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Infraestructuras
Tras décadas de estudios, bloqueos políticos y desafíos técnicos, el proyecto del túnel submarino que conectará España y Marruecos a través del Estrecho de Gibraltar ha recibido un nuevo impulso.
Lo que hasta ahora parecía una utopía, comienza a perfilarse como una futura realidad, gracias a nuevos estudios de viabilidad, inversión europea y un renovado interés geoestratégico por acercar Europa a África.
El Gobierno de España, a través de la empresa pública Secegsa, ha encargado dos estudios clave para avanzar en la viabilidad técnica del proyecto:
Ambos estudios están en marcha, con plazos que se extienden hasta septiembre de 2025.
El proyecto contempla la construcción de un túnel ferroviario de 60 kilómetros, de los cuales 28 kilómetros estarán completamente bajo el mar. Esta cifra supera al icónico Eurotúnel (50,5 km) y al Seikan japonés (53,8 km), y lo convertiría en uno de los túneles más largos del mundo.
Trayecto previsto: Tánger (Marruecos) – Algeciras (España)
Tipo de túnel: ferroviario, para pasajeros y mercancías
Primera fase: una sola galería compartida para ambos sentidos
Fase futura: duplicación del túnel para separar los sentidos
Se descarta, por ahora, un túnel para vehículos.
Aunque no se ha revelado oficialmente el coste final, fuentes cercanas al proyecto estiman que la inversión podría superar los 15.000 millones de euros, que se financiarían conjuntamente entre España, Marruecos y la Unión Europea. Ya se han movilizado partidas importantes:
2022: 100.000 €
2023: 750.000 €
2024: 2,7 millones € (más 2 millones de fondos europeos)
Estas cifras reflejan el compromiso creciente del Gobierno español, especialmente bajo la administración de Pedro Sánchez, por hacer realidad esta conexión transcontinental.
El túnel entre España y Marruecos no es solo una obra de ingeniería, sino también una jugada clave en el tablero geoestratégico mundial. Refuerza la conexión entre Europa y África, facilitando el comercio, el transporte de mercancías y el turismo. Además, también acelera la integración ferroviaria entre continentes, aunque actualmente la red marroquí aún no está totalmente electrificada.
Por último, impulsa el desarrollo económico de la región del Estrecho, tanto en el sur de España como en el norte de Marruecos.
Según los plazos oficiales, la finalización del túnel no se espera antes del año 2040, y eso en el mejor de los casos. Se trata de un proyecto a largo plazo, condicionado por factores como:
La reactivación del túnel submarino entre España y Marruecos no es casualidad. Coincide con una madurez tecnológica que permite afrontar desafíos como la perforación a grandes profundidades o el aislamiento sísmico en zonas inestables. Además, el contexto político ha mejorado notablemente, con una cooperación más fluida entre ambos gobiernos.
Este nuevo escenario ofrece por primera vez una combinación realista de voluntad política, financiación y viabilidad técnica, lo que acerca el túnel a una fase nunca antes alcanzada en sus casi tres décadas de planificación.
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