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El Congreso de EE UU vota a favor del espionaje masivo

La Razón
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Se consideraba un examen a los controvertidos programas de vigilancia de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) después de la polémica desatada por las filtraciones del ex empleado Edward Snowden. En una votación muy ajustada (217 contra 205), los legisladores de la Cámara de Representantes rechazaron una enmienda para recortar la financiación al programa de la NSA, que recoge cientos de millones de los registros telefónicos de los estadounidenses dentro del marco de la lucha contra el terrorismo.

La votación se produjo tras un acalorado debate que demostró que el asunto divide tanto a demócratas como republicanos. Entre estos últimos, 134 rechazaron la medida de limitar la autoridad de la NSA y 94 votaron a favor de estrechar el cerco a los programas de vigilancia. Mientras, entre sus rivales demócratas, 111 la respaldaron y 82 se pronunciaron en contra.

«¿Nos van a decir que el Gobierno tiene que violar los derechos del pueblo estadounidense para protegernos de aquellos que odian nuestras libertades?», se preguntaba el congresista republicano Justin Amash. Por su parte, los que se opusieron a la enmienda aludieron al 11-S. «¿Hemos olvidado lo que ocurrió el 11 de septiembre?», lanzó el legislador Mike Rogers, presidente del Comité de Inteligencia de la Cámara Baja. Sorprende que el análisis de las votaciones a la hora de tomar las decisiones entre los miembros de la Cámara de Representantes no ha seguido ningún tipo de lógica ideológica o generacional.

La enmienda para limitar el poder de la NSA fue propuesta por el republicano Amash. Aunque la propuesta fracasó, el gesto del congresista de Michigan contra el líder republicano del Congreso, John Boehner, le ha convertido en el gran conservador independiente del Capitolio. Amash ahora es conocido por ser capaz de enfrentarse a los intereses de ambos partidos en Washington.

En cambio, Boehner demostró una vez más que carece de capacidad para controlar al ala conservadora de su partido, lo que se ha convertido en algo habitual desde que sucedió a la demócrata Nancy Pelosi al frente de la Cámara Baja cuando los demócratas perdieron el Congreso en 2010.