Legislativas
Cuatro jóvenes políticos franceses impulsan el frente republicano contra Le Pen
Los sondeos muestran que la unidad contra la extrema derecha aleja una mayoría absoluta de RN en la segunda vuelta
Un ambiente de cambio de tendencia se va apoderando de Francia según se acerca la hora de la verdad. No son datos científicos y los encuestadores repiten una y otra vez que todo depende de la actitud de los votantes este domingo durante la segunda vuelta de las elecciones legislativas, si siguen o no la consigna de voto republicana, pero sí que comienzan a reproducirse síntomas de que Francia podría esquivar a Marine Le Pen con un volantazo en la curva final. Una última proyección de la cadena de televisión BFM da a la extrema derecha ganadora con una mayoría de hasta 220 escaños, se quedaría a casi 60 de la absoluta.
El frente republicano estaría funcionando en muchas circunscripciones del país, los movimientos en la calle para plantar cara al Reagrupamiento Nacional (RN) y cierta sensación de tranquilidad en algunos sectores contrastan con la aparición de nervios en la extrema derecha.
El miércoles por la noche, cosa rara y poco habitual, el joven delfín de Le Pen, Jordan Bardella, parecía desbordado en la televisión BFM cuando los entrevistadores le sacaban la lista de «ovejas negras» en las listas del RN. Un candidato con pasado antisemita, otros tantos antivacunas e incluso una, Ludivine Daoudi, candidata por Caen, que ha tenido que retirarse después de que saliese publicada una fotografía suya con una gorra nazi. «Cuatro o cinco errores de casting», se justificaba Bardella, pero el ambiente ya no es tan favorable como a principios de semana. Día a día la fotografía de esta frenética campaña va cambiando. En parte porque hay contrapoderes, como la prensa, que estos días hacen su trabajo: investigar el pasado de algunos candidatos de las listas de extrema derecha que están siendo ahora todo un problema para Le Pen y Bardella.
El otro factor, no menos importante, es el ánimo ante lo que muchos creían que ya no iba a funcionar: el frente republicano. Cuatro caras jóvenes lo están liderando y renovando, pero sin partir de cero, es decir, tomando el relevo en sus formaciones políticas para revitalizarlas y unirse en lo que parece complicado: evocar una coalición XXL que sea alternativa a Le Pen. Seguramente sea algo utópico que el próximo lunes parezca irrealizable, pero ha despertado cierta ilusión en un votante frustrado que ya parecía condenado a aceptar que Le Pen, ahora sí que sí, iba a llegar al poder en Francia.
La estrella revelación de campaña de ese frente republicano está siendo sin lugar a duda Marine Tondelier, la nueva líder ecologista. Tiene credenciales para serlo. Viene de Henin-Beaumont, el que tantos años fuese el feudo del norte de Francia de Le Pen y su denominado laboratorio. Conoce sobre terreno la estrategia de RN y sabe entrar en el cuerpo a cuerpo con los líderes de la ultraderecha, además de suponer una cara de renovación en una izquierda muchas veces condenada a seguir los pasos del izquierdista radical Jean-Luc Mélenchon.
Precisamente, dentro de su formación, La Francia insumisa, se ha abierto una especie de guerra civil socavada para acabar con los rastros de antisemitismo y sectarismo tantas veces impulsados por Mélenchon. La cara de renovación es la de François Ruffin, periodista de 48 años que lidera el ala crítica contra el hasta ahora líder de la izquierda radical.
Cosa parecida, pero más sutil pasa en el macronismo. La hipótesis –hasta ahora descabellada– de que Gabriel Attal pudiese seguir de primer ministro a partir del lunes ha dejado de serlo. Un sondeo aparecido en la noche del lunes en la cadena LCI lo señala como favorito por los franceses. Sus gestos hacia la izquierda de mano tendida y su imagen mucho menos arrogante que la del presidente estaría siendo bien percibida por la opinión pública que entiende como necesaria la participación del centro en el futuro político del país.
A estos tres nombres, hay que añadir el del eurodiputado Raphael Glucksmann, que encarna la renovación de la socialdemocracia y tuvo un buen resultado en las europeas resucitando al Partido Socialista (PS).
Estas cuatro caras (Tondelier, Ruffin, Attal y Glucksmann) y el resultado de lo que pueda salir de sus combinaciones y negociaciones puede tener mucho que ver con el planteamiento de un proyecto político alternativo a Le Pen y Bardella. Probablemente sea utópico y no salga nada concreto de sus manos tendidas, pero la ilusión que despiertan en el votante republicano parecen traducirse en suficientes para cumplir el objetivo principal por la que se han juntado en esta unión in extremis: alejar a Le Pen del poder. El lunes, ya será otro día.
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