Bruselas

España vuelve al núcleo de la UE con Borrell como jefe de la diplomacia

Dos mujeres, la alemana Ursula von der Leyen y la francesa Christine Lagarde, se situarán al frente de la Comisión y el Banco Central, respectivamente. Pedro Sánchez fracasa como negociador de la familia socialista.

El ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, en el Parlamento Europeo. EFE/Stephanie Lecocq
El ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, en el Parlamento Europeo. EFE/Stephanie Lecocqlarazon

Dos mujeres, la alemana Ursula von der Leyen y la francesa Christine Lagarde, se situarán al frente de la Comisión y el Banco Central, respectivamente. Pedro Sánchez fracasa como negociador de la familia socialista.

Tras una agria pelea, nada hay mejor que una ardosora reconciliación. Después de semanas de dura pugna, el eje franco- alemán vuelve a mirarse a los ojos y remar en la misma dirección.

Tras una cumbre maratoniana de tres días capaz de desesperar a las almas más templadas y firmemente europeístas, Berlín y París consiguen las dos joyas de la corona dentro de la renovación de cargos de la cúpula comunitaria: la presidencia del Ejecutivo comunitario para Berlín, para Ursula von der Leyen –actual ministra de Defensa–, y la sucesión de Mario Draghi al frente del Banco Central Europeo para París, para Christine Lagarde –directora gerente del Fondo Monetario Internacional. España por su parte vuelve al primer plano del club con Josep Borrell como jefe de la diplomacia europea, y el belga Charles Michel, liberal, se hace con la presidencia del Consejo en sustitución de Donald Tusk. Berlín y París ganan y los dos ceden. Sólo así es posible fumar la pipa de la paz.

Por una parte, Emmanuel Macron consigue dinamitar el sistema conocido como «Spitzenkandidaten» por el que los candidatos de las familias políticas que se presentan a las elecciones europeas se convierten en aspirantes de la presidencia de la Comisión y aísla el fantasma de un halcón en la sede de la entidad monetaria después de los intentos de Berlín por colocar a un ortodoxo como Jens Weidman.

Por su parte, la canciller alemana mantiene la presidencia de la Comisión Europea y consigue salvar el orgullo de los suyos, que veían la cesión de este puesto a los socialistas como una completa humillación, después de haber sido la fuerza más votada en las elecciones de mayo. Alemania consigue también conservar la presidencia del ejecutivo comuntario, después de que el candidato de la canciller –el bávaro Manfred Weber– fuera vetado sin descanso por Emmanuel Macron. El acuerdo fue alcanzado por unanimidad, si bien Alemania se abstuvo debido a las reticencias que suscita el acuerdo en su coalición de gobierno con los socialistas.

El gran interrogante ante este pacto es la reacción de la Eurocámara, que debe refrendar por mayoría la presidenta del ejecutivo comunitario y que ha defendido con uñas y dientes el «Spitzenkandidaten», un intento de instalar un sistema más democrático en el seno de las decisiones europeas y de organizar lo más parecido a una campaña electoral europea en la que la agenda nacional. Pero una vez más, se ha impuesto la estirpe de los «tapados». Candidatos que consiguen imponerse en el último momento, tras una serie de vetos cruzados y cuya mejor cualidad es no suscitar grandes oposiciones en las cancillerías.

El grupo de Visegrado (Polonia, Hungría, República Checa y Eslovaquia) consiguieron anotarse un tanto después de que el candidato socialista, Frans Timmermans, quedase descartado como sucesor de Jean-Claude Juncker. El político polaco se ha convertido en esta legislatura en el azote contra los países del Este por la deriva autoritaria de Polonia y Hungría. Italia también se unió a este frente anti-Timmermans en entente cordiale con Visegrado y celebró con entusiamo a Lagarde dentro de la entidad monetaria, previsiblemente a favor de continuar con la política continuista de Mario Draghi.

Dentro de este paquete también hay que señalar una clave no menor: dos mujeres en los dos principales puestos del engranaje comunitario. Con esta decisión se abre una nueva etapa en las instituciones europeas tras años de muchas promesas y pocas realidades. La lógica de las familias políticas impuesta por el «spitzenkandidaten» había originado un bloqueo peligroso las últimas horas, debido también a la fragmentación derivada del nuevo hemiciclo europeo. Pero, en la hora decisiva, la burbuja comunitaria volvió a sus fueros y se ha impuesto el método utilizado una y otra vez. La entente entre Macron y Sánchez (liberales y socialistas) se ha mostrado eficaz a la hora de descabalgar a Weber, al que el presidente galo consideraba carente de la experiencia suficiente para suceder a Juncker.

Tras ayudar a Macron en este objetivo, el papel de Sánchez en estas negociaciones como coordinador de los socialistas no resulta especialmente exitoso. Después de acariciar el cielo con la candidatura de Timermans al ejecutivo comunitario ( ayer por la mañana seguía siendo el aspirante de Sánchez), los socialistas acaban con un reparto de poder muy similar al de 2014, con tan solo el puesto de alto representante para la diplomacía comunitaria para Josep Borrell, el candidato que nuestro país siempre había señalado como aspirante «natural» por encima de otros candidatos, en referencia a Nadia Calviño como vicepresidenta económica o Teresa Ribera para una cartera relacionada con la transición energética. Estas posibilidades quedan descartadas ya que el puesto de alto representante es a su vez vicepresidente del ejecutivo y cada país tiene solo un miembro en la Comisión.

Pedro Sánchez negó cualquier acusación de fracaso y explicó que este puesto de Borrell estará reforzado con la cartera de Ayuda Humanitaria y las relaciones con África. También reveló que los socialistas han conseguido el compromiso de que la cartera de Asuntos Económicos será para esta familia política. La primera vicepresidencia de la CE será para Timmermans. «Para España es un acuerdo extraordinario», intentó zanjar el presidente del Gobierno. Las críticas llegaron en sus propias filas. La socialista Iratxe García, jefa de filas de los socialistas europeos, calificó este acuerdo entre las capitales de «fuertemente decepcionante».

► PRESIDENTA DEL BANCO CENTRAL EUROPEO - Christine Lagarde

La francesa, de centro derecha, está actualmente al frente del Fondo Monetario Internacional, lideraría el Banco Central Europeo (BCE) con sede en Fráncfort, que dirige las economías de los 19 miembros de la zona euro.

► PRESIDENTA DE LA COMISIÓN EUROPEA - Ursula von der Leyen

La ministra de Defensa alemana del partido gobernante de centro-derecha de la canciller Angela Merkel tomaría el mando de la Comisión Europea, que propone leyes para el bloque en todo, desde la migración al clima, negocia acuerdos comerciales con terceros países y supervisa los presupuestos de los estados miembros.

► PRESIDENTE DEL CONSEJO EUROPEO - Charles Michel

El primer ministro belga, liberal, se convertiría en el próximo presidente de las cumbres de los líderes de la UE y se encargaría de establecer compromisos entre los 28 estados miembros, que a menudo se convierte en tarea casi imposible.

► PRESIDENTES DEL PARLAMENTO EUROPEO - Manfred Weber y Sergei Stanishev

El aliado alemán de Merkel, Manfred Weber, y un ex primer ministro socialista de Bulgaria, Sergei Stanishev, compartirían el liderazgo de la nueva asamblea de la UE, durante dos años y medio cada uno.

► JEFE DE POLÍTICA EXTERIOR DE LA UE - Josep Borrell

El ministro de relaciones exteriores en funciones socialista de España se convertiría en el máximo diplomático del bloque en Bruselas, en reemplazo del saliente italiano Federica Mogherini. En este cargo, Borrell también sería un jefe adjunto de la nueva Comisión.

► VICEPRESIDENTES DE LA COMISION EUROPEA

La liberal danesa Margrethe Vestager, el socialista holandés Frans Timmermans y la socialista eslovaca Maros Sefcovic podrían convertirse en otros diputados de von der Leyen. (Reporte de Gabriela Baczynska, editado por Robin Emmott)