Elecciones en Italia
De comunista a hombre de traje gris
A sus 62, Pier Luigi Bersani es la esperanza de la izquierda italiana de volver al poder tras cinco años en la oposición. Nacido en la pequeña localidad de Bettola (Piacenza) en el seno de una familia trabajadora, el líder de Partido Democrático (PD) estudió Filosofía y militó en las filas del Partido Comunista hasta 1991, cuando el PCI se derrumbó y de sus cenizas nacieron los Demócratas de Izquierdas (DS) de Massimo D'Alema. En 2007, participó en la creación del PD, una formación socialdemócrata nacida de la unión del DS y la centrista Margarita. Pese a su imagen de hombre gris, se impuso con claridad al joven y telegénico alcalde de Florencia, Matteo Renzi, en las primarias abiertas que organizó el partido en noviembre.
Líder de la oposición durante la última legislatura, Bersani es un político en las antípodas de "Il Cavaliere". Gris, con poco carisma y no demasiado preocupado por su apariencia, promete representar el "deseo de cambio"de los italianos para acabar con la "opacidad"y la "confusión de la era Berlusconi". Frente a los escándalos personales de su rival, Bersani lleva treinta años casado con la misma mujer, con la que ha tenido dos hijas.
Representante de la clase política que ha gobernado el Italia durante los útlimos veiente años, Bersani inició su carrera política en 1993 como presidente de su región natal, Emilia Romaña, un feudo tradicional de la izquierda al noroeste del país. La victoria del Olivo de Romano Prodi en las elecciones de 1996 le sirvieron para dar su salto a la política nacional y ocupar sucesivamente los cargos de ministro de Industria, Transportes y Desarrollo Económico. Su fama de honesto, serio y buen negociador le granjearon rápidamente la fama de la patronal italiana, lo que le será muy útil si, como anticipan las encuestas, llega a primer ministro.
Tras apoyar en el Parlamento las políticas del Gobierno tecnócrata de Mario Monti pese a no compartir alguns de ellas, como la reforma laboral, el candidato del PD promete continuar la política de austeridad, pero poniendo el acento en el empleo y la justicia social. "De lo que se trata -explica- es de traer sobriedad a la política, hacer leyes serias contra la corrupción, contra el conflicto de intereses y a favor de la libertad y apertura del mercado". Una agenda que ha tratado de transmitir al Gobierno de Angela Merkel, que apoya abiertamente a Monti, durante una reciente visita a Berlín. Europeísta y reformista, sueña con devolver a Italia al centro del proceso de construcción europea.
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