Elecciones en Portugal
La derecha gana en Portugal tras ocho años de socialismo
El partido ultranacionalista Chega se consolida en tercera posición con casi el 20% de los votos y tendría la llave de la gobernabilidad
Portugal emprende el giro a la derecha vaticinado por las encuestas. El candidato de la coalición de centroderecha Alianza Democrática (AD), Luís Montenegro, ganaría unas elecciones legislativas muy ajustadas que le perfilan como próximo primer ministro en sustitución del socialista António Costa. Los conservadores obtienen el 29,49% de los votos. El resultado otorga a los de Montenegro 79 diputados, lejos de la cifra mágica de 116 que marca la mayoría en la Asamblea, aunque pactara con Iniciativa Liberal (IL) de Rui Rocha.
Mientras, el Partido Socialista (PS), en segundo lugar con el 28,66% de los votos, se desploma y perdería casi 50 escaños hasta los 77 en su peor resultado histórico desde 1991. Los de Pedro Nuno Santos se quedarían casi sin opciones de reeditar la «geringonça», el acuerdo parlamentario con las fuerzas de la izquierda que aupó a Costa a la jefatura del Gobierno en 2015. El histórico socialista Manuel Alegre reconoció a su llegada al hotel Altis de Lisboa, donde sus compañeros de filas siguieron el recuento, que el partido debe «prepararse para ser oposición, liderar la oposición y crear una alternativa para las próximas elecciones».
El otro gran vencedor de los comicios es Chega. La ultraderecha se dispara con más del 18,06% de los votos y pasaría de 12 a 48 escaños en el Parlamento consolidándose como tercera fuerza. Los de André Ventura podrían tener la llave de la gobernabilidad, aunque Montenegro ha insistido a lo largo de la campaña que no pactará con la extrema derecha. El propio Ventura reaccionó a las primeras proyecciones celebrando «el fin del bipartidismo» y lanzando un mensaje contra el presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, que se comprometió a hacer todo lo posible para impedir que Chega llegue al Gobierno, según reveló el diario Expresso.
«Espero que [Marcelo] se dé cuenta de que no hay nadie en Portugal que sea dueño de la voluntad del pueblo», expresó un Ventura que se mostró claro sobre sus aspiraciones: «AD pidió mayoría, los portugueses le dijeron que esa mayoría pertenece a AD y Chega». Ante la pregunta de si ha hablado ya con Montenegro, ha pedido tiempo: «Hoy aún es pronto. Mañana sería bueno que se comenzara a hablar de presupuestos».
El escenario es incierto. Pedro Nuno Santos se abrió a permitir un Gobierno en minoría del centroderecha para garantizar la estabilidad y cerrar el paso a Chega. El director de campaña del PS, João Torres, confirmó que el partido liderará la oposición al no ser el más votado. «El PS no va a crear un impasse constitucional en el país. El PS no es el socio natural de la AD», apuntó refiriéndose a la posibilidad de formar una gran coalición con el centroderecha. «Si se confirman las proyecciones el PS tendrá la obligación, eso sí, de liderar la oposición. Esperamos con serenidad y tranquilidad a los resultados», planteó después al ser interrogado por la posibilidad de un acuerdo de partidos de izquierda. En cuanto al futuro, Torres advirtió de que «nadie espere que el PS apoye los presupuestos de la AD. Tenemos una visión diferente de la sociedad, con una matriz diferente».
«El escenario posible es un Gobierno minoritario de centroderecha (AD+IL)», traslada a LA RAZÓN Nuno Gonçalo Poças, abogado, escritor y columnista del diario Observador. «La política portuguesa se ha convertido en tripartita, con un bloque a la izquierda, otro a la derecha y otro en el centro». Gonçalo Poças considera posible que el Gobierno «caiga a finales de año», porque estando en minoría tendrá que negociar medida a medida con las dos fuerzas políticas a su derecha. «Es un atolladero político y una incertidumbre para el futuro», resume. «Portugal se encuentra en un proceso de ensayo y error».
Alta participación
Más de 10,8 millones de portugueses estaban llamados a votar en unas elecciones legislativas anticipadas que vaticinaban un cambio de ciclo político. La dimisión en noviembre del primer ministro António Costa al saberse investigado por la Fiscalía del Tribunal Supremo en el marco de la «Operación Influencer», una causa por presunta corrupción que salpicaba a personas de la más absoluta confianza del líder socialista, desembocó en una convocatoria electoral que ponía fin 8 años después a la era Costa, sobre quien no pesa todavía ninguna acusación formal.
El elevado número de indecisos, cercano al 20% según la media de las encuestas, hacía presagiar de nuevo una baja participación en unos comicios con reminiscencias históricas. Portugal conmemora el próximo 25 de abril el 50 aniversario de la Revolución de los Claveles, el golpe de mano militar que acabó con el «Estado Novo» y restauró la democracia. Pero los portugueses respondieron contra todo pronóstico. Dejaron de lado la apatía y acudieron a las urnas, a pesar del mal tiempo, como no lo habían hecho desde 2015.
Los datos registrados a media tarde confirmaron que en estos comicios votaron más personas que en las dos últimas elecciones legislativas. El porcentaje de participación a las 16:00 hora local era del 51,96%, según los datos del Ministerio del Interior. Queda pendiente conocer el porcentaje definitivo de abstención, que solo se calculará después del 20 de marzo, cuando se cuenten los votos de los emigrantes.
Los colegios electorales abrieron sus puertas a las 08:00 y cerraron a las 19:00 hora local en el Portugal continental y en Madeira, una hora más en la España peninsular. En las Azores, los centros abrieron y cerraron una hora más tarde por la diferencia horaria. La votación transcurrió sin incidentes más allá de las denuncias cruzadas ante la Comisión Electoral Nacional entre Alternativa Democrática Nacional, una formación antisistema minoritaria, y AD por supuestos errores en la votación por parte de los electores del centroderecha ante la similitud de sus siglas en las papeletas. Pero la CNE desestimó las alegaciones.
El Gobierno resultante de los comicios de hoy no tiene plazo legal para tomar posesión o ser propuesto por el primer ministro designado al presidente de la República. El proceso ha durado de media alrededor de un mes, aunque en 2022 tardó el doble. El último Ejecutivo de Costa no tomó posesión hasta el 8 de abril de 2022, 68 días después de las elecciones del 30 de enero. Empieza la cuenta atrás.
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