Guerra en Siria
El arte de la prudencia
Análisis
A la puesta del sol y coincidiendo con el arranque en el calendario musulmán de la Celebración del Sacrificio, entrará en vigor en Siria un nuevo alto el fuego negociado por Estados Unidos y por Rusia. Los precedentes no son esperanzadores. Ya el 27 de febrero de este año entró una tregua en vigor en el norte del país y no sólo no fue duradera, sino que la ciudad de Alepo terminó convertida en el campo de batalla más intenso del país. Hay que tomar con prudencia este tipo de acuerdo.
Mientras el Gobierno ruso ha negociado con la aprobación del Gobierno de Damasco, Estados Unidos tiene una capacidad limitada como interlocutor de los grupos armados rebeldes. Son otros estados los que más han respaldado a esos grupos, por lo que un acuerdo definitivo en Siria necesitaría la participación de países como Turquía, Arabia Saudí y Qatar. ¿Qué circunstancias nuevas se dan? Las últimas contraofensivas del bando gubernamental han llevado la situación en el frente de batalla de Alepo a la misma situación de comienzos del verano, con una parte de la ciudad en manos rebeldes totalmente cercada. Pero si podemos imaginar que los grupos rebeldes quedaron debilitados rompiendo temporalmente el cerco, el régimen de Bachar al Asad sufre una profunda debilidad interna, sustentado en muchos frentes por milicias privadas de señores de la guerra enriquecidos con el contrabando y la extorsión.
Además, el peso de los combates en Alepo lo llevan fuerzas extranjeras lideradas por Irán y reclutadas en Iraq, Afganistán y Pakistán. Darle un papel protagonista a Rusia nuevamente le permite a Damasco contrarrestar el peso de Teherán en el país. Por su parte, Estados Unidos logra recuperar relevancia en un conflicto donde se había convertido en actor secundario. La coordinación de esfuerzos contra el grupo terrorista Estado Islámico que plantea el acuerdo podría ser, al menos, un avance esperanzador.
*Analista y experto en materia de Seguridad y Defensa
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