Política

Guerra en Siria

El árbol sirio no deja ver el bosque

La Razón
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Un año después de que Obama advirtiera a Siria de que el uso de armas químicas sería motivo de cambio radical de su política, el régimen de Asad es acusado de haber asesinado a cientos de personas en un ataque con armas químicas. El Consejo de Seguridad de la ONU se reunía la tarde del miércoles, pero Rusia y China impidieron cualquier medida contra Siria. Y un nuevo escrito remitido por el general Martin Dempsey al Congreso deja claro que EE UU no está interesado en la intervención militar. Aunque los ataques con misiles de crucero y las demás opciones que no precisan de efectivos sobre el terreno resultarían más atractivas, afirma Dempsey, EE UU está inmerso en otras guerras en el mundo árabe y carece de estrategia de paz en un país mermado por las rivalidades étnicas. La razón de al Asad al llevar el conflicto al uso de armas químicas apenas días después de la llegada de un equipo de inspección de la ONU estaría clara. Por una parte, los leales al presidente sirio vienen registrando últimamente éxitos encadenados, y aunque ello mismo parece insinuar que no habría razón para el uso de esta clase de arsenal, la doctrina siria de uso de armamento no convencional permite su utilización para los casos en los que se desee crear confusión y ambigüedad.

El ataque sugiere además que se ha producido un profundo cambio en el análisis de la situación que hace el régimen sirio. La parálisis internacional en torno a la situación en Egipto, la creciente inestabilidad en Libia y las tensiones en Túnez han confirmado la opinión en Damasco de que la comunidad internacional no va a intervenir nunca. Se matizaría así lo débil y dividida que está la comunidad internacional también en Siria, y se pone el acento en la preocupante noción de que el régimen puede hacer con impunidad lo que le plazca. El episodio más reciente de la guerra civil en Siria sería el más preocupante de todos, y aun así, el responsable del alto mando estadounidense afirma que intervenir en defensa de los rebeldes sería un error, porque es improbable que éstos apoyen luego intereses norteamericanos. La tolerancia ante un ataque con armas químicas consolida además la posición de Asad, al que Obama viene mostrándose reacio a oponerse a nivel práctico.