Emergencia

La debacle de Zimbabue: cólera, hiperinflación y una nueva sequía

Zambia y Malawi también sufren las consecuencias que trajo el fenómeno de El Niño en los últimos meses, que se suma a la epidemia de cólera en curso

Zimbabu declara el estado de desastre por sequía 03/04/2024
Zimbabue declara el estado de desastre nacional por sequíaEuropa Press/Contacto/Shaun JusaEuropa Press

El gobierno de Zimbabue declaró este miércoles el estado de desastre como consecuencia de la grave sequía provocada por el fenómeno de El Niño y que afecta actualmente a la mayor parte de África austral. Tras este dramático anuncio, el presidente del país, Emmerson Mnangagwa, comunicó que se necesitan 2.000 millones de dólares para superar la crisis. En un mensaje publicado en su cuenta de X, Mnangagwa informó que “he declarado el estado de desastre por sequía debido a la grave situación alimentaria causada por el efecto de El Niño. Estamos movilizando recursos para asistir a las comunidades afectadas y mitigar el impacto de este desastre natural. Estamos juntos en solidaridad durante estos tiempos difíciles”.

El presidente solicitó en un discurso previo la asistencia humanitaria de Naciones Unidas, oenegés y organizaciones religiosas. El Programa Mundial de Alimentos ya desarrolló entre los meses de enero y marzo un programa que pretendía alimentar a 2.7 millones de personas (Zimbabue tiene una población de 15 millones de personas), aunque parece no haber sido suficiente para contener la crisis. Hace años que Zimbabue se apoya en las organizaciones internacionales para evitar las hambrunas provocadas por un aumento de las sequías y de las inundaciones, aunque es de suponer que la ayuda requerida este 2024 no llegará tan fácilmente. Las guerras de Gaza, Ucrania, Sudán y República Democrática del Congo, unidas a otros conflictos repartidos por el globo y a los desastres naturales ocurridos en Marruecos, Libia, Siria y Turquía en el último año, se suman a una política de recortes en las ayudas que ejercen actualmente los países desarrollados. Sólo en Sudán, donde la cuenta atrás comenzó hace meses, la ONU hizo un llamamiento para recaudar los 2.700 millones de dólares necesarios para alimentar a una población civil al borde del abismo… de los cuales se han recaudado apenas un 5%, es decir, 131 millones de dólares.

La sequía que afecta a Zimbabue también perjudica a las vecinas Zambia y Malawi. El presidente zambiano, Hakainde Hichilema, declaró el desastre nacional por sequía durante el pasado mes de febrero, informando que alrededor de la mitad de la cosecha del maíz (un alimento fundamental para la alimentación del país) se había perdido. Naciones Unidas calcula que la mitad de la población se ha visto afectada por la sequía. Lazarus Chakwera, presidente de Malawi, también anunció este 2024 que necesitaba una cantidad superior a 200 millones de dólares para combatir la sequía que había afectado a 2 millones de hogares. Naciones Unidas estipuló en 9 millones el número de personas necesitadas de ayuda.

El fenómeno de El Niño no tiene piedad. Si Malawi, Zambia y Zimbabue luchan contra los efectos de la sequía, en Kenia, Etiopía y Somalia se registraron en los meses de octubre y noviembre de 2023 alrededor de 200 fallecidos como consecuencia de las fuertes inundaciones provocadas por las lluvias. Sólo en Somalia, 300.000 personas tuvieron que ser desplazadas para escapar de las riadas, perdiendo sus hogares; 1.5 millones de hectáreas de cultivo fueron igualmente destruidas por las inundaciones.

La situación general en la región amenaza con ser crítica: Zambia, Zimbabue, Malaui y Mozambique se enfrentan desde 2023 a su peor brote de cólera registrado en el siglo XXI. Sólo en Zambia, Médicos Sin Fronteras informó en el mes de febrero que se habían acumulado desde el mes de octubre 19.000 casos y 700 muertes. Como medida tomada in extremis, el presidente Hakainde Hichilema ordenó en enero el traslado de los habitantes de las zonas urbanas más pobladas a pequeñas localidades rurales, para evitar en la medida de lo posible la proliferación de la enfermedad en áreas de mayor densidad poblacional: esas comunidades desplazadas que huían del cólera se han encontrado ahora a las puertas de la hambruna que trae la sequía.

La capital de Zimbabue, Harare, tuvo que declarar el estado de emergencia durante el pasado mes de noviembre, después de que se registraran 7.000 casos y docenas de personas murieran como consecuencia de ello. El alcalde de Harare dijo entonces que las condiciones de la actual epidemia de cólera poseían muchas similitudes con respecto a la ocurrida en 2008, cuando 4.000 personas fallecieron y 100.000 enfermaron de cólera en Zimbabue. La situación en Zimbabue se lee, siete meses después de las elecciones que mantuvieron en el poder (sin sorpresas) a Emmerson Mnangagwa, complicada, auspiciada por una hiperinflación que lastra desde hace años la economía nacional, las represiones ejercidas por el Gobierno y las duras sanciones impuestas al autoritarismo de Mnangagwa por parte de Estados Unidos y de la Unión Europea.