Estado Islámico
Dos mil «bombas de relojería»
El temor a que los combatientes europeos en Siria e Irak cometan atentados al regresar a sus países de origen supone una grave amenaza para la seguridad
Una amenaza dormida para la seguridad de la UE. Los alrededor de 2.000 ciudadanos comunitarios que, según calculos de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE), combaten en las filas yihadistas en Siria e Irak se han convertido en una preocupación de primer orden para las Fuerzas de Seguridad de los Veintiocho. Todas las alarmas saltaron después del atentado del 24 de mayo en el Museo Judío de Bruselas, donde fallecieron cuatro personas y por el que se arrestó a al franco argelino de 29 años Mehdi Nemmouche, que acababa de regresar de Siria. Giles de Kerchove, coordinador de antiterrorismo de la Unión Europea, considera que este atentado subraya la gravedad de la radicalización. Para los Gobiernos europeos «es su problema número uno de seguridad interna», declaró a la publicación Business Insider.
Radicalizados y con formación militar, estos yihadistas con pasaporte europeo se han convetido en auténticas «bombas de relojería» que pueden estallar en cualquier momento y cometer atentados cuando vuelven a sus países de origen.
Precisamente, éste es el perfil del verdugo británico que decapitó al periodista estadounidense James Foley en el vídeo del Estado Islámico (EI) que ha conmocionado a la comunidad internacional. Y es que, Reino Unido es uno de los países de donde proceden muchos «combatientes extranjeros». Hasta 300 británicos militan en el EI, según han confirmado a LA RAZÓN expertos en terrorismo islamista. Una cifra similar de «conversos» que hacen la guerra en Siria e Irak proceden de Francia y Alemania. Entre los países escandinavos, Noruega y Dinamarca cuentan con 200 yihadistas cada uno. En el caso de España e Italia, la cantidad se reduce de forma considerable. En nuestro país, gracias a la acción preventiva de las Fuerzas de Seguridad, el número de islamistas no llega al medio centenar, al igual que en el país transalpino. Fuera de la UE, Marruecos está a la cabeza con entre 1.00 y 1.300 muyahidines.
«Grupos como Fuerza al Nusra y Ahrar al Sham reclutan combatientes extranjeros on-line, a través de foros yihadistas. Fuerza al Nusra también tiene células de reclutamiento en países donde activamente reclutan a miembros de un modo persona a persona», asegura a este diario Elizabeth O' Bagy, investigadora del Proyecto sobre Seguridad de Oriente Medio del Instituto para el Estudio de la Guerra.
Los ministros de Interior de la UE ya se han puesto manos a la obra par combatir este «turismo yihadista» y trabajan para crear un registro europeo de datos de pasajeros aéreos, una medida que bloquea el Parlamento Europeo por considerar que vulnera el principio de privacidad. También se contempla mejorar el funcionamiento del sistema de intercambio de información del área sin fronteras (Schengen), así como el de Europol e Interpol, y articular campañas de prevención del extremismo en internet.
La comisaria europea de Interior, la sueca Cecilia Malmström, se muestra preocupada por un clima extremista que genera violencia. «Aunque estos movimientos no son directamente responsables de los ataques terroristas, dan oxígeno y aumentan la aceptación de visiones extremistas, lo que sirve como caldo de cultivo para la violencia», explica. En opinión de Malmström, «no vamos a ser capaces de contrarrestar el extremismo violento si no rebatimos la propaganda de los que apoyan las visiones extremas, xenófobas y racistas». En este sentido, el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, propone incluir como tipo delictivo específico el llamado adoctrinamiento pasivo, una figura que no se contempla actualmente en el Código Penal español. La actual estrategia europea se asienta sobre cuatro prioridades: la prevención y el intercambio de información, la detección de desplazamientos, la respuesta judicial al problema y la cooperación con terceros países.
Las mellizas del Estado Islámico
A sus 16 años de edad, las mellizas británicas de origen somalí Zahra y Salma Halane representan hoy en día una de las mayores causas de preocupación de los servicios de seguridad. Zarah y Salma, de alguna forma, fueron convencidas de abandonar su casa en Manchester y, según la BBC, están en algún lugar de Siria, donde se alistaron en el Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL), que busca instaurar un Estado religioso en territorios arrebatados a Siria e Irak. Las jóvenes podrían estar en entrenamiento para convertirse en militantes yihadistas.
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