Filtración del Pentágono
Los documentos filtrados del Pentágono alimentan las dudas sobre el estado de salud de Putin
Uno de los archivos recoge que el jefe del Estado Mayor intentó reconducir la ofensiva en Ucrania después de que el presidente ruso recibiera “una sesión de quimioterapia”
Valeri Guerásimov intentó hacia finales de febrero “sabotear la ofensiva rusa”en Ucrania, según los documentos del Pentágono filtrados a través de Discord, cuya veracidad fue confirmada por la Administración Biden. El jefe del Estado Mayor del Ejército ruso habría esperado a que Putin estuviera a punto de recibir “una sesión de quimioterapia” para reorientar la ofensiva hacia el sur del país.
Los papeles sugieren que el general contaba con la aprobación de Nikolái Pátrushev, secretario del Consejo de Seguridad de Rusia y uno de los halcones del Kremlin.
Guerásimov habría decidido cambiar los planes para la primera semana de marzo, cuando el presidente fuera “incapaz de influir en el esfuerzo de guerra” por los efectos del tratamiento, recoge uno de los informes difundidos por un usuario de este canal de mensajería conocido como OG, que trabajó en una base militar estadounidense, según ha revelado la investigación del Washington Post. El documento cita como fuente a un ciudadano de nacionalidad rusa no identificado, con acceso directo a funcionarios de la Presidencia.
La máxima autoridad del Ejército ruso, contrario desde el primer momento a los planes de Putin para invadir Ucrania, le había advertido en ocasiones anteriores de que “las capacidades de las Fuerzas Armadas de Ucrania eran superiores a las de Rusia” y advirtió que su Ejército “sufriría muchas bajas si continuaba con la ofensiva”, subraya el informe.
Más allá de reflejar las discrepancias internas, los documentos han vuelto a esparcir los rumores sobre el estado de salud de Putin. Las especulaciones sobre sus presuntas enfermedades han sido una constante desde que accediera al cargo hace dos décadas en sustitución de Borís Yeltsin. Pero el archivo filtrado, al que sólo tenía acceso en un principio los miembros del ‘Five Eyes’, la alianza de inteligencia de la que forman parte Reino Unido, Australia, Nueva Zelanda, Canadá y Estados Unidos, sostiene que Putin está recibiendo en la actualidad tratamiento contra el cáncer.
No hay pruebas que confirmen esta versión. Las toneladas de rumorología han desgastado la credibilidad de los pocos indicios sólidos que sostienen que el presidente ruso ha tenido –y tiene– graves problemas de salud. En abril de 2022, el medio ruso independiente Proekt publicó una serie de documentos que demostraban que estaba bajo constante supervisión médica. Un equipo de especialistas, entre ellos un cirujano oncólogo y dos otorrinolaringólogos, le acompañan con frecuencia en sus retiros a su lujosa residencia en Sochi, a orillas del mar Negro. Nada concluyente.
La mayor revelación hasta la fecha fue la del polémico cineasta Oliver Stone. En un podcast emitido el pasado mes de mayo, Stone, que dirigió entre 2015 y 2017 un extenso documental de entrevistas con el presidente ruso grabado en los pasillos y despachos del Kremlin, por el que fue criticado por su visible sintonía con Putin, aseguró que “ha tenido cáncer”, pero que creía que ya se había recuperado. Sigue siendo la única persona que ha tenido contacto directo con el líder ruso que confirma los rumores.
“El presidente aparece en público todos los días”, declaró hace un año el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, al ser preguntado por el estado de salud de Putin en la televisión francesa. “Puedes verlo en las pantallas, leer y escuchar sus actuaciones. No creo que las personas cuerdas puedan ver signos de algún tipo de enfermedad o mala salud”. El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, insistió en esta línea y describió la información como una “fabricación”.
Las diferentes versiones se basan en “los rumores que circulan dentro de la comunidad de inteligencia y la antigua práctica de la Kremlinología de la era soviética, en la que los analistas examinan las apariciones públicas del líder en busca de signos de deterioro físico y pistas sobre quién podría estar a favor o en contra, en ausencia de información confiable”, escribe la experta Katie Stallard en las páginas del semanario The New Statesman.
Kiev ha intentado jugar con esta baza para desestabilizar al invasor. El jefe de la inteligencia militar ucraniana, Kirilo Budanov, aseguró hace unos meses que Putin “morirá muy pronto de cáncer” y que la carrera por sucederle al frente del Kremlin ya estaba en marcha. “Tiene varias enfermedades graves, una de las cuales es cáncer”, dijo en declaraciones recogidas por el diario Ukrainskaya Pravda. Aunque al mismo tiempo reconoció que “todavía le quedan al menos algunos años. Nos guste o no, esa es la verdad”.
Putin estuvo sometido a un estricto régimen de aislamiento tras la irrupción del Covid-19. Pasó buena parte del tiempo en sus residencias de Sochi y Valdái, esta última a medio camino entre Moscú y San Petersburgo. Hasta sus colaboradores más estrechos tuvieron que pasar por un periodo de cuarentena para poder sentarse en la misma mesa que el presidente.
En la cocina
Los documentos del Pentágono ponen de relieve el profundo conocimiento con el que cuenta Estados Unidos sobre las actividades de los distintos órganos de seguridad rusos. No resulta extraño que la Administración Biden advirtiera con meses de antelación de los planes de invasión del Kremlin.
Los archivos filtrados muestran que Washington ha tenido acceso de primera mano a información del Estado Mayor del propio Guerásimov, del Ministerio de Defensa que dirige Serguéi Shoigu y del servicio de inteligencia militar ruso, el GRU. También de la red de mercenarios Wagner del oligarca Yevgeny Prigozhin. Sin embargo, la salud de Putin sigue siendo un enigma.
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