Guerra en Siria
Denuncian torturas sistemáticas y miles de ejecuciones en Siria
Fiscales internacionales acreditan con pruebas 11.000 ejecuciones «sistemáticas» en las cárceles
En la víspera de la segunda conferencia de paz para buscar una salida negociada a la guerra civil en Siria, se publicó un incómodo informe en el que se acusa al régimen de Damasco de haber asesinado y torturado a 11.000 presos. El documento, financiado por uno de los valedores de los rebeldes sirios, el emirato de Qatar, fue elaborado con 55.000 documentos fotográficos que analizan tres ex magistrados del Tribunal de la Haya. Los tres responsables son el ex fiscal del caso del ex presidente yugoslavo Slobodan Milosevic en el Tribunal Especial para la Antigua Yugoslavia, Geoffrey Nice; y los ex fiscales del Tribunal Especial para Sierra Leona, Desmond de Silva y David Crane, que procesaron al presidente Charles Taylor de Liberia.
De Silva puntualizó que las pruebas «documentan asesinatos a escala industrial» y destacó que «se trata de una pistola humeante de un tipo que no habíamos visto hasta ahora». «Supone un caso muy firme, eso está claro», valoró. Los tres ex magistrados expertos en el Derecho Internacional consideran que el documento contiene pruebas que pueden ser aceptadas por un tribunal, tanto de crímenes de guerra como de crímenes contra la Humanidad por parte del Gobierno sirio. El brutal informe de 31 páginas de la investigación judicial, que se entregó ayer a la ONU y a las potencias que participan en la conferencia de Ginebra, fue posible gracias al chivatazo de un ex policía militar que tenía a su disposición miles de fotografías y archivos de torturas u otras violaciones sistemáticas del régimen.
Nuevos crímenes impunes contra opositores encarcelados que datarían desde marzo de 2011 hasta el pasado mes de agosto. Este ex funcionario sirio, con el alias de «César», desertó del país árabe a Turquía con toda esta valiosa información y pruebas, que entregó a la Coalición Nacional de Fuerzas Opositoras y de la Revolución Siria (CNFORS).
El mes pasado, el equipo del Tribunal de la Haya viajó a Turquía para reunirse con el ex policía militar, quien dijo que su trabajo era sólo tomar fotografías de torturados o ejecutados, pero que «nunca presenció ninguna tortura». «El procedimiento consistía en que, cuando los condenados eran ejecutados en sus lugares de detención, sus cuerpos eran llevados a un hospital militar para ser fotografiados, según el informe. Podía haber hasta 50 cuerpos por día para fotografiar, que requerían un trabajo de 15 a 30 minutos por cuerpo», añade «César» en el informe, al que tuvo acceso el periódico «The Guardian». A los cuerpos se les asignaban dos números y sólo los servicios de inteligencia conocían la identidad de los fallecidos. Según el topo del régimen sirio, a las familias de las víctimas se les contaba que habían muerto de un «ataque cardiaco» o por «problemas respiratorios», sin tener que mostrar el cadáver. Después, los cuerpos eran enterrados en un área rural. El informe y las terribles imágenes han levantado fuertes quejas internacionales. «Estamos horrorizados, igual que el resto del mundo, ante las imágenes que han salido a la luz. Condenamos en los términos más firmes las acciones del régimen y pedimos que se ciña a sus obligaciones internacionales en cuanto al respeto de los prisioneros», increpó un alto funcionario del Gobierno de Estados Unidos. Quien conoce perfectamente el horror de una cárcel secreta de Damasco es Rabieh. Esta joven, que se identifica a LA RAZÓN con un nombre falso, pasó medio año de su vida en un zulo. A esta ex funcionaria de una compañía de telefonía móvil se la llevaron los matones de Asad detenida del trabajo en un coche con las ventanas tintadas al aeropuerto militar de Mazzeh. Le dejaron despedirse de su padre, que tuvo que marcharse sin saber cuándo volvería a ver a su hija. «Era horrible. Las paredes eran tan finas que oímos los gritos y los golpes de la gente que estaban interrogando. Siempre lo hacían por la noche, y no podíamos dormir. Así que para poder descansar un poco, dormíamos unas horas durante el día», explicó a este diario vía skype. Rabieh recuerda que tuvo que bajar unas escaleras y la metieron en un sótano. «Estaba temblando de miedo. Recorrí un pasillo largo y oía gritos, muchos gritos. La venda no estaba demasiado fuerte y pude ver hacia abajo. Vi los pies desnudos de un hombre, rodeados de un charco de sangre», detalló la ex convicta, mientras rememoraba su calvario. «Tuve suerte; otros no han salido con vida o siguen desaparecidos», agregó.
700.000 presos políticos
Según fuentes opositoras consultadas por LA RAZÓN, el número de activistas o rebeldes detenidos que han entrado a las cárceles de Asad (algunos han salido y otros no) supera los 700. 000. El número de ejecuciones extrajudiciales se desconoce, pero 3.200 presos disidentes han sido asesinados hasta ahora durante las torturas en las cárceles del régimen sirio, entre ellos, 91 niños y cerca de 250 mujeres.
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