Elecciones

Los conservadores ganan en Finlandia y desbancan a Sanna Marin tras un reñido recuento

La primera ministra socialdemócrata reconoce su derrota y se ofrece a pactar una coalición para evitar la llegada al Gobierno de los ultras

Tras una emocionante noche electoral sin un claro ganador, Finlandia ha dado un giro a la derecha tras cuatro años de Gobierno de izquierdas. Completado el escrutinio, los conservadores, con el 20,8% y 48 escaños, ganaron las elecciones legislativas celebradas este domingo, seguidos muy de cerca por la derecha populista (20,1% y 46 escaños). Ambos partidos mejoraron sus resultados de 2019 en 3,8 y 2,6 puntos, respectivamente.

En tercera posición y por solo una décima, queda relegado el Partido Socialdemócrata (SDP) de la primera ministra, Sanna Marin, que mejora en más de dos puntos el resultados de las últimas elecciones. Sin embargo, el 19,9% y los 43 escaños obtenidos no son suficientes para reeditar la actual coalición de centro izquierda.

En opinión del líder del conservador Partido de la Coalición Nacional y futuro primer ministro, Petteri Orpo, "el pueblo finlandés quiere un cambio y ahora abriré negociaciones con todos los partidos para formar Gobierno",

Mientras, Marin no esperó a que concluyera el recuento para felicitar a Orpo. "Mi partido ha ganado apoyos y tenemos más representantes en el Parlamento, así que, como líder del partido, estoy muy contenta", aseguró al tiempo que ofreció negociar una coalición para evitar que la ultraderecha entre en el Gobierno.

Lo cierto es que parece que ha tenido éxito el llamamiento al voto útil de la primera ministra para evitar que la ultraderecha llegue al poder, pero en su conjunto la izquierda finlandesa ha pasado del 56% al 52% de los votos. El SDP es el único de los cinco partidos de la actual coalición de Gobierno que no es castigado en las urnas. Los centristas caen al 11,3% (el peor resultado de su historia), la Alianza de Izquierda al 7,1%, Los Verdes al 7% y el Partido Popular Sueco al 4,3%. En su conjunto la actual coalición pierde 20 escaños en el el "Eduskunta" (Parlamento).

Para Marin, estas eran las primeras elecciones en las que se presentaba como la candidata del SDP, ya que sucedió a Antti Rinne como primera ministra en 2019, después que el antiguo líder sindical dimitiera por una huelga postal.

A sus 39 años, Marin es más popular que su partido gracias a su exitosa gestión del coronavirus y la histórica adhesión a la OTAN tras décadas de no alineamiento militar. Según un sondeo del diario «Helsingin Sanomat», un 64% cree que ha hecho un «muy buen trabajo» o un «trabajo bastante bueno» al frente del Gobierno. Sin embargo, el deterioro de la economía y de las finanzas públicas han influido más en el electorado.

En opinión de Göran Djupsund, profesor emérito de la Academia de Turku, "Marin probablemente se quede como líder del partido". "Sin ella", asegura, "los socialdemócratas probablemente habrían perdido las elecciones, ahora han avanzado, lo cual es inusual para un partido gobernante".

Pletórica se mostraba Riikka Purra, la líder del ultra Partido de los Finlandeses, que logra el mejor resultado electoral de su historia. "El endurecimiento de la política de inmigración es un tema de umbral claro. También queremos ver cambios en la política económica y la política climática", resumía como prioridades para entrar en el Gobierno, informa el diario "Iltalehti".

La ultraderecha finlandesa desea restringir la llegada de inmigrantes para evitar la ola de violencia de las pandillas y los barrios segregados como en la vecina Suecia. «Ahora estamos cometiendo exactamente los mismos errores en la política de inmigración que Suecia ha estado cometiendo durante varios años», aseguró durante la camapañ Purra. Lo cierto es que en Finlandia, solo un 10% de su población nació en el extranjero, frente al 20% en Suecia.

Dado que conservadores, socialdemócratas y ultraderechistas apenas alcanzan el 20% de los votos cada uno, las alternativas posibles serían una coalición entre conservadores y socialdemócratas, o bien, una entre conservadores y ultraderechistas. Con todo, difícilmente ninguna de ellas contaría poro sí sola con la mayoría absoluta en el Parlamento (101 diputados). Es probable que conservadores y populistas traten de formar Gobierno con los centristas, cuya líder ya advirtió en campaña que no reeditaría una alianza con los socialdemócratas.

Orpo centró su campaña en criticar la gestión del Gobierno de las cuentas públicas, con una deuda que desde 2019 se ha elevado del 65% al 73% del PIB. Ppromete reducir el gasto en 6.000 millones de euros durante los próximos cuatro años.

El líder conservador no descarta una coalición con la derecha populista. De hecho tras las elecciones de 2015, se formó un inédito tripartito de derechas entre el Partido de la Coalición Nacional, el Partido de Centro y Los Verdaderos Finlandeses, que abandonaron el Gobierno en 2017 tras una escisión interna.

Marin, en cambio, descartó cualquier colaboración con un partido al que considera racista. «Tenéis que decidir si queréis una Finlandia que se repliega hacia dentro y se cierra o una Finlandia abierta, fuerte y con proyección internacional. Una que recorta la asistencia social a los más pobres o una que cuida de la subsistencia de cada persona», afirmó durante un debate televisivo.

Las elecciones han condenado a Marin a correr el mismo destino que la exprimera ministra sueca y líder socialdemócrata, Magdalena Andersson. Como ella, su partido pierde el poder pese a mejorar sustancialmente su resultado electoral. Eso sí, en el caso sueco el SAP mantiene su hegemonía como el partido más votado. Ni Marin ni Andersson han sabido rentabilizar su popularidad, mayor que la de sus respectivas formaciones políticas.