Hong Kong

Hong Kong recurre a una ley colonial para prohibir las máscaras en las protestas

La normativa, que no se aplicaba desde 1967, permite a las autoridades actuar sin el control del legislativo

Miles de manifestantes se han reunido hoy de nuevo para protestar contra el gobierno local/Reuters
Miles de manifestantes se han reunido hoy de nuevo para protestar contra el gobierno local/Reuterslarazon

La normativa, que no se aplicaba desde 1967, permite a las autoridades actuar sin el control del legislativo

Pasadas las seis de la tarde de ayer, Op y otras cuatro compañeras de clase andaban a gritos por la agitada calle de Nathan road. Allí, ofrecían mascarillas para cubrirse la cara a todo aquel con el que se cruzaban. «Estamos en contra de la ley, afecta a nuestra libertad, pero no tenemos miedo. Queremos que la gente sepa que Hong Kong está atrapada», le explicaba a LA RAZÓN la estudiante de secundaria. Junto a ella, sus amigas –todas vestidas con el uniforme escolar–, asentían. «¿Por qué no podemos llevar mascarillas en el colegio? Nos han dicho que si lo hacemos, llamarán a la Policía», apuntaba la joven de 14 años con una circular en la mano que debía entregar a sus padres al llegar a casa. En ella, se explicaba que el Ejecutivo de la ciudad había decretado la ley de emergencia para prohibir el uso de cualquier tipo de máscara a partir de las 00:00 horas de hoy y que sus progenitores debían firmarla.

Para lograrlo, se ha desempolvado la Ordenanza de Regulaciones de Emergencia, una norma de la era colonial que permite a las autoridades «imponer las normas que consideren deseables para el interés público» en caso de «urgencia y peligro». Y, lo que es más, sin necesidad de contar con la aprobación del Parlamento local. Por eso, desde que la líder de la ciudad, Carrie Lam, hizo el anuncio a las 3:00 de la tarde, muchos ciudadanos se echaron a las calles para protestar contra una ley que consideran puede traer en el futuro medidas aún más restrictivas, como imponer un toque de queda o censurar las redes sociales u otros canales de comunicación. Tal fue la respuesta que la ciudad volvió a sumirse en el caos con todas las estaciones de metro cerradas por primera vez en la historia, duros enfrentamientos entre Policía y manifestantes e incluso parte de un vagón de metro en llamas.

La medida prohíbe llevar las máscaras quirúrgicas tan comunes que los ciudadanos usan para protegerse de posibles virus; las de gas que los manifestantes se colocan para protegerse de los gases lacrimógenos; las de personajes famosos, como el popular V de Vendetta; o incluso pintura facial que no permita ser identificado. Aunque se contemplan excepciones por motivos laborales, religiosos o enfermedad, la Policía podrá detener a aquellos que cubran su rostro en público siempre que consideren que lo hacen para ocultar su identidad. Los que se opongan podrán ser multados con penas de seis meses a un año de cárcel y una multa de hasta 25.000 dólares de Hong Kon (unos 2.900 euros). «No es una decisión fácil, pero es necesaria» para «restaurar el orden», afirmó la mandataria antes de explicar que invocar una ley de emergencia no significa que el Estado lo esté.