El Cairo

El Ejército egipcio permite a Al Sisi concurrir a las elecciones

El jefe del Ejército y ministro de Defensa, Abdel Fatah al Sisi
El jefe del Ejército y ministro de Defensa, Abdel Fatah al Sisilarazon

La cúpula militar de Egipto autorizó hoy al jefe del Ejército y ministro de Defensa, Abdel Fatah al Sisi, a que se presente a las próximas elecciones presidenciales, informó la agencia estatal de noticias Mena.

La cúpula militar de Egipto autorizó hoy al jefe del Ejército y ministro de Defensa, Abdel Fatah al Sisi, a que se presente a las próximas elecciones presidenciales, informó la agencia estatal de noticias Mena.

Está previsto que Al Sisi anuncie su postura definitiva en las próximas horas, según la agencia, que agregó que el plazo de inscripción de los candidatos para las presidenciales comenzará el próximo 18 de febrero.

El Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, presidido por Al Sisi, tomó esa decisión en una reunión, poco después de que las autoridades ascendieran al ministro al rango de mariscal.

Las elecciones presidenciales serán el próximo paso en la «hoja de ruta» de Egipto, abriendo así la puerta de la Presidencia a Abdel Fatah Al Sisi, jefe del Ejército egipcio y ministro de Defensa,que fue ascendido hoy al rango de mariscal, el más alto de las Fuerzas Armadas del país, según un decreto presidencial. Al Sisi, el "hombre fuerte"del país desde el golpe militar que derrocó al islamista Mohamed Mursi en julio pasado, tenía el rango de general primero y se perfila como candidato a la Presidencia.

Tal y como se esperaba desde hace días, el presidente interino, Adly Mansur, anunció ayer que estos comicios precederán a los parlamentarios, cambiando así el calendario diseñado por los militares.

Tras el golpe de Estado del 3 de julio, los generales fijaron que las legislativas tendrían que celebrarse antes que las presidenciales, ofreciendo así una oportunidad de llegar al poder a las fuerzas políticas liberales que respaldaron al Ejército contra los islamistas. Pero los últimos acontecimientos han llevado a las autoridades a cambiar el rumbo de la transición, ante unos partidos débiles y un conflicto creciente con los islamistas.

Las Fuerzas Armadas y de Seguridad están gobernando de facto Egipto, y necesitan el mandato de las urnas para tomar definitivamente el mando del país. El mariscal Abdel Fatah Al Sisi –que fue la cara visible del golpe y desde entonces se ha erigido en un héroe nacional– es el candidato a convertirse en el nuevo líder de Egipto, que tradicionalmente ha estado gobernado por un militar. Desde las instituciones y los medios de comunicación se ha preparado ya el terreno para el anuncio de la candidatura de Al Sisi, y las autoridades han esperado a estar seguras de que ésta será la ganadora para anunciar el adelanto de los comicios, en los que ningún otro candidato tiene posibilidades reales de ganar.

El referéndum constitucional de mediados de enero supuso el primer test en las urnas para Al Sisi, que obtuvo un 98% de respaldo, aunque sólo uno de cada tres egipcios votó. Las autoridades también aprovecharon este sábado el tercer aniversario de la revolución del 25 de enero para demostrar el apoyo popular del que goza el general. La fotografía del jefe del Ejército en pose desafiante y solemne, así como su nombre pegadizo, son omnipresentes, y la idea de que es el único capaz de dirigir el país y lograr cierta estabilidad política y económica ha calado hondo entre los egipcios, muchos de los cuales vuelven a elegir el puño de hierro habitual durante las pasadas décadas.

El anuncio de las elecciones presidenciales llega menos de 24 horas después de que la plaza Tahrir de El Cairo se llenara de pancartas y gritos a favor de Al Sisi. El Gobierno interino no ha esperado a que se secara la sangre de las al menos 49 personas que fallecieron el sábado en enfrentamientos entre las Fuerzas de Seguridad y los manifestantes islamistas. Otras 250 resultaron heridas y más de mil fueron arrestadas. Las demás fuerzas políticas, laicas y liberales, algunas de las cuales también fueron reprimidas el fin de semana, ven impotentes cómo los militares siguen adelante con la «hoja de ruta» sin contar con los que les brindaron apoyo.