Roma

El Gobierno italiano sobrevive a Berlusconi

«Il Cavaliere» no provocará, de momento, la caída de Letta, pero moviliza a la Prensa y a sus seguidores contra los jueces

Berlusconi se reunió ayer con el primer ministro italiano
Berlusconi se reunió ayer con el primer ministro italianolarazon

La condena a siete años de cárcel y a estar inhabilitado de por vida para ejercer cargos públicos que le cayó el lunes a Silvio Berlusconi por el «caso Ruby» no va a fulminar al Gobierno italiano, del que forma parte el partido de «Il Cavaliere», el Pueblo de la Libertad (PDL), pero sí que ha tensado al sector «berlusconiano» de la sociedad, que ha sacado a relucir su rostro más berroqueño. A los ultras del ex primer ministro no se les caía ayer de la boca la misma palabra: «puta».

Con ella titularon en su portada dos de los diarios más cercanos al magnate («Il Foglio» y «Libero») y también apareció en el eslogan de la concentración que Giuliano Ferrara, director de «Il Foglio», organizó en el centro de Roma. «Somos todos putas», podía leerse en el cartel frente al que Ferrara, amigo personal de Berlusconi, calificaba de «talibanes» a las magistradas que han juzgado al ex mandatario mientras se aplicaba carmín en los labios. De no ser porque está en juego la estabilidad política de la octava economía del mundo, la escena hubiera sido de opereta: Ferrara, que superará ampliamente los cien kilos de peso, ponía morritos para pintárselos de rojo al lado de una imagen silueteada a tamaño real de un sonriente Berlusconi y una enorme foto del ex dictador egipcio Hosni Mubarak.

La comedia la completaba la presencia entre los manifestantes de la novia de «Il Cavaliere», Francesca Pascale. Con un aspecto de señorona estirada pese a sus 28 años (efecto de la cirugía estética), Pascale defendió vehementemente a su septuagenario enamorado y dijo que ni ella ni Karima El Mahroug, alias Ruby, son prostitutas.

El recordatorio del ex presidente egipcio se debía a que «Il Cavaliere» asegura que llamó a la comisaría donde estaba detenida Ruby exigiendo que fuera liberada tras cometer un robo porque pensaba que era sobrina de Mubarak. Las magistradas consideraron que había un abuso de poder en su gesto. Además, también lo condenaron por haber inducido a Ruby a que se prostituyese cuando era menor de edad.

A poca distancia de la concentración liderada por Ferrara tuvo lugar la cena de trabajo que mantuvo el líder del PDL con el primer ministro, Enrico Letta. En el encuentro, previsto antes de que se conociera el fallo del tribunal, el tema estrella fue, por supuesto, la condena. Aunque al cierre de esta edición todavía no había concluido, se especulaba con que Berlusconi le planteó a su interlocutor que él mismo podía ser víctima en cualquier momento de la supuesta persecución judicial que sufre «Il Cavaliere», pero no amenazó con retirarle el apoyo de su partido. Otro de los temas de la reunión fue la posible subida del IVA, a la que el septuagenario político derechista se niega. Y la presión de la condena puede darle más armas para forzar a Letta a que rechace el aumento. En mitad de la tensión de ayer, sonaron como un clamor en el desierto las palabras del presidente de la República, Giorgio Napolitano, pidiendo estabilidad. «La continuidad de las instituciones es un elemento esencial, y no conlleva conservadurismo e inmovilidad», dijo.

El vía crucis judicial continúa

A Berlusconi aún le quedan bastantes estaciones en su vía crucis judicial. La próxima la tendrá mañana, cuando se espera el veredicto del Tribunal Supremo sobre el «caso Mondadori». En este proceso, Fininvest, el conglomerado empresarial de «Il Cavaliere», fue condenado en primera y segunda instancia por haberle quitado de las manos al empresario rival Carlo De Benedetti la división de libros de la editorial Mondadori y la revista «Panorama». Según los jueces, Fininvest se sirvió de métodos ilícitos, entre los que se encontraba el soborno a un juez. Berlusconi afrontará además mañana la audiencia preliminar del proceso abierto en Nápoles en el que está acusado de comprar senadores para hacer caer al último gobierno de Prodi.