
África
Crisis política en Guinea Conakry: prohibidos los tres mayores partidos antes del referéndum constitucional
La suspensión de los principales partidos políticos controla el referéndum constitucional y redefine el pluralismo en Guinea

El cinco de septiembre de 2021 triunfó un golpe de Estado en Guinea Conakry. Ocurrió en un tiempo en que otros países de África Occidental, como Mali y Burkina Faso, también optaron por la vía militar para enderezar sus respectivos gobiernos. En el caso guineano, fue el coronel Mamady Doumbouya el encargado de tomar las riendas del país tras derrocar a su predecesor, Alpha Condé, que fue arrestado de manera temporal y que hoy se supone que vive en Estambul. Sin embargo, existen diferencias sustanciales entre el gobierno militar de Guinea Conakry y las archiconocidas juntas militares del Sahel.
Se trata, ante todo, de una distinción por percepción. Donde el expresidente nigerino, Mohamed Bazoum, se ha interpretado con el apoyo de Occidente en una víctima de los militares que tomaron el poder en su tierra, Condé se encuentra desde 2022 inscrito en una de las fatídicas listas de individuos sancionados que publica de manera periódica el Tesoro estadounidense. Si ambos países mantienen estrechos vínculos con Moscú, sólo el caso de las dictaduras del Sahel salta a las portadas; esto tiene una explicación en que las relaciones entre Europa y Mali (especialmente entre Francia y Mali) eran mucho más intensas que las que pudiera haber entre Europa y Conakry (o Francia y Conakry).
No se trata tanto de que haya diferencias prácticas entre las juntas militares del Sahel y la junta militar guineana, ni quita tampoco que la junta guineana haya sufrido sanciones de la UE y de la CEDEAO o que las relaciones entre Occidente y Conakry sean inexistentes, sino que la ruptura de unas fue mayor que la otra. Mientras que Francia tenía bases permanentes en Mali, Níger y Burkina Faso antes de la oleada de golpes de Estado, nunca tuvo bases permanentes en Guinea Conakry.
La actual deriva autoritaria no puede comprenderse sin aludir al trasfondo histórico de Guinea. Desde la independencia en 1958, el país estuvo marcado primero por el régimen de partido único de Ahmed Sékou Touré, caracterizado por la represión y el culto a la personalidad, y después por el largo gobierno militar de Lansana Conté, que osciló entre reformas económicas y autoritarismo político. Esa herencia de centralización del poder y debilidad institucional explica tanto la fragilidad del pluralismo como la “fatiga” de la comunidad internacional, menos inclinada a implicarse en un escenario que percibe como una repetición de viejos patrones.
Esto ofrece margen de maniobra a Doumbouya. Aunque las exigencias que le remiten los organismos internacionales son idénticas a las de cualquier dictadura, incluyendo la necesidad de celebrar elecciones, el foco mediático se difumina cuando se encuentra con la frontera guineana. Por ello, Doumbouya da con una mano y quita con la otra.
Doumbouya anunció en 2022 un calendario de transición hacia elecciones, aceptando parcialmente las demandas de la CEDEAO y la UE; pero ha ido alargando los plazos y reprimiendo protestas que exigen una transición más rápida. En varias ocasiones liberó a opositores o activistas detenidos, como gesto hacia la comunidad internacional; pero casi al mismo tiempo, se han producido nuevas detenciones de líderes de la oposición o de manifestantes. Doumbouya recibe delegaciones de la UE, de la CEDEAO o de la ONU y acepta proyectos de cooperación (educación, salud, infraestructuras); pero internamente continúa gobernando por decreto, sin parlamento, y limita el espacio de acción de partidos políticos y sociedad civil. Promueve un discurso de apertura hacia inversiones extranjeras (chinas, turcas, rusas y europeas) y asegura que Guinea está “en transición democrática”; pero usa la retórica soberanista para justificar la permanencia indefinida de la junta y deslegitimar a la oposición como “instrumentos de Occidente”.
Nuevo revés democrático
La última: la junta militar guineana anunció en junio de 2025 la creación de una Dirección General de Elecciones (DGE), que será la encargada de organizar el referendum constitucional previsto para el 21 de septiembre, así como las elecciones generales y presidenciales de diciembre. Pero este fin de semana fueron suspendidos tres de los partidos políticos principales, que se suman a la lista de casi cincuenta partidos disueltos o suspendidos en los últimos años.
El reciente decreto presidencial establece que los partidos Agrupación del Pueblo Guineano (RPG), Unión de Fuerzas Democráticas (UFDG) y Partido de Renovación y Progreso han sido suspendidos por 90 días debido a su incumplimiento de los requisitos de la Carta Guineana de Partidos Políticos, según informó el Ministerio del Interior, citando problemas como la falta de convenciones internas o estados financieros auditados
La exclusión de las principales formaciones opositoras debe entenderse menos como una decisión coyuntural que como parte de un proceso de reconfiguración del sistema de partidos en Guinea. Al reducir drásticamente el número de actores con capacidad de articular demandas sociales, la junta no solo controla el calendario inmediato del referéndum, sino que sienta las bases de un pluralismo político restringido, en el que la competencia se redefine en torno a partidos menores o leales al régimen. Desde una perspectiva comparada, esta práctica reproduce dinámicas observadas en otros regímenes híbridos africanos, donde las instituciones electorales cumplen una función más de selección y filtrado que de apertura efectiva del campo político.
El régimen de Guinea Conakry goza de una distinción por percepción, pero su fondo es idéntico al de otros gobiernos de su estilo en el continente africano. En enero de 2024, al menos nueve periodistas fueron arrestados durante una protesta frente a la Casa de la Prensa en Conakry; reclamaban el levantamiento de la censura en redes y ondas. Fueron liberados al día siguiente, pero otro periodista, Sékou Jamal Pendessa, fue arrestado después y condenado en febrero. Pasó aproximadamente un mes detenido. El informe Freedom in the World 2025 destaca una constante represión a periodistas y medios: redadas a una manifestación en enero con arrestos, cancelación de licencias a medios en mayo, y desaparición forzada del administrador del sitio Habib Marouane Camara tras su arresto en diciembre. Etc.
Es un juego de espejos, similar al que se observa en otros gobiernos de corte autoritario del continente africano. En Gabón, en Ruanda, en Guinea Bissau.
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