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El «caso Petrobras» lastra a Rousseff

La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, está en el punto de mira por la gestión de la petrolera estatal
La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, está en el punto de mira por la gestión de la petrolera estatallarazon

La red de corrupción de la petrolera estatal sacude Brasil y amenaza su recuperación. Entre los 49 políticos investigados se encuentran altos cargos de la presidenta.

Los brasileros siempre se han sentido orgullosos de dos cosas: la Canarinha –su selección de fútbol– y su empresa estatal petrolera. Sin embargo Petrobras, la joya de la corona, se ha convertido en la «vergoña nacional». El «oro negro» iba a ser el «pasaporte al futuro» de Brasil, pero esos sueños atados a la compañía se disipan no sólo por la caída en los precios del crudo, sino por una crisis originada por los escándalos de corrupción que golpean a Petrobras. Y es que, aunque Dilma Rousseff no está incluida en la «lista Janot» (así denominada por Rodrigo Janot, el fiscal general) de políticos a investigar que ayer se hizo pública, sí que ha sido mencionada en el expediente de corrupción en Petrobras. Tampoco el líder opositor, el senador federal Aécio Neves, será investigado. El Supremo difundió el viernes la lista de los políticos que están bajo sospecha. Existen indicios que los vinculan con supuestos beneficios de desvío de dinero de Petrobras a través de contratos inflados. La lista incluye a los presidentes de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, y del Senado, Renan Calheiros, así como al senador Antonio Anastasia, mano derecha de Aécio Neves. También aparece el ex ministro Antonio Palocci. El viejo cuento de «robo para el partido» ya no es creíble para los brasileros.

Por otra parte, la investigación sobre el escándalo de corrupción en la compañía más grande de todo América Latina está teniendo repercusiones en la industria en general al suspender contratos, recortar los créditos bancarios y obligando a llevar a cabo recortes de personal en astilleros y otras empresas que se habían estado preparando para el auge petrolero. Son daños colaterales aún mayores que el dinero sustraído por la corrupción. Incluso la «Dama de Hierro» denota tristeza y decepción en su rostro cuando habla del escándalo. Todavía está por ver cuál es su implicación en la trama.

Durante la pasada campaña electoral, Rousseff había prometido que la exploración de ricos yacimientos submarinos crearía cientos de miles de empleos y proveería ingresos para finalmente mejorar las escuelas y el sistema de salud de Brasil. Pero la investigación se ha expandido y, sin final a la vista, nadie puede determinar con certeza cuándo cosechará Brasil los frutos de su riqueza petrolífera. «En 2008, todo mundo pensaba que Brasil se volvería una superpotencia petrolera», afirmaAdriano Pires, consultor de la industria energética y exfuncionario de la Agencia Nacional del Petróleo. «Todos esos grandes planes se están reconsiderando». Los investigadores federales afirman que durante la última década, algunas empresas constructoras pagaron cerca de 800 millones de dólares en sobornos y otros tipos de pagos para sobrevalorar contratos con Petrobras y canalizar parte del dinero al Partido de los Trabajadores y sus afiliados. Desde que este caso de corrupción saltó a primera plana en marzo de 2014 –aunque ya se llevaba un año investigandose– se han presentado cargos contra 87 personas, entre ellas dos exdirectores de Petrobras. Los problemas en Petrobras contribuyen a una crisis más extensa que azota la economía de Brasil, en recesión durante el 2014 y con malas perspectivas para el 2015.

Los analistas temen que la deuda soberana de Brasil pierda su calificación de grado de inversión, mientras las investigaciones se extienden a industrias cruciales y abarca a políticos poderosos. Esto último de antemano contribuye con un estancamiento en el Congreso, lo que prácticamente imposibilita la aprobación de reformas económicas y medidas de austeridad necesarias para estabilizar la economía de Brasil. Los proveedores bajo investigación tienen prohibido firmar nuevos acuerdos con Petrobras, lo cual resulta devastador ya que por ley, la industria petrolera debe usar proveedores nacionales. Los expertos insisten en la necesidad de una actuaciónrápida en dos frentes para la recuperación de Petrobras: que la nueva dirección, tras la renuncia en frebrero de la anterior, sea capaz de convencer a los inversores de que erradicará la corrupción y que el Gobierno flexibilice las cuotas de contratistas locales, a lo que se opone la mayoría. Sí o sí el futuro del Brasil y la popularidad de Dilma va unidos a Petrobras.