Estados Unidos
El Congreso de EE.UU. aprueba unos presupuestos con dinero para el muro de Trump
El Senado dio el visto bueno de madrugada a las cuentas con 65 votos a favor y 32 en contra, evitando así agotar con dramatismo sus plazos
El Congreso de Estados Unidos aprobó hoy, horas antes de que expirasen los fondos gubernamentales, un proyecto presupuestario de 1,3 billones de dólares para el año fiscal 2018 que incluye una partida para iniciar la construcción del muro con México.
El Congreso de Estados Unidos aprobó hoy, horas antes de que expirasen los fondos gubernamentales, un proyecto presupuestario de 1,3 billones de dólares para el año fiscal 2018 que incluye una partida para iniciar la construcción del muro con México.
Cuando Washington se preparaba para vivir una intensa jornada legislativa con la amenaza de un nuevo cierre parcial administrativo a la vista, el Senado dio el visto bueno de madrugada a las cuentas con 65 votos a favor y 32 en contra, evitando así agotar con dramatismo sus plazos.
Con el voto favorable del Senado el proyecto quedó listo para la ratificación del presidente, Donald Trump, ya que la Cámara Baja también lo había aprobado este jueves con 256 votos favorables y 167 contrarios.
Trump tiene que ratificarlo antes de la próxima medianoche para evitar el tercer cierre administrativo en pocas semanas.
Las cuentas de 1,3 billones, pactadas entre la cúpula republicana y la demócrata, establecen fondos para el Gobierno hasta finales de septiembre, cuando concluye el año fiscal 2018, aunque forman parte de un acuerdo presupuestario de dos años entre los dos partidos.
De los 1,3 billones de dólares, 700.000 millones van destinados al Pentágono y 591.000 millones al resto del Gobierno.
El presupuesto aprobado hoy en el Congreso con el respaldo de los líderes demócratas incluye una partida de 1.600 millones de dólares para iniciar la construcción del muro en la frontera sur con México, una de las obsesiones de Trump.
Esa cifra, no obstante, queda lejos de los 25.000 millones que el presidente había pedido al Legislativo.
Además, el proyecto establece restricciones para su gasto como la cantidad de kilómetros de muro que pueden construirse o dónde puede ubicarse, determinando, por ejemplo, que de los 1.600 millones de dólares, 251 millones deben emplearse en renovar la doble verja que ya existe entre San Diego (California) y Tijuana (México).
Más allá del muro, el acuerdo aprobado hoy no hace mención alguna a los jóvenes sin papeles conocidos como «dreamers» o «soñadores», amenazados de deportación por las políticas migratorias de Trump, pese a que los demócratas habían condicionado su apoyo a las cuentas a una regularización.
Los legisladores demócratas de origen latino, agrupados en el Caucus Hispano, rechazaron los presupuestos aprobados porque «no reflejan los valores y principios» de Estados Unidos porque abandonan a los «soñadores» y, además, otorgan fondos a las policías migratorias encargadas de las deportaciones de inmigrantes.
Pese a sus concesiones en la partida para el muro y en la defensa de los «soñadores», los demócratas presumen de haber logrado un aumento de 63.000 millones de dólares respecto al presupuesto anterior en programas sociales como el combate a los opiáceos o los préstamos estudiantiles.
Trump calificó estas partidas como «regalos» a los demócratas a cambio de que accedieran a respaldar el aumento de 80.000 millones de dólares para el Pentágono, el mayor de los últimos 15 años, que sitúan su presupuesto en unos 700.000 millones de dólares.
El Pentágono, además, dispondrá de fondos extraordinarios para reforzar sus sistemas informáticos.
Este presupuesto pone fin a varios meses de tira y afloja entre los dos principales partidos que incluyeron dos cierres parciales administrativos por falta de fondos.
Los demócratas forzaron el primer cierre administrativo el 20 de enero, coincidiendo con el primer aniversario de Trump en la Casa Blanca, para exigir en el acuerdo la regularización de los «dreamers», algo que finalmente no han conseguido.
Ese cierre duró 69 horas y, aunque corto, fue sustancialmente más largo que el provocado en septiembre por el senador Rand Paul, un ultraconservador opuesto al aumento de gasto que utilizó una maniobra dilatoria para poner en jaque a su propio partido.
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