadas a las urnas este domingo en las que han sido las primeras elecciones generales desde que Grecia dejó de estar sujeta a la estricta supervisión de la UE y los acreedores internacionales, tras ser rescatada en 2012 a causa de su elevado endeudamiento, que a punto estuvo de empujar al país fuera de la eurozona. Y aunque la economía creció en los últimos cuatro años por encima de la media europea, una década después de la crisis financiera que hundió al país, la principal preocupación de los griegos sigue siendo la dificultad para llegar a fin de mes. Con la inflación desbocada, especialmente en la cesta de la compra, que subió más de un 11% en los últimos meses, las promesas electorales giraron entorno a la economía doméstica: Nueva Democracia anunció que subiría el salario medio un 25% durante la próxima legislatura, mientras que Syriza prometió aumentar las pensiones y el salario mínimo hasta los 880 euros.
Grecia quedó muy debilitada tras una década de recortes y políticas de austeridad que impusieron una drástica reducción de los salarios y las pensiones. A pesar de que la tasa de desempleo ha descendido en los últimos cuatro años, el paro juvenil alcanza el 24% entre los menores de 25 años, según Eurostat. La recuperación económica y los indicadores macro-económicos no se reflejan en el bolsillo de los griegos, que en marzo salieron a las calles para protestar por el desmantelamiento de los servicios públicos y el deterioro de las infraestructuras, tras la colisión de dos trenes, que dejó 57 muertos. Un trágico accidente que hundió la popularidad del primer ministro, que ya estaba tocado tras ser acusado por la oposición de ordenar a los servicios secretos que espiaran a políticos, militares y periodistas, cuyos teléfonos móviles fueron intervenidos a través de un programa ilegal. Un escándalo que a punto estuvo de hacer caer el Gobierno pero que, sin embargo, no parece haberle pasado factura en las urnas.
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