Unión Europea

Corbyn tiende la mano a sus críticos

El líder laborista se muestra dispuesto a dialogar con sus opositores, pero se niega a dimitir

Jeremy Corbyn, líder del Partido Laborista, tras asistir a un encuentro con simpatizantes, ayer, en Londres
Jeremy Corbyn, líder del Partido Laborista, tras asistir a un encuentro con simpatizantes, ayer, en Londreslarazon

Algunos diputados aceptan asumir algunas de sus políticas izquierdistas a cambio de su marcha

El Brexit ha dejado sin ninguna autoridad al líder laborista, Jeremy Corbyn. El 81% del grupo parlamentario se ha manifestado en contra de su liderazgo y más de 30 miembros del «ejecutivo en la sombra» han dimitido tras el resultado de un histórico referéndum que aún tiene conmocionado al Viejo Continente. Sin embargo, el izquierdista se niega a dejar su cargo. El veterano político recalcó ayer que está dispuesto a hablar con sus opositores, pero advirtió de que volvería a presentarse para el liderazgo si los diputados fuerzan una votación.

En un artículo publicado en el dominical «Sunday Mirror», Corbyn expresó su interés en «trabajar con todo el partido para aportar la alternativa que el país necesita». Al mismo tiempo, insistió en que su grupo parlamentario debe «respetar» la opinión de los miembros de la formación que lo eligieron el año pasado como líder. En septiembre de 2015, Corbyn fue elegido en una impresionante victoria en primera ronda, en la que se hizo con el 59,5% de los votos, un porcentaje mucho más alto del que Tony Blair consiguió en 1994. Pero la cifra, en esta ocasión, jamás se tradujo en un apoyo incondicional de sus filas. Nada más lejos de la realidad.

La elección del activista sumió a la formación en una profunda crisis, que se ha acrecentado con el resultado del Brexit. Y es que, al fin y al cabo, Corbyn nunca ha contado con la confianza de los suyos. Su candidatura se coló a última hora en la lista. Necesitaba 35 nominaciones para conseguir presentarse y las logró tan sólo dos minutos antes de que se cerrara el plazo. Entre los que apoyaron entonces su papeleta estaba el actual alcalde de Londres, Sadiq Khan, convertido ahora en una de las voces mas críticas. Todos pensaron entonces que su candidatura era un gesto simbólico para apaciguar a la izquierda del partido. Sin embargo, Corbyn rompió con todo tipo de pronósticos gracias al apoyo de las bases, que pagando 4 euros tuvieron por primera vez derecho a voto para elegir al líder.

Tras el referéndum, gran parte de los diputados laboristas han expresado su descontento con Corbyn por no haber apoyado lo suficiente el debate a favor de la permanencia en la UE. Pero el dirigente se niega a dimitir. «Estoy preparado para hablar con los diputados laboristas que no aceptaron mi elección y se oponen a mi liderazgo, y a trabajar con todo el partido para aportar la alternativa que el país necesita. Pero también tienen que respetar la democracia de nuestro partido y la opinión de los miembros del partido», señaló en su artículo.

El líder agrega que en la última semana unas 60.000 personas se han afiliado al laborismo. «Nuestra prioridad debe ser la de movilizar a esta increíble fuerza para oponerse a los conservadores [en el poder] y asegurar que el pueblo de Reino Unido tiene una verdadera alternativa política», añade. «Los que quieren desafiar mi liderazgo están libres de hacerlo en un proceso democrático en el que yo seré el candidato», subraya.

Según la BBC, varios diputados laboristas han preparado un plan sobre el futuro de la formación para que ayude a forzar la dimisión de Corbyn. Al parecer, los diputados habrían llegado a un acuerdo de compromiso para presentarle a Corbyn, por el que el partido mantendría algunas de sus políticas a cambio de su renuncia. Se esperaba que la diputada laborista Angela Eagle, ex portavoz de Empresa, presentase hace unos días su candidatura para el liderazgo, pero a última hora decidió retrasar la medida.

Un 32% de los británicos lloró o tuvo ganas de hacerlo tras conocer el resultado del referéndum del 23 de junio, según un estudio de Opinium para la London School of Economics (LSO). La encuesta revela que el referéndum generó una reacción mucho más emocional que otras votaciones y ha detectado tristeza, frustración y odio hacia los partidarios del Brexit, según el diario «The Guardian».