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El giro autoritario eclipsa a Mao y a Deng

Desde que llegara al poder en 2012, el presidente chino acapara cargos y elimina rivales

El giro autoritario eclipsa a Mao y a Deng
El giro autoritario eclipsa a Mao y a Denglarazon

Desde que llegara al poder en 2012, el presidente chino acapara cargos y elimina rivales

Ayer, horas antes de que Xi Jinping ofreciera el discurso del 40º aniversario del proceso de apertura y reforma iniciado por Deng Xiaopin en 1978, la agencia estatal de noticias Xinhua se adelantaba con un artículo titulado «Xi Jinping, el hombre que dirige la reforma de China hacia una nueva era». De un plumazo se quitaba de en medio al precursor de la transformación china y anteponía la figura de Xi, un líder que ha conseguido acumular tanto poder que es comparado con Mao Zedong, fundador de la República Popular China.

Más tarde, en la ceremonia organizada en el Gran Palacio del Pueblo de Pekín, las referencias a la figura de Deng quedaban eclipsadas en favor de los logros del actual mandatario que, desde que se convirtió en líder del Partido en 2012, ha hecho de «lograr el sueño chino» su máxima. Sus títulos acumulados suman una larga lista que no es equiparable a sus predecesores y lo sitúan en el centro de todos los asuntos. Ayer, en su alocución, Xi reafirmaba la supremacía del PCCh y, con ella, su poderío. Así es como lo describen algunos analistas, como «el líder chino más autoritario desde los tiempos de Mao» por su persecución contra opositores políticos, escritores y artistas disidentes.

Su campaña anticorrupción contra «tigres y moscas» le ha ayudado a poner entre rejas a un millón de funcionarios de alto y bajo rango, lo que le ha servido para eliminar a posibles contrincantes políticos. Además de haber logrado extender su mandato tras abolir en 2017 una cláusula de la Constitución china que limitaba la Presidencia del país a dos únicamente, su pensamiento quedó inscrito en la Carta Magna, algo reservado hasta la fecha únicamente a Mao y Deng.

Pero si la reforma sirvió para que China se abriera al mundo y se pasara página a los tiempos de Mao, la llegada de Xi al poder ha hecho lo propio con la figura de Deng. Incluso la exposición oficial «Grandiosa Reforma», organizada con motivo de aniversario en el Museo Nacional de Pekín, deja un papel secundario para el carismático dirigente y otorga a Xi el protagonismo absoluto de los éxitos del país. Convertido en el líder más autocrático de China, para algunos analistas Xi ha roto el legado político de sus predecesores y se ha erigido como el único líder de la nueva «era» china, en la que sin límites de mandato algunos temen se repitan los errores del maoísmo.