
Conflicto armado
Las denuncias cruzadas entre Camboya y Tailandia amenazan la paz
Crece la incertidumbre en la región a raíz de un incidente mortal registrado en las horas posteriores al alto el fuego

Desde la volátil frontera entre Camboya y Tailandia, la tregua acordada hace apenas 24 horas pende de un hilo. En la disputada zona de Choam Te, un incidente ha desatado el caos: tropas tailandesas habrían emboscado y capturado a un grupo de soldados camboyanos en una maniobra que Phnom Penh califica como "traición descarada" al cese al fuego. Uno de los capturados logró escapar, pero se teme que al menos dos han perdido la vida. El aire se carga de nuevas tensiones mientras las capitales intercambian acusaciones y la región contiene el alientoante el riesgo de una escalada bélica.
En la zona limítrofe de Preah Vihear, un encuentro destinado a sellar la paz entre las naciones se convirtió en una emboscada. En el puesto de control de An Ses, militares camboyanos desarmados, liderados por el Mayor General Chan Sopheaktra, acudieron a un saludo protocolar con sus contrapartes, confiados en las promesas de concordia. Pero en un giro traicionero, los tailandeses supuestamente rompieron el protocolo, apuntaron con sus armas y capturaron al grupo.
"Nuestros hombres fueron leales al acuerdo, pero nos defraudaron con alevosía", denunció Sopheaktra ante diplomáticos de 13 países. Al parecer, uno de los soldados escapó milagrosamente; dos, según reportes preliminares, podrían estar muertos. Los demás siguen en manos tailandesas, mientras la región se prepara para las repercusiones de este "acto de mala fe".
El teniente General Rath Dararoth, Secretario de Estado del Ministerio de Defensa Nacional, exigió la inmediata repatriación de los retenidos durante la visita de la delegación extranjera, integrada por observadores internacionales y representantes diplomáticos. "Camboya honra escrupulosamente el cese al fuego, pero esta agresión constituye una afrenta al derecho internacional y a los principios de la coexistencia pacífica", declaró Dararoth. Su mensaje incluyó un apremiante llamado a ejercer presión sobre Bangkok para garantizar la integridad de los prisioneros.
La comitiva internacional, que recorrió la zona bajo estrictas medidas de seguridad, tenía como objetivo supervisar el cumplimiento del armisticio, un acuerdo mediado tras meses de escaramuzas en la región. La zona de "Choam Te", próxima al templo ancestral –foco de una sangrienta disputa territorial de larga data–, ha sido escenario de choques intermitentes que han tensionado las relaciones bilaterales. El pacto, alcanzado tras exigentes negociaciones, buscaba desactivar las hostilidades y abrir paso a una resolución dialogada. No obstante, este incidente amenaza con desbaratar los progresos y reavivar un conflicto latente.
Camboya considera el altercado un acto contra su soberanía
Phnom Penh ha calificado el altercado como un atentado contra su soberanía y una provocación que pone a prueba su paciencia. "Nuestros efectivos fueron atacados en un momento de vulnerabilidad, mientras ofrecían un gesto de buena voluntad", señaló un alto mando militar a medios locales bajo anonimato. La delegación extranjera constató la atmósfera de alerta máxima en la frontera, donde las fuerzas camboyanas mantienen un despliegue reforzado para prevenir nuevas incursiones.
En el ámbito interno, la noticia ha desatado una oleada de indignación en Camboya. En la capital, organizaciones civiles han convocado concentraciones pacíficas para demandar justicia y el retorno de los soldados. El Ejecutivo, por su parte, ha intensificado su ofensiva diplomática, remitiendo notas formales a Naciones Unidas y a la ASEAN para denunciar la transgresión y solicitar una intervención inmediata. "No toleraremos más actos de hostilidad encubiertos bajo el manto de un acuerdo de paz", afirmó un portavoz del Ministerio de Defensa.
Fuentes extraoficiales citadas por medios regionales han insinuado que el incidente pudo derivar de un "error de interpretación", pero la ausencia de un pronunciamiento oficial alimenta las especulaciones y la desconfianza. Este mutismo contrasta con la postura de Camboya, que ha documentado meticulosamente el incidente para sustentar su reclamo ante foros internacionales.
La situación se mantiene en un delicado equilibrio. Las fuerzas armadas camboyanas, en estado de máxima alerta, han reforzado sus posiciones defensivas, mientras el gobierno reitera su disposición al diálogo, pero con una advertencia clara: cualquier nueva provocación será respondida con firmeza.
Investigan la presencia de mercenarios rusos
En paralelo, denuncias sobre la presunta participación de mercenarios rusos en operaciones militares camboyanas han generado alarma en la región, amenazando con desestabilizar el acuerdo que buscaba poner fin a las hostilidades que cobraron 38 vidas y desplazaron a cerca de 300.000 personas en ambos lados de la frontera.
Las acusaciones surgieron a partir de publicaciones en redes sociales que muestran imágenes de extranjeros con uniformes similares a los del ejército camboyano, identificados por los autores como "mercenarios rusos" contratados para asistir a Phnom Penh en ataques con drones kamikaze contra posiciones tailandesas. El incidente que desató estas sospechas tuvo lugar en la zona de Chong An Ma, en la provincia tailandesa de Ubon Ratchathani, donde, según fuentes militares de Bangkok, drones de origen no confirmado atacaron a sus posiciones en las primeras horas posteriores a la entrada en vigor de la tregua.
El General Nattaphon Narkphanit, viceministro de Defensa de Tailandia, abordó el tema en una rueda de prensa el miércoles, subrayando que las autoridades aún no han verificado la veracidad de estas afirmaciones. "Estamos analizando las imágenes y las señales interceptadas, pero las pesquisas están en una etapa inicial", declaró, llamando a la cautela para evitar especulaciones infundadas. Sin embargo, un informe del Comando Militar tailandés señaló indicios de actividad inusual, incluyendo transmisiones en ruso detectadas en las cercanías de Chong An Ma, lo que plantea la posibilidad de que personal extranjero esté adiestrando a las fuerzas camboyanas o incluso manejando directamente los aparatos.
Bangkok, en máxima alerta
La hipótesis de una intervención externa ha puesto en alerta máxima a Bangkok, donde los mandos militares trabajan para determinar si los drones, posiblemente fabricados en Rusia o China, contaron con apoyo de terceros. Un video difundido en plataformas digitales, en el que se observa a un soldado camboyano conversando con un individuo de habla rusa, ha intensificado las sospechas. Las autoridades tailandesas, conscientes del impacto de estas imágenes, han instado a los medios de comunicación a abstenerse de publicar información no corroborada, argumentando que la implicación de una potencia extranjera en un conflicto entre dos naciones del sudeste asiático parece improbable sin pruebas sólidas.
El trasfondo de estas denuncias es especialmente sensible. La paz, negociada con la mediación de Malasia y el respaldo de potencias como Estados Unidos y China, tenía como objetivo detener cinco días de enfrentamientos que devastaron comunidades fronterizas. No obstante, el presunto uso de drones ha llevado a Tailandia a cuestionar la sinceridad de su vecino y a redoblar esfuerzos para documentar cualquier violación.
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