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EE UU corteja a los países del Este para frenar a Rusia y China

El secretario de Estado, Mike Pompeo, de gira por Polonia, Hungría y Eslovaquia

El presidente Donald Trump recibió ayer en la Casa Blanca a una representación de "sheriffs"
El presidente Donald Trump recibió ayer en la Casa Blanca a una representación de "sheriffs"larazon

El secretario de Estado, Mike Pompeo, inició ayer una gira por Polonia, Hungría y Eslovaquia.

Los «enfants terribles» del «club» comunitario tienen entre ellos desde ayer a Mike Pompeo, el secretario de Estado de Estados Unidos. Para Bratislava, Varsovia y Budapest es un gesto de unidad y aprobación. Para Washington una manera de alejar de la órbita rusa y china a tres países estratégicos. Pompeo visitó ayer Hungría antes de viajar hoy a Eslovaquia y posteriormente trasladarse a Polonia, donde será coanfitrión durante la conferencia sobre seguridad en Oriente Medio que se celebrará el miércoles y el jueves en Varsovia.

Polonia y Hungría están fuertemente influenciados por China y Rusia. Las inversiones del gigante de las telecomunicaciones Huawei en el centro y este de Europa preocupan a la Administración de Donald Trump, que sigue acusando al gigante asiático de espionaje. De igual manera, Pompeo buscará convencer a Budapest para que diversifique su suministros energéticos y deje de depender de Moscú.

Hungría ha llevado a cabo políticas parecidas a las del Gobierno de Trump. Su dura oposición a los inmigrantes y el discurso belicista que mantiene Viktor Orban con los periodistas le han valido para que Freedom House degradara la puntuación del país en cuanto a libertad de prensa pasando de «libre» a «parcialmente libre» en su informe anual, lo que la convierte en el único Estado miembro de la UE en ser clasificado con esa puntuación.

En un juego de malabares, el secretario de Estado también se reunió con los críticos de Orban, y habló con líderes de organizaciones no gubernamentales. El Gobierno ultranacionalista aumentó la presión sobre ellos y sobre su financiación acusandoles de tener como único objetivo desestabilizar al país.

El grueso de las conversaciones que la delegación estadounidense mantendrá en Hungría se centrarán en descongelar las relaciones entre Kiev y Budapest. Hasta 200.000 húngaros-ucranianos viven en el oeste del país, Orban acusa a Ucrania de forzar a sus ciudadanos a estudiar en una lengua que no es la suya y a marginalizados socialmente, mientras asegura que «en Ucrania hay un Gobierno antihúngaro, mientras en Hungría hay un Gobierno amigable con Kiev». En este punto entra en escena lo que aparentemente es una estrategia a favor de Rusia y que pretende alejar a Ucrania fuera tanto de la OTAN como de la UE.

El vicepresidente estadounidense, Mike Pence, pronunciará el discurso inaugural mañana en la conferencia sobre «El futuro de la paz y seguridad en Oriente Medio» en Varsovia. Ansiosa por estrechar sus vínculos con Estados Unidos y rebajar la influencia rusa en la región, Polonia se ha posicionado del lado de la línea dura que Trump mantiene contra el acuerdo nuclear con Irán. Washington espera obtener más apoyos para aumentar la presión sobre Teherán para que termine con lo que dice ser «un comportamiento maligno en Oriente Medio» y que termine con su programa nuclear y de misiles. El «premier» israelí, Benjamin Netanyahu, ha confirmado su asistencia. Por su parte, el ministro de Exteriores iraní, Mohammad Javad Zarif, ha calificado esta conferencia como un «circo desesperado en contra de Irán».

Pompeo se reunirá también con la Alta Representante de la UE, Federica Mogherini, al término de la semana. No lo hará con representantes ni de Francia, ni de Alemania ni de Reino Unido, principales valedores europeos del tratado nuclear con Irán. Ejerciendo una diplomacia equilibrista, con Pence y Pompeo a la cabeza, los estadounidenses pretenden estrechar lazos con Eslovaquia, un país fuertemente sumido en la corrupción y que fue noticia en septiembre, cuando un joven periodista fue asesinado mientras investigaba los vínculos del Gobierno con la mafia. Continuarán en Polonia y Hungría, dos países duramente criticados por las instituciones europeas por atentar contra los valores comunitarios.