Política

Crisis en Egipto

El Constitucional egipcio aplaza el esperado fallo en medio de la tensión política

El Tribunal Constitucional egipcio aplazó de nuevo hoy su examen sobre la controvertida asamblea que redactó la Carta Magna, en medio de una incesante tensión política que mantiene enfrentados a los islamistas en el poder con la oposición.

El Tribunal Constitucional egipcio aplazó de nuevo hoy su examen sobre la controvertida asamblea que redactó la Carta Magna, en medio de una incesante tensión política que mantiene enfrentados a los islamistas en el poder con la oposición.

Estaba previsto que el alto tribunal se pronunciase este domingo sobre las denuncias presentadas contra la Asamblea Constituyente por supuestas irregularidades, pero finalmente la decisión quedó pospuesta al próximo 3 de marzo.

Fuentes judiciales explicaron a Efe que la corte no ha ofrecido argumentos sobre dicho aplazamiento y no podrá volver a posponer el caso, por lo que deberá emitir la sentencia en la nueva fecha fijada.

La Constitución egipcia fue aprobada en referéndum el pasado diciembre tras ser elaborada por una asamblea dominada por las fuerzas islamistas y boicoteada por la oposición laica, lo que ha fomentado una crisis que ha derivado en violentos disturbios.

Para el analista egipcio Emad Gad, este clima de violencia, que esta semana volvió a teñir de sangre el Cairo, va a persistir ante la falta de cambios en la escena política.

Gad argumentó a Efe que el Constitucional podría estar esperando a que se normalice la situación antes de emitir su esperado fallo sobre la asamblea.

El tribunal también tiene pendiente estudiar la constitucionalidad de la Cámara alta del Parlamento o "Shura", que desempeña el poder legislativo debido a que la Cámara baja está disuelta por irregularidades en su formación y deberá elegirse en los próximos meses.

Pese a la tensión que se respira desde hace días, el ambiente era este domingo tranquilo en los exteriores de la sede del Constitucional, sita en el barrio cairota de Maadi

Una imagen que contrastaba con la del pasado 2 de diciembre, cuando miles de personas -islamistas, en su mayoría- protestaron frente al edificio y llevaron a los magistrados a suspender sus actividades hasta mediados de enero.

También reinó la calma en esta jornada en los alrededores de la plaza de Tahrir y el Palacio Presidencial de El Cairo, donde jóvenes manifestantes protagonizaron anoche algunos altercados.

Los manifestantes intentaron arrancar la puerta del Palacio de Itihadiya mediante un cable conectado a una grúa, aunque finalmente los guardias del complejo se lo impidieron.

Desde el viernes pasado, día en que se reanudaron los disturbios tras una nueva manifestación opositora, al menos una persona ha muerto y 113 han resultado heridas en el país, según cifras del Ministerio de Sanidad.

La tensión se ha visto espoleada a causa, además, del extraño episodio vivido por Mohamed Saber, un ciudadano que fue desnudado y golpeado por los agentes en las inmediaciones del palacio mientras era grabado por las cámaras de una televisión egipcia.

La Presidencia del país condenó esa acción y el ministerio del Interior ordenó una investigación al respecto, pero después el propio Saber afirmó desde el hospital a la televisión estatal que fueron manifestantes y no policías quienes le agredieron.

Este suceso llevó al senador cristiano Magued Akad a presentar este domingo su dimisión en protesta por la brutal agresión y por el trabajo "no democrático"de la Cámara alta del Parlamento.

En este ambiente, la oposición aglutinada en el Frente de Salvación Nacional (FSN) insistió el sábado en proseguir con la protesta e instó a la población a derrocar lo que calificó como un "régimen autoritario".

Esta alianza descartó participar en un diálogo antes de que acabe la violencia y pidió al Gobierno que asuma su responsabilidad en los últimos choques.

De esta forma, la oposición parece alejarse de un posible diálogo con las autoridades, pese a que a mediados de esta semana se había mostrado dispuesta a apoyarlo junto con otras fuerzas políticas.

Uno de los grupos con los que se reunió el FSN para intentar desactivar la crisis política fue el partido salafista Al Nur, el segundo más votado de las pasadas legislativas.

Los ultraconservadores se desmarcaron este domingo de la oposición laica y aseguraron en un comunicado que no quieren forzar la salida del poder de Mursi o la convocatoria de elecciones presidenciales anticipadas.

Tampoco respaldaron la reforma de la Carta Magna, pese a que esta semana acordaron con el FSN crear una comisión para cambiar los artículos en disputa.

En esta situación tan ambivalente, los analistas dudan de una solución a corto plazo de la crisis.

"Mursi no cambiará de opinión porque ya está pensando en las próximas elecciones legislativas", sostuvo a Efe el experto en política Mustafa Kamel, para quien los opositores mantendrán la presión y no dialogarán a menos que se atienda a sus reivindicaciones.