Asia

Corea del Norte promete una respuesta arrolladora contra las maniobras de disuasión nuclear de EEUU, Japón y Corea del Sur

Los ejercicios militares trilaterales buscan neutralizar las amenazas nucleares norcoreanas

Undisclosed (Korea, Democratic People's Republic Of), 28/08/2025.- A photo released by the official Korean Central News Agency (KCNA) shows North Korean leader Kim Jong Un (C) visiting a special operations training base under the General Staff of the Korean People’s Army at an undisclosed location in North Korea, 27 August 2025 (issued 28 August 2025). According to KCNA, he was briefed on the training of a sniper sub-unit and a special operations sub-unit. EFE/EPA/KCNA EDITORIAL USE ONLY
North Korean leader Kim Jong Un visits special operation training baseKCNAAgencia EFE

Pyongyang lanzó una nueva airada ofensiva retórica contra las maniobras militares que Corea del Sur iniciará este lunes: Freedom Edge, un ejercicio trilateral de máxima intensidad con Estados Unidos y Japón, además de Iron Mace, simulacro estratégico de mando y control orientado a neutralizar una agresión nuclear, coordinado con Washington. Estas operaciones, las primeras de esta magnitud bajo la presidencia de Lee Jae Myung y el segundo mandato de Donald Trump, han encendido las alarmas en el régimen de Kim Jong-un, que las tilda de actos belicistas diseñados para estrangular la soberanía norcoreana y desestabilizar la península.

La escalada verbal norcoreana no es un exabrupto aislado, parece un plan deliberado dentro de su doctrina de disuasión asimétrica y proyección de fuerza. Desde la cumbre de Camp David de agosto de 2023, que forjó una alianza trilateral robusta entre Seúl, Washington y Tokio, Pyongyang ha intensificado su postura beligerante, percibiendo este eje como una amenaza existencial. La reelección de Trump, con su enfoque impredecible pero firme en la contención, y la llegada de Lee, que combina pragmatismo progresista con una postura dura en defensa, han elevado las fricciones a niveles críticos. El Reino Ermitaño, atrincherado en su narrativa de “fortaleza inexpugnable”, responde con una combinación de oratoria incendiaria, demostraciones de capacidad militar y tácticas propagandísticas para contrarrestar la presión aliada.

La Agencia Central de Noticias de Corea (KCNA), principal instrumento para las artimañas informativas externas de Pyongyang, lanzó el domingo un ataque verbal coordinado contra las maniobras aliadas, clasificándolas de “ensayos de invasión”. La omisión de estas declaraciones en el Rodong Sinmun, el diario interno, evidencia una estrategia dual: proyectar una imagen de poderío mientras se mantiene la cohesión interna. Pak Jong-chon, subdirector de la Comisión Militar Central del Partido de los Trabajadores, emitió un ultimátum de tono marcial: “Si las fuerzas imperialistas persisten en su despliegue hostil, nuestra réplica será inmediata, precisa y devastadora”. En paralelo, Kim Yo-jong, hermana del líder supremo y figura clave en la toma de decisiones estratégicas, advirtió tajante: “El alarde belicista de Estados Unidos, Japón y la llamada República de Corea en nuestras fronteras soberanas desencadenará una respuesta catastrófica”.

Esta sincronía de mensajes, provenientes de dos pilares del alto mando norcoreano, no es fortuita. Hong Min, analista senior del Instituto de Unificación Nacional de Corea, señala: “Pyongyang está tejiendo una narrativa estratégica para legitimar una escalada militar, respaldada por las recientes actividades de Kim, como la supervisión de ejercicios de fuerzas especiales y visitas a complejos armamentísticos”. Estas acciones sugieren que preparan el terreno para una demostración de fuerza, posiblemente pruebas de misiles balísticos intercontinentales (ICBM), ensayos nucleares subterráneos o despliegues de nuevas capacidades convencionales entre septiembre y diciembre de este año.

Freedom Edge: un puño de acero trilateral

Programado hasta el viernes en aguas internacionales al sureste de Jeju, según el Estado Mayor Conjunto surcoreano (JCS), constituye el cénit de la cooperación militar trilateral. Como tercera iteración tras los ejercicios de junio y noviembre de 2024, este despliegue combina activos de vanguardia en los dominios marítimo, aéreo, cibernético y espacial, con el objetivo de “neutralizar las amenazas balísticas y nucleares norcoreanas y garantizar la estabilidad en el Indo-Pacífico”. El ejercicio integra destructores equipados con el sistema Aegis, cazas furtivos, bombarderos estratégicos, y sistemas de defensa antimisiles THAAD y Patriot, proyectando una capacidad de respuesta abrumadora.

Arraigado en los acuerdos de Camp David, Freedom Edge fortalece la interoperabilidad táctica y operativa, consolidando una arquitectura de defensa trilateral capaz de contrarrestar la creciente sofisticación de los arsenales norcoreanos, como el misil ICBM Hwasong-18, con capacidad para alcanzar el territorio continental estadounidense. La participación de Japón, con su Armada de Autodefensa y sistemas de inteligencia avanzados, marca un hito en la superación de las tensiones históricas, reforzando el eje Seúl-Washington-Tokio. Las maniobras incluyen simulaciones de defensa antimisiles balísticos, guerra antisubmarina, ciberdefensa y operaciones espaciales, enviando un mensaje inequívoco a Pyongyang: cualquier provocación enfrentará una coalición militar coordinada y letal. Además, el ejercicio responde a la asertividad china en el Mar de China Oriental, consolidando el Indo-Pacífico como un teatro estratégico clave.

Iron Mace: ensayando el apocalipsis nuclear

Paralelamente, Iron Mace se llevará a cabo en Camp Humphreys, el principal bastión de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos en Corea (USFK) en Pyeongtaek, Gyeonggi. Este simulacro de mesa, también hasta el viernes, se centra en la integración convencional-nuclear (CNI), un pilar crítico de la disuasión extendida de EE.UU. en la península. Su propósito es ensayar la sincronización de activos estratégicos estadounidenses con capacidad nuclear con las fuerzas convencionales surcoreanas.

A diferencia de ediciones previas, Seúl y Washington han adoptado un perfil bajo, evitando comunicados públicos para minimizar las probabilidades de una respuesta norcoreana desproporcionada. Esta discreción refleja la sensibilidad del contexto actual, donde un movimiento en falso podría desencadenar una escalada impredecible.

La estrategia de Kim, un preludio a la confrontación

Las acciones norcoreanas trascienden la retórica belicista. El sábado, la KCNA informó que Kim supervisó un ejercicio de francotiradores de élite en la Base de Entrenamiento No. 38 y visitó el Instituto de Armas Defensivas Blindadas y el de Armas Electrónicas. En este último, el líder proclamó que el Noveno Congreso del Partido, previsto para 2026, “desvelará una doctrina militar para la integración simultánea de capacidades nucleares y convencionales”. Esta declaración apunta a un salto cualitativo en la doctrina de Pyongyang, que podría incluir ojivas nucleares tácticas, misiles hipersónicos y sistemas de lanzamiento móvil, según expertos como Hong Min.

La revelación de una base secreta de misiles ICBM en Sinpung-dong, a solo 27 kilómetros de la frontera con China, según el Center for Strategic and International Studies (CSIS), refuerza la postura desafiante norcoreana. Esta instalación, parte de una red estimada de 15 a 20 bases similares, alberga entre seis y nueve misiles con ojivas nucleares, capaces de alcanzar objetivos en Asia Oriental y el territorio continental de EE.UU. La descentralización de estas bases complica cualquier estrategia de ataque preventivo, como el hipotético “bloody nose” contemplado por Washington. La proximidad a la segunda economía mundial añade una dimensión geopolítica explosiva, ya que un conflicto atómico podría generar daños colaterales en territorio chino, tensando la relación entre Pyongyang y Pekín.

Un régimen nuclear inamovible

La red de bases secretas y la retórica incendiaria de Pyongyang confirman que no contemplan la desnuclearización. Las recientes visitas de Kim a Vladivostok y su participación en un desfile militar en China sugieren un respaldo tácito de Pekín y Moscú, que ven en el desafío norcoreano una herramienta para contrarrestar la influencia occidental en el Indo-Pacífico. La Casa Blanca distraída por conflictos en Ucrania y Oriente Medio, parece que carece de una estrategia clara frente a la opacidad norcoreana. Trump ha aludido a posibles encuentros con Kim, pero sin resultados concretos. Corea del Sur, por su parte, enfrenta un muro: Kim ha declarado que Seúl “nunca será un interlocutor diplomático”, consolidando su postura intransigente.

Analistas advierten que el Norte podría estar preparando pruebas de armamento de gran envergadura antes de fin de año, incluyendo lanzamientos de ICBM, ensayos nucleares subterráneos o demostraciones de misiles hipersónicos. Estas acciones buscan consolidar su estatus como potencia atómica irreversible, desafiando los esfuerzos internacionales por el desarme.