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Edward Snowden: «Podía acceder incluso al correo personal de Obama»
Ed Snowden, el hombre que ha puesto en jaque a EE UU, huye de su hotel en Hong Kong. Este ex empleado de la CIA desvela cómo el Gobierno «siempre te está vigilando»
Hong Kong. 6 de junio de 2013. En un hotel al lado del puerto, Edward Snowden habla con el reportero Glenn Greenwald. Cara a cara. Informante y periodista. A un lado, el analista que ha filtrado a «The Guardian» cómo las autoridades de EE UU recopilan información privada de millones de personas en aras de la seguridad. Al otro, el periodista que con su relato de los hechos ha puesto en alerta a la Administración Obama. «Mi nombre: Ed Snowden. Tengo 29 años. Trabajo para Booz Allen Hamilton como analista de infraestructura para NSA (Agencia de Seguridad Nacional) en Hawái. He sido ingeniero de sistemas. Administrador. Consejero superior para la CIA», explica el filtrador.
Tiene la tez pálida. Bigote y barba de tres días. Los ojos y el pelo claro. Habla de forma tranquila. Pero no estamos en el cine. Es una grabación de un reportaje periodístico de «The Guardian» sobre el último escándalo que ha salpicado al presidente Barack Obama. Durante los siguientes minutos, Snowden explica qué le ha llevado a desvelar las prácticas secretas del Gobierno.
Edward pasará a la historia como uno de los mayores informantes. Soplón para algunos, héroe o villano para otros. Su nombre se escribe con el de Daniel Ellsberg, que filtró los papeles del Pentágono al «The New York Times» y otros rotativos sobre las verdaderas motivaciones de la Guerra de Vietnam. También se une al del soldado Bradley Manning, que hizo llegar a Wikileaks cientos de miles de cables del departamento de Estado.
Snowden dice que no quiere atención. «No espero ver mi casa de nuevo», confiesa. Sin duda, quedan ya muy lejos su sueldo de 200.000 dólares al año y la casa de Hawái que Edward compartía con su novia. Tranquilo. A veces sonríe. A veces se queda pensativo. «Creo que se debe una explicación al público. Esto es un daño a la democracia. No estoy en contra del Gobierno. Soy un tipo normal que se sienta en la oficina cada día y mira lo que pasa. Creo que es el público el que tiene que decidir si estos programas y políticas son buenos o malos», explica sobre los poderes del Gobierno.
Sobre el trabajo de la NSA, desvela que siempre «te están vigilando y grabando». «Sentado en mi escritorio, yo tenía facultades para acceder el teléfono de cualquiera: el de usted, el de un juez federal e incluso el del presidente si recibía un correo electrónico personal».
Ante su elección de esconderse en Hong Kong, desmiente que vaya a desertar. «Hong Kong tiene una larga tradición en defensa de la libertad». El espía también se defiende de los que le acusan. Para muchos de sus compañeros de las Fuerzas Armadas, es un villano. «Cualquiera en mi situación podría haber cogido todos estos secretos y venderlos en el mercado a Rusia. El mayor miedo que tengo respecto al resultado es que nada va a cambiar. Estados Unidos está aumentando su poder para controlar a la sociedad. En unos años, va a ser peor (...). Se convertirá en una tiranía». Snowden abandonó ayer el hotel en el que se alojaba en Hong Kong y se encuentra en paradero desconocido. Sabe que puede acabar en prisión: «No habría podido hacer esto sin estar dispuesto a aceptar el riesgo de ir a la cárcel», le dijo a su entrevistador.
La Unión Europea pedirá explicaciones a Washington
Desde Bruselas, algunos miembros de la Unión Europea indicaron que tendrán que preguntar a sus colegas norteamericanos sobre el impacto de programas como Prism en la privacidad de los ciudadanos que pertenecen a la UE. Washington y Bruselas mantendrán una reunión ministerial en Dublín el jueves. De hecho, el Gobierno alemán anunció que Angela Merkel preguntará a Obama sobre la NSA en su visita el 18 de junio a la capital germana.
Cameron defiende a la inteligencia británica
El primer ministro británico, David Cameron, defendió ayer que los servicios de inteligencia británicos se atienen a la Ley para garantizar la seguridad pública. «Estoy satisfecho por contar con agencias de inteligencia que realizan un gran trabajo para mantenernos seguros», afirmó Cameron. Su ministro de Exteriores, William Hague, insistió en que «cualquier dato obtenido a través de EE UU sobre ciudadanos de Reino Unido ha pasado por los controles y requisitos del sistema británico».
El escándalo reduce la presión contra Pekín
Varias circunstancias parecen haber soplado a favor del líder chino, Xi Jinping, durante su visita a EE UU. Acompañado de su popular esposa, la cantante folclórica Peng Liyuan, llegó el jueves a California en plena polémica por los registros telefónicos. Las críticas domésticas sirvieron de oportuno «colchón» a Xi, al restar cierta autoridad a EE UU a la hora de reprender a China por sus actividades de «ciberespionaje», después de una larga temporada de cruces de acusaciones al respecto.
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