Defensa

El ejército israelí tiene pronto una dura prueba que superar: hacer que sus reservistas vayan a la guerra

El Ejército israelí se enfrenta a la cruda realidad de su guerra más larga: el agotamiento y las dudas crecientes entre sus reservistas amenazan con frustrar la nueva ofensiva prevista para la Ciudad de Gaza

Soldados del Ejército israelí operando en Gaza
Soldados del Ejército israelí operando en Gaza IDF

El Ejército de Israel se enfrenta a un problema cada vez más acuciante para su nueva ofensiva en la Ciudad de Gaza: la escasez de personal. El fervor patriótico que desbordó los cuarteles con voluntarios tras el ataque del 7 de octubre se ha disipado, dando paso a un profundo agotamiento y a un escepticismo creciente sobre los objetivos reales de la guerra. En plena movilización de unos 60.000 reservistas, muchos se sienten al límite de sus fuerzas y las Fuerzas de Defensa se encuentran con serias dificultades para completar sus filas.

De hecho, esta contienda, que ya es la más larga en la historia del país, está pasando una factura muy elevada a los soldados en la reserva. El desgaste no es solo físico, sino también psicológico, familiar y financiero, lo que ha provocado que un número cada vez mayor de combatientes cuestione abiertamente la necesidad de continuar con las operaciones militares. El cansancio es tan palpable que el apoyo popular a una salida negociada se ha disparado: las encuestas reflejan que hasta un 80% de la población israelí estaría a favor de un acuerdo que ponga fin al conflicto y garantice la liberación de los rehenes. El agotamiento de las tropas es un factor crítico para la capacidad operativa, un desafío que no es exclusivo de Israel, ya que incluso la Armada de Estados Unidos guarda con celo información sobre el estado real de sus unidades.

Ante este panorama, algunos mandos militares han tenido que recurrir a métodos poco ortodoxos para reclutar efectivos, llegando incluso a enviar mensajes a través de grupos de WhatsApp en un intento desesperado por cubrir las vacantes. La preocupación por la falta de personal es tal que, tal y como señalan desde The Wall Street Journal, un alto cargo militar ya se opuso en su momento a una ocupación total de la Franja, argumentando, entre otras razones, las limitaciones de plantilla. Esta evaluación de las propias capacidades no es exclusiva de Israel, pues en la planificación de otros conflictos potenciales Estados Unidos ha aprendido lecciones importantes sobre la necesidad de adaptar sus recursos militares a cada escenario.

La fractura social dentro de las filas

Asimismo, a la fatiga generalizada se suma un sentimiento de agravio que crece entre las tropas. La posible exención del servicio militar para la minoría ultraortodoxa genera una notable frustración entre los reservistas, que se sienten sobrecargados y perciben un reparto desigual del sacrificio. Para intentar aliviar esta tensión, el ejército está experimentando con modelos de servicio más flexibles, como la implantación de turnos de una semana de combate seguidos por una semana de descanso.

Sin embargo, para muchos de los que todavía responden a la llamada, la motivación ya no reside en la misión, sino en la lealtad hacia sus compañeros de unidad. Continúan sirviendo por un profundo sentido del compañerismo, incluso cuando las dudas sobre la estrategia del Gobierno israelí pesan sobre sus hombros. A pesar de ello, ha surgido un pequeño grupo de reservistas que, por razones ideológicas y tras haber presenciado comportamientos que consideran inmorales, han decidido dejar de presentarse en sus puestos.