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Historia

La derrota más humillante de la historia: el día que Australia perdió la guerra contra un grupo de aves gigantes

Hace casi ya un siglo desde que este país tuvo que rendirse ante un "ejército" formado por decenas de miles de animales

Ave emú PEXELS (Brett Sayles)

La palabra 'guerra' suele inspirar imágenes de acción y heroísmo para quienes no la vivieron, o tal vez resentimiento, miedo y tristeza para quienes, por desgracia, se vieron alguna vez involucradas en una. Sin embargo, ninguno de estos calificativos podrían aplicarse a uno de los conflictos más surrealistas que se han vivido en los últimos tiempos. La historia, que parece sacada de una película de 'serie Z' (bajo presupuesto y nula calidad literaria).

Se trata de un conflicto armado real que tuvo lugar hace poco menos de un siglo en las antípodas de España, en la lejana Australia, conocida como "la isla más grande del mundo", si bien muchos expertos han insistido en que no debería recibir tal denominación. En mitad de esta masa continental de Oceanía, un batallón armado con ametralladoras de enfrentaría a una amenaza que no era siquiera humana: un numeroso grupo de emúes, unas aves no voladoras de gran tamaño parientes de las avestruces.

Esta llamativa anécdota ya llamó la atención de la prensa local de la época, y hoy en día vuelve a tomar popularidad gracias a las redes sociales y los medios de comunicación que la rescatan del olvido periódicamente. Y no es para menos, porque esta historia no solo demuestra la fuerza de la naturaleza salvaje, sino también los errores de cálculo y sobreestimaciones de la especie humana acerca de nuestras propias capacidades.

La derrota más humillante de la historia: el día que Australia perdió la guerra contra un grupo de aves gigantes

En 1932, en medio de la Gran Depresión, mientras Europa se agitaba políticamente y Estados Unidos intentaba salir de una catástrofe económica, Australia vivía su propio drama, aunque de una naturaleza sorprendentemente distinta: una "invasión" de emúes. Estas enormes aves no tienen la capacidad de volar, sino que son corredoras, y son una parte fundamental de la cultura y la identidad australianas.

De hecho, un ejemplar de emú aparece en el escudo de armas de Australia junto a un canguro, otro de sus símbolos nacionales más característicos. Sin embargo, este pariente de las avestruces se convirtió durante un tiempo en el "enemigo público" número uno en el país. La conocida como 'la Gran Guerra del Emú' ha pasado a los anales de la historia como uno de los capítulos más inusuales y vergonzosos de cualquier ejército.

Emú ave corredora de gran tamañoPEXELS (Amn Faishal)

Después de la Primera Guerra Mundial, desde el gobierno australiano ofrecieron tierras agrícolas a los combatientesveteranos como parte de un programa de reintegración. Muchos de estos soldados se establecieron en el oeste del país, donde abundan las vastas llanuras y, con gran sacrificio, consiguieron cultivar trigo. Cuando en los años 30 las condiciones económicas se deterioraron seriamente, el precio de este cereal cayó en picado y, para colmo, los campos agrícolas sufrieron una seria invasión por decenas de miles de emúes.

Las aves llegaron hasta las tierras de cultivo desde las zonas interiores de Australia, que estaban migrando en busca de agua y alimento. Los emúes resultaron ser muy problemáticos para los campos, ya que gracias a su gran tamaño (de hasta 1,90 metros de altura) y fuerza, conseguían derribar las cercas y arrasar por completo las plantaciones. La situación de los granjeros alcanzó tal punto de desesperación que el gobierno federal optó por la vía drástica y envió al ejército.

En noviembre de 1932, bajo las órdenes del mayor G.P.W. Meredith, del 7.º Batallón de Artillería Ligera, los australianos desplegaron tropas armadas con ametralladoras Lewis para eliminar a los emúes que estaban causando el terror en los campos de cultivo. Esta clase de armas eran las mismas que se habían utilizado durante la Primera Guerra Mundial en las sangrientas batallas en el Somme y en Gallípoli, aunque esta vez se emplearían contra las aves.

Desde el gobierno Australia auguraban una victoria rápida y contundente, dado que el enemigo que enfrentaban era un simple animal con el cerebro del tamaño de una nuez (alrededor de los 22 gramos de peso). Sin embargo, tras comenzar las operaciones en las regiones de Campion y Chandler, quedó más que demostrado que la batalla no sería tan fácil como habían previsto.

Los emúes se movían en grupos pequeños, dispersándose ante el menor ruido causando por los soldados, y con su increíble velocidad de hasta 50 km/h, demostraron ser blancos notablemente difíciles. Como la campaña se dio principalmente en terrenos abiertos, las ametralladoras Lewis, pesadas y poco móviles, resultaron ineficaces. En uno de los episodios más célebres de 'la Gran Guerra del Emú', los australianos montaron las armas sobre un camión para disparar en movimiento, pero no pudieron mantener el ritmo de las aves y episodio terminó en el ridículo.

Tras dos semanas de campaña, estimaron que el número de balas disparadas rondaba las 2500. Las cifras de emúes abatidos, aunque incierto, se sabía que no pasaba del millar, lo que implica un ratio de más de dos casquillos por cada ave, en el mejor de los casos. La prensa no tardó en ridiculizar el operativo y hacer chanza con la situación surrealista que se estaba viviendo en el oste del país. Algún medio llegó incluso a sugerir que se condecorara a las aves por el valor y la resistencia que mostraron en combate.

EmúPEXELS (Mehmet Turgut Kirkgoz)

Para el mes de diciembre de 1932, cuando la segunda fase de la operación resultó igualmente ineficaz, el mayor Meredith, llegó a comentar con ironía que "Si tuviéramos una división de emúes, seríamos invencibles. Pueden soportar balas, son más veloces que nuestros camiones y operan con táctica de guerrilla".

La 'Gran Guerra del Emú', más allá de lo que tiene de anécdota pintoresca, es un ejemplo de cómo una mala planificación política de asentamiento rural puede resultar en desgracia. Si a esto le sumamos la vergüenza y rotundo fracaso militar, da como resultado el surrealista episodio que vivió Australia hace casi un siglo.

Finalmente, desde el gobierno australiano decidieron optar por soluciones más prácticas, como el refuerzo de cercas en las plantaciones o el control de fauna con programas no militarizados. Hoy en día, los emúes son una especie protegida en Australia, y sus habitantes recuerdan la anécdota con humor nacional. Afortunadamente, este episodio "bélico" se saldó sin bajas humanas.