Brasil

El espíritu del «doctor Fritz» opera a cientos de personas en Brasil

Pacientes esperan para ser intervenidos en Sabará (Brasil)
Pacientes esperan para ser intervenidos en Sabará (Brasil)larazon

Una médium brasileña afirma que el espíritu de un médico del Ejército alemán de la Primera Guerra Mundial se ha encarnado en ella y que por eso ha llegado a realizar cientos de intervenciones quirúrgicas.

Una médium brasileña afirma que el espíritu de un médico del Ejército alemán de la Primera Guerra Mundial se ha encarnado en ella y que por eso ha llegado a realizar cientos de intervenciones quirúrgicas en la pequeña ciudad de Sabará.

El "doctor Fritz", como es conocido en la localidad, es el que inspira las operaciones, asegura la médium Eliana que cada fin de semana asiste a numerosos pacientes.

Un periodista de Efe asistió a una de esas sesiones e incluso fue invitado a retirar una aguja de unos cinco centímetros del abdomen de un paciente acostado en una camilla.

"Tienes a un ser humano al frente, retírala (la aguja) con el corazón", orientó con una voz ronca y un fuerte acento alemán la médium mientras observaba cómo el pequeño objeto de acero era retirada cautelosamente del paciente.

La aguja surgió totalmente limpia, sin siquiera una gota de sangre. Tampoco había muestras de sangre en el cuerpo del paciente, que se mantuvo tranquilo, sin ninguna reacción, y con los ojos cubiertos por una venda.

"Mi médico aprueba el procedimiento. Vine en esta ocasión porque estoy intentando parar de fumar tras 20 años y comencé a sentir dolor en la garganta. La atención médica puede ser difícil y cara pero es el médico el que da remedios", dijo a Efe la jubilada María das Graças Vieira, de 66 años, y que ya se había sometido a otras cirugías espirituales.

Además de agujas de tres diferentes tamaños, el "doctor Fritz"por medio de la médium utiliza como instrumentos quirúrgicos cuchillos de cocina, tijeras y bisturíes, todos esterilizados o descartables, y no opera con anestesia, pero ninguno de los pacientes entrevistados por Efe dijo haber sentido dolor.

"No sentí nada. Ni miré en el momento", dijo Alessandro Corrêa al ser interrogado sobre lo que sintió cuando el "doctor Fritz"le introdujo parte de la lámina de un cuchillo en el hombro derecho para aliviarle de las secuelas de un balazo que recibió hace años.

Las sesiones de cirugías espirituales comienzan temprano, cuando la médium Eliane sale de la sala reservada en la que el espíritu de encarna en ella.

Antes de ingresar a la sala de cirugía, los pacientes se concentran en el salón principal, en donde reciben "buenos fluidos"de ayudantes voluntarios a los que el "doctor Fritz"les encarga diferentes tareas.

Unos veinte voluntarios ayudan en la sala de cirugías, que cuenta con siete camillas, en donde tienen que permanecer en silencio a la espera de las orientaciones del médico, que dedica a cada cirugía un promedio de dos minutos.

A diferencia de los voluntarios, que abandonan la sala para comer o ir al baño, el médico trabaja sin descanso, sin importar las horas, hasta atender al último paciente. Según relatos, algunas jornadas pueden extenderse hasta la madrugada del día siguiente.

"Siento como si hubiese acabado de salir de una cirugía normal. El médico metió el dedo dentro de mi ojo derecho. Sentí como si él estuviese usando instrumentos quirúrgicos pero no lo eran", dijo Flávio Firmino, de 32 años, que sufre de glaucoma y catarata, y optó por la cirugía espiritual tras haber sido operado sin mucho éxito por un médico convencional en 2012.

Según la presidenta del Instituto Casa de Auxilio y Fraternidad Ojos de la Luz, Zumira María, el "doctor Fritz""atiende no sólo a los pacientes sino también a los espíritus que vienen con ellos".

Encarnado en la médium brasileña, el "doctor Fritz", siempre con la voz ronca, anda rápido y curvado, aunque con la cabeza erguida todo el tiempo.

Eliane, por su parte, tiene una voz dulce y un semblante que transmite tranquilidad en estado normal, y necesita de una silla de ruedas para moverse debido al desgaste de su cuerpo provocado por un gran esfuerzo del que no es consciente.

"El dolor para mí es pasajero, como el de los pacientes", explica la médium, que no recuerda de nada de lo ocurrido durante las sesiones, tras haber atendido el pasado sábado a 580 personas durante doce horas de trabajo y a otras 336 el domingo en poco menos de cinco horas.