EU-CELAC
Las diferencias sobre Ucrania deslucen la cumbre con Latinoamérica
La Nicaragua de Daniel Ortega se desliga de una declaración que no menciona a Rusia
Tal y como estaba previsto, las diferencias sobre la guerra en Ucraniahan ensombrecido la cumbre con los 33 países Latinoamericanos y del Caribe, una cita que no se celebraba desde hace ocho años. A pesar de los esfuerzos diplomáticos durante todo el fin de semana para pactar una declaración conjunta en la que se mencionara el conflicto, durante este lunes y martes los diplomáticos de ambos lados del Atlántico han seguido trabajando entre bambalinas para cerrar un texto, en una cita que ha terminado tres horas más tarde de lo inicialmente calculado y sin haber conseguido la unanimidad.
Finalmente, Nicaragua se ha descolgado de esta declaración de 41 párrafos que en ningún momento menciona a Rusia como país autor de la agresión sino que «expresa nuestra profunda preocupación por la guerra contra Ucrania que continúa causando inmenso sufrimiento humano y exacerbando las fragilidades existentes de la economía global». Más adelante, este párrafo recuerda las posiciones nacionales expresadas en las resoluciones de la ONU –en las que algunos países latinoamericanos no han condenado la agresión y otros se han abstenido– y el compromiso de los firmantes con la legislación internacional, lo que incluye «la necesidad de respetar la soberanía, independencia política y la integridad territorial de todas las naciones».
A pesar de esto, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen ha resumido el encuentro como un «nuevo comienzo para antiguos amigos. Nos necesitamos juntos».
Según fuentes diplomáticas, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y los mandatarios de los países del Este son los que más han estado presionando para que hubiera un texto común con alguna referencia al país invadido por las tropas de Vladimir Putin.
Aunque fuentes diplomáticas intentan quitarle hierro al asunto y señalan «la fuerte convergencia» de la mayoría de los países congregados en las votaciones de las resoluciones de Naciones Unidas, las diferencias son evidentes. Ya en el año 2014, Cuba y Nicaragua reconocieron al anexión rusa de Crimea a pesar de que este movimiento fuese tachado como ilegal por parte de EE UU y la UE. Entre los Estados latinoamericanos se encuentran los países partidarios de Moscú y otros que se inclinan por la tibieza. Brasil ha declarado su neutralidad y se ha negado a condenar la invasión rusa de Ucrania. Su presidente, Lula da Silva, incluso se ha ofrecido como mediador en el conflicto y ha asegurado que «Zelenski es tan responsable como Putin».
El propio Volodímir Zelenski, tenía pensado asistir a esta cumbre tras la invitación del presidente del Gobierno español, pero según él mismo aseguró en una entrevista con medios españoles su presencia fue vetada por varios líderes latinoamericanos.
El presidente de turno de la CELAC, el primer ministro de San Vicente y las Granadinas, Ralph Gonsalves, criticó este pasado lunes el «énfasis desproporcionado» de las cancillerías europeas. En su discurso de apertura, pidió una diplomacia «madura» para poner fin a la guerra aunque el resultado no sea «completamente satisfactorio» para ninguno de los dos bandos y recordó que existen otros conflictos en el planeta a los que los europeos no prestan tanta atención.
Independientemente de las tensiones sobre Ucrania, esta cumbre de dos días también ha servido para dar luz verde a la puesta en marcha de un mecanismo de cooperación permanente de funcionarios que haga seguimiento de los acuerdos que se tomen en cumbres de alto nivel cada dos año. Según explican fuentes diplomáticas, se trata de crear los cauces necesarios para un diálogo permanente de cara a responder a las crisis que se presenten en el mundo, en un tablero internacional más agitado que nunca marcado por la guerra fría entre China y EEUU.
Como modo de cortejo para contrarrestar la influencia de China, la Comisión Europea anunció este lunes un paquete de 45.000 millones de euros de inversión que se destinarán a 135 proyectos que incluyen desde el hidrógeno verde hasta las denominadas tierras raras, redes de cable de alta velocidad o el desarrollo de vacunas de ARN mensajero.
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